La  dimensión social como elemento esencial en la vida del cristiano

9 noviembre de 2022

El salón de actos de la parroquia de Cristo de Rey de Jaén acogió, el pasado martes, la mesa redonda con el título «La importancia de la dimensión social de la fe», organizada por el Servicio para la Difusión de la Doctrina Social de la Iglesia de la Diócesis de Jaén. La actividad se enmarca dentro de las programadas con motivo de la Semana de los Pobres en Jaén, en torno a la VI Jornada Mundial de los Pobres, convocada por el papa Francisco. En la mesa redonda intervinieron el anterior director de Cáritas Diocesana de Jaén, Rafael López-Sidro; el responsable del Servicio para la Difusión de la DSI, Domingo Antonio Pérez, y Rafael Claramunt, miembro de este servicio diocesano. El vicario de Caridad de la Diócesis de Jaén, Juan Raya, presentó a los ponentes y subrayó la importancia de la Doctrina Social de la Iglesia, que calificó como: «Un tesoro que los cristianos tenemos bastante olvidado».

Rafael López-Sidro abrió la mesa redonda con una intervención en la que se marcó como propósito compartir su experiencia como cristiano. Partió de la premisa de que «la dimensión social y la fe son una misma cosa». Así, argumentó: «La fe no existe sin la dimensión social y la dimensión social del cristiano no puede entenderse si no es desde la fe». Abundó en esta idea con su experiencia personal y explicó que su trayectoria de compromiso social está fundamentada en la oración y en una predisposición de escucha ante lo que Dios demanda. «Soy un pecador, pero un pecador que está enamorado de Cristo, de Dios, de su Iglesia. De ahí surgió mi disponibilidad al servicio de la Iglesia y de los más pobres»,  aseveró López-Sidro.

El anterior director de Cáritas Diocesana de Jaén desgranó cuatro puntos que consideró fundamentales para vivir la dimensión social de la fe. El primero de ellos fue Dios Trino. Destacó la importancia del diálogo constante con Dios, en la oración, a través del que se nos demanda constantemente qué se quiere de nosotros como cristianos. «Dios -Padre, Hijo y Espíritu Santo- es una Trinidad infinita de amor. Qué mayor expresión de amor que su Hijo se haga hombre, al igual que nosotros. Y Jesús, al hacerse hombre, experimenta con nosotros la unión que él mantiene con Dios», defendió. 

López-Sidro centró en María el segundo de los pilares de su intervención, a la que identificó como modelo de compromiso y de entrega a Dios y a los demás. Para ello recordó el Magníficat y cómo en él se refleja la predilección por los más pobres: «Enalteció a los humildes, a los hambrientos los colmó de bienes». Por su parte, la persona fue el tercero de los puntos. «La transformación de la persona, el cambio de nuestro ser, de nuestra experiencia vital, es requisito esencial para una renovación real de las relaciones entre nosotros. Él está enamorado de nosotros. La persona tiene una dignidad única. Solo entre personas puede darse la amistad y el amor. Por haber sido hecho a imagen de Dios, somos llamados por la gracia a una alianza con el creador que ningún otro ser puede dar», explicó. Finalmente, la dignidad de la persona fue el último de los pilares abordados. Defendió que esta viene de Dios, por lo que la persona no puede ser instrumentalizada para fines ajenos. «Somos la gran obra de Dios y, por tanto, es necesario que veamos en las personas el rostro de Cristo».   

El compromiso social de los cristianos

El responsable del Servicio para la Difusión de la Doctrina Social de la Iglesia, Domingo Antonio Pérez, centró su intervención en compartir unas pinceladas básicas sobre qué es la Doctrina Social de la Iglesia (DSI) y cuál ha sido su papel en la historia de la Iglesia. Defendió, así, que «la fe tiene que tener, por fuerza, una vinculación con el compromiso social». Después de cuestionar a los asistentes sobre qué es, compartió una frase del papa Francisco, en la Exhortación Apostólica «Evangelii Gaudium», que vinculada la dimensión social a la evangelización: 

«Evangelizar es hacer presente en el mundo el reino de Dios. Pero ninguna definición parcial o fragmentaria refleja la realidad rica, compleja, que comporta la evangelización, si no es con el riesgo de empobrecerla e incluso mutilarla. Ahora quisiera compartir mis inquietudes acerca de la dimensión social de la evangelización precisamente porque, si esta dimensión no está debidamente explicitada, siempre se corre el riesgo de desfigurar el sentido auténtico e integral que tiene la misión evangelizadora».

Pérez ejemplificó en la cruz la vida del cristiano, que, por un lado, en la parte vertical «mira hacia Dios», y en la horizontal «a los hermanos, para abrazarlos». Dedicó el resto de su intervención a desgranar de dónde parte el compromiso social de los cristianos: «Brota de la Palabra de Dios, crece y florece de la experiencia de las primeras comunidades cristianas, se enriquece y se pasa de generación en generación, entre luces y sombras, a lo largo de la historia, se organiza sistemáticamente a partir del siglo XIX». Finalmente, animó a los asistentes a la mesa redonda a profundizar en la DSI, para lo que puso a disposición el servicio diocesano impulsado en su momento por el ahora obispo emérito de Jaén, Amadeo Rodríguez. 

La gran desconocida

Rafael Claramunt, integrante del Servicio para la Difusión de la DSI, cerró las intervenciones de la mesa redonda. Defendió que la DSI «no es un invento reciente, ni algo que se hayan inventado hace poco… Es de la Iglesia, parte de la Sagrada Escritura y es universal», aseguró. «Ojalá no existiera este servicio para darla a conocer y difundirla», dijo. Se remontó a 1891, con la «Rerum Novarum» de León XIII, pero lamentó que ha sido «la gran desconocida del último casi siglo y medio».

Opinó que hay muchos que han pretendido apropiarse de aspectos de los que la Iglesia lleva hablando muchos siglos, como solidaridad, bien común o dignidad en el trabajo, entre otros. Por ello, defendió el papel del servicio diocesano, que quiere mostrar que hay muchas situaciones en el mundo de hoy que «no son justas». «La justicia es otorgar a cada uno lo que le es debido», defendió, apoyándose en San Pablo y en Aristóteles. Finalmente, destacó el papel de san Juan Pablo II como ferviente defensor de la Doctrina Social de la Iglesia». A su término, se abrió un turno de intervenciones de los asistentes, que compartieron sus inquietudes ante el asunto abordado. 

Cáritas diocesana de Jaén

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