Itinerario de Adviento y Navidad 2017: Tómatelo en serio, esto no es un juego
4 diciembre de 2017Un itinerario para Adviento y Navidad
El itinerario de Adviento y Navidad que os proponemos está inspirado en el Plan Pastoral Diocesano de este curso 2017-2018, que nos invita a crecer en la comunión.
Lo que los cristianos celebramos en la Navidad es que «El Verbo se hizo carne» (Jn 1,14) o –como dicen las oraciones de las eucaristías y de la Liturgia de la Horas de este tiempo litúrgico– que ha tenido lugar un «admirable intercambio» por el que, tomando Dios condición humana, posibilita que nosotros, ofreciéndole nuestros dones, que son suyos, seamos semejantes a él.
La Navidad es la memoria del amor de un Dios, que en su misericordia insondable ha decidido acercarse a los hombres y hacer comunión con ellos. Para que los hombres aprendan a hacer comunión entre sí. Para que sean, por su modo de vivir y de actuar, una muestra visible de la comunión en que arde la Trinidad misma.
Los cristianos estamos llamados a entregarnos a este misterio de comunión, a ofrecer nuestra vida y a transitar por este camino de encuentro abierto por Dios mismo. Jesús ha querido compartir nuestra vida, patear nuestros caminos, sentir con corazón de hombre, amar como los hombres aman. Y nos enseña lo que tenemos que hacer: salir al encuentro del otro, amarlo y aceptarlo, sentirlo parte de nosotros mismos, dar la vida por él… hasta las últimas consecuencias. Cuanto más amor, más comunión. Cuanta más comunión, más vida auténtica.
¿Esto es un juego?
Hemos utilizado como soporte del itinerario un conocido juego de mesa de formar palabras, que nos brinda la oportunidad de aplicarlo al cometido esencial de nuestro Plan Pastoral Diocesano para este año. Este juego no lo puede jugar uno solo. Se juega en colaboración con los otros, poniendo las propias letras y las propias palabras, partiendo de las que han colocado los demás en el tablero. La comunión eclesial es también así: aceptamos a los otros, colaboramos con ellos, junto a ellos construimos la Iglesia y hacemos unidos la tarea que el Señor nos encomienda. Poniendo cada uno lo mejor de sí mismo, en corresponsabilidad. Y conscientes de que nuestra comunión no es sino reflejo y continuación de la comunión trinitaria: es decir, puro don.
Este itinerario no sustituye el sentido tradicional del Adviento
Este itinerario pretende ser solo un instrumento, una herramienta que pueda ser usada para dinamizar la vivencia del Adviento y la Navidad a nivel personal y en grupo. Pero no se «inventa» otro Adviento distinto del de toda la Iglesia. Por lo tanto, a la hora de usar los materiales que ofrecemos, no se puede perder de vista el contenido tradicional de este tiempo litúrgico para toda la comunidad creyente. en el documento de explicación del itinerario os incluíos unas breves notas sobre ese contenido, por si os pueden servir.
Un itinerario que puede ser usado a tres niveles
El itinerario que ofrecemos puede ser usado a tres niveles:
1) Para la parroquia en general:
para los fieles que acuden a la parroquia, pero no tienen más vinculación con ella que la participación en la eucaristía dominical o a algunas actividades que se organizan, pero no pertenecen a ningún grupo de pastoral ni de espiritualidad.
Para este colectivo está pensado el primer grupo de materiales. Se trata 7 carteles, uno genérico para todo el tiempo de Adviento, uno por cada uno de los domingos, uno para la festividad de la Inmaculada y uno para la fiesta de Navidad.
Los carteles se pueden usar para ambientar el lugar de la celebración o de la catequesis. Comenzando por un tablero de juego en el que aparece la oración del Adviento y la primera palabra colocada “comunión”, cada semana se irán añadiendo dos palabras cruzándolas con las anteriores, sacadas de la Palabra que se proclama en la eucaristía del domingo o de la fiesta. Se trata de palabras clave que resumen el contenido de la Palabra de Dios y que pueden ser usadas como recordatorio y como hilo conductor para las homilías.
2) Para grupos de la parroquia:
Para los grupos que tienen presencia y trabajo pastoral o reuniones de formación o de oración, hemos preparado un folleto en el que se explica el sentido general del itinerario y se ofrecen pistas muy sencillas para la reflexión personal o comunitaria, partiendo de la espiritualidad propia del Adviento y de la Palabra que se proclama en las eucaristías.
Este folleto se puede usar al comienzo del Adviento, si se tiene un retiro o reunión, para presentar el Adviento entero como un itinerario a seguir. O cada semana para hacer el “trabajo” que corresponde. Aunque una cosa no quita la otra.
3) En las redes sociales o medios informáticos:
El material se ofrece también para que pueda ser usado en las páginas web de las parroquias, en las redes sociales y en WhatsApp.
El lema del Adviento
El lema que lleva este itinerario es “Tómatelo en serio, esto no es un juego”. Nos invita a tomar en serio el tiempo de Adviento. A aprovecharlo, como tiempo de gracia que es, para escuchar la Palabra y dejarse interpelar por ella, y avivando el deseo de que el Señor llegue, poniendo nuestro esfuerzo y nuestras ganas para que su presencia sea viva y vivificante. Pera el lema también nos invita a tomar en serio la tarea que este curso hemos tomado como primordial en nuestro Plan pastoral diocesano: la de crecer en la comunión. Una y otra cosa pueden muy bien ir de la mano.
Un Adviento en cinco “pasos”
Para cada domingo o fiesta se ofrece un lema o propósito, al hilo de la Palabra de Dios proclamada, que servirá como recordatorio para la semana.
Aquí están todos los lemas:
Semana primera: Vigila tu juego.
Para jugar hay que estar atentos, El lema nos recuerda que el Adviento comienza por una llamada a la vigilancia, a estar atentos para descubrir la presencia y la llegada del Señor. Para ello, hay que mantenerse despiertos, alerta. Solo así podremos entrar en este tiempo de esperanza.
Por eso, a la palabra “comunión” que ya estaba en el tablero, se añaden ahora otras dos: “vigilancia” y “esperanza”.
Fiesta de la Inmaculada: Has sido elegido.
La fiesta nos recuerda que María ha sido elegida por Dios para ser madre de su Hijo. Pero la elección de María nos avisa de que también nosotros hemos sido elegidos, como nos dice la segunda lectura. Como nosotros nos hemos saltado las reglas del juego, colocando una palabra que no está pegada a las demás, también Dios se “salta” nuestras reglas del juego, rompiendo la lógica humana: su amor por nosotros le llevó a hacerse hombre a él que es Dios; y a nacer de una madre virgen; y a convertir a los esclavos en hijos. Solo en la conciencia de que la iniciativa viene de Dios y de que por pura gratuidad hemos recibido esta herencia de ser hijos suyos podremos seguir recorriendo el camino del Adviento y de la comunión. Se añaden las palabas clave “elección” y “herencia”.
Semana segunda: Cambia estrategia.
A veces, en el juego hay que cambiar de estrategia y pensar lo que más conviene. El segundo domingo de Adviento nos invita a pesar, a repensar nuestra vida y a cambiar; a convertirnos, quitándonos nosotros mismos del centro de nuestra atención y poniendo a Dios, solo a Dios, como centro; y, por ende, a los hermanos. Solo con este cambio de estrategia vital podremos percibir la ternura del Dios que es padre y madre, y, como nos enseña el profeta, pastor que apacienta con dulzura y delicadeza su rebaño. Las palabras nuevas en el tablero son, pues, “conversión” y “ternura”.
Semana tercera: Olvídate y goza.
Un juego sirve para disfrutar, para pasar un buen rato, olvidando agobios. El Adviento también es así. El Señor nos llama a salir del sufrimiento y del agobio y a vivir en la alegría. Pero no una alegría cualquiera, sino la que viene de la liberación que Dios nos regala. Esa sí que es una alegría duradera. El apóstol Pablo lo pide y lo repite: “Estad alegres”. Por eso, las dos nuevas palabras en el tablero son “alegría” y “liberación”.
Semana cuarta: Disponible siempre.
En el juego hay que estar siempre atentos, siempre dispuesto, esperando el propio turno. El Adviento nos enseña que hay que estar siempre disponibles para Dios. Atentos, porque él ha querido necesitarnos para realizar su proyecto, para extender su Reino. Atentos y disponibles como María, la madre de Jesús, pronta a decir “sí”, aunque no entendía, aunque aquello no parecía “razonable”. Este Adviento nos pide un “sí” a Dios, a su Palabra, a su plan para nosotros; y un “sí” a la comunidad, a los otros, a la comunión que ha de crecer justo cuando se acerca la fiesta de la comunión entre Dios y los hombres, realizada en la encarnación.
Dos palabras nuevas, pues, en el tablero de juego: “sí” y “liberación”.
Fiesta de Navidad: ¡Enciende la luz!
Muchas veces nos pasa en la partida que la tarde avanza y que la habitación empieza a oscurecerse. Entonces hay que encender la luz. Eso ocurre también a menudo en la vida: que los días se nublan y la existencia se vuelve gris. Pero Dios quiso salir al encuentro de los hombres y encender una luz grande para los que vivían en tierra y sombra de muerte, como dice Isaías. Jesús es la luz que vence toda tiniebla. Es la salvación; cuando viene él, no hay ganadores y perdedores: en este juego del amor de Dios todos salimos ganando.
No podía ser de otra manera: las dos últimas palabras que colocamos en el tablero son “luz” y “salvación”.
Cada “paso” tiene cuatro momentos
En el folleto encontrarás unas breves indicaciones para trabajar durante el domingo o fiesta correspondiente. Siempre habrá cuatro momentos sucesivos, inspirados en la dinámica del juego, pero ¡que van en serio!:
Coge fichas
Como en el juego hay que coger fichas, así en la vivencia del Adviento hay que recargar la propia alforja. Y eso solo se puede hacer con la Palabra de Dios. Por eso, el primer rato de la reunión lo dedicamos a eso: a leer la Palabra. Os damos unas frases escogidas, pero hay que ir, sin prisas, a los textos enteros del leccionario.
Mira el tablero
El segundo momento está dedicado a la reflexión. Sobre la Palabra leída, y también sobre la vida, sobre lo que estamos viviendo y está viviendo la gente. Para descubrir la presencia del Señor en la Palabra y en historia, en nuestra pequeña historia personal y en el devenir cotidiano de nuestra comunidad y de nuestro pueblo.
Piensa
El tercer momento es para la reflexión, para profundizar: para dejar que la Palabra de Dios ilumine nuestra vida. Y para hablarle, de manera muy sencilla, al Dios que nos habla. Por eso te ofrecemos también una muy breve oración, que ha de dar pie a la tuya, a la vuestra propia.
Usa tu turno
El cuarto y último momento llega cuando te toca poner tus fichas. Es el momento del compromiso. La Palabra, la mirada creyente a la realidad y la oración tienen que llevarnos al compromiso. Aquí os damos alguna indicación, pero, si aprovecháis el juego, seguro que el Señor suscita en vosotros la urgencia de hacer cosas concretas para que el Adviento crezca en vosotros y la comunión sea más efectiva.
Una celebración comunitaria del sacramento de la penitencia
En muchas comunidades hay costumbre de hacer una celebración comunitaria del sacramento de la reconciliación en el tiempo de Adviento. Os ofrecemos, por si os sirve, un posible modelo.
A todos, ¡un provechoso Adviento!
Materiales de trabajo: