Vidas de Jesucristo en la literatura
7 marzo de 2024Vengo aquí a hablar de algunas de las vidas escritas sobre Jesucristo en el universo de la literatura, especialmente en el siglo pasado. No hablo de obras escritas desde la Teología Dogmática, Bíblica o Pastoral, si bien las hay de gran calidad literaria. Tampoco refiero las publicadas y basadas en los evangelios apócrifos, y con propósito divulgativo. Escribo, y solo a beneficio de inventario, es de esas otras “vidas” de Jesucristo que, por sus autores y difusión, pueden encuadrarse en los cánones de la ficción literaria. “La literatura no es otra cosa desde su origen, que un sueño dirigido”, según Jorge Luis Borges quien, por su parte, escribió en “Los conjurados” (1985), una reflexión sobre el Jesús histórico. De sus cuentos es significativo dentro de su antología titulada “El informe de Brodie” (1970), el llamado “El evangelio según san Marcos”. Y es que la literatura es “Una expedición a la verdad, una búsqueda de la verdad”, en el sentido kafkiano de toda obra literaria. Y es esa la expedición, esa búsqueda la realizada por algunos escritores que se han acercado a biografiar a Jesucristo por caminos más o menos transitables. Unos son creyentes, otros no; pero todos han buceado en ese mundo de la verdad kafkiana. Traigo aquí algunos de ellos sin que en su orden busque preferencia alguna.
La primera y más conocida, dada la influencia que tuvo posteriormente, fue “Historia de Cristo” (1921), de Giovanni Papini, que supuso una puerta abierta para otros escritores católicos que no se atrevían, temerosos de encontrar a su paso una larga historia de condenas eclesiásticas, recordando la ya clásica “Vida de Jesús” (1863), de Ernest Renan. Papini hace una interpretación de los distintos momentos de la vida de Jesús y, alejándose del estilo biográfico tradicional, se centra en la espiritualidad del personaje. En España, en donde tan solo Pérez Galdós se atrevió a tocar al personaje, si bien lo hizo usando un trasunto literario en el protagonista de su novela “Nazarín” (1895), llevada al cine por Luis Buñuel y protagonizada magistralmente por Francisco Rabal, hubo alguien que intentó hacer algo parecido, influenciado por la obra de Papini. Fue José María Gironella, el escritor español, injustamente denostado y olvidado hoy pese a ser el escritor con mayor número de ventas. El autor ampurdanés realizó una visita a la tumba del escritor italiano, con la idea de hacer algo parecido a su biografía, pero propio. Fue grande el impacto de la obra de Papini leída en una de sus profundas crisis psicológicas. No acabó escribiéndola más por respeto que por temor a la censura, ya casi nula en sus últimos años.
Entre los creyentes destaco, aunque ésta es del siglo XIX, “Vida de Cristo” 1849), de Charles Dickens; “Vida de Jesús” (1936), de François Mauriac; “Rey Jesús” (1946), de Robert Graves (1946) y que fue explotada por las superproducciones de Hollywood. Obras mayores o menores basadas en pasajes concretos de la vida de Jesús pueden encontrarse en novelas o relatos dispersos de autores, conversos al cristianismo, como George Bernanos, Julian Green, Paul Claudel, Charles Peggy o Graham Green.
Hay, por otra parte, no pocas obras de este tema escritas en los márgenes de la ortodoxia y con mayor o menor éxito. Enumero algunas de ellas sin entrar en valoraciones, aunque su influencia ha sido destacada cuando han sido llevadas al cine. Es el caso de “La última tentación de Cristo” (1953), de Nikos Kazantzakis, obra que le supuso al autor su excomunión por parte de la Iglesia Ortodoxa Griega. Otros, se confiesen creyentes o no, se sitúan ellos mismos en los márgenes de cualquier confesión u ortodoxia religiosa. Entre ellos está con su “Jesucristo y el juego del amor” (1978), Anthony Burgess, seguido por “El reino de los réprobos”. Más recientemente Norman Mailer escribió “Evangelio según el Hijo” (1997). Mailer, judío educado en la tradición laica norteamericana, considera a Jesús una figura apasionante. “No desea ser blasfemo sino expresar por escrito una visión humanista de Jesús” confesó en una entrevista. Quizás el más provocativo, sin quietarle su valor literario, es José Saramago en su “Evangelio según Jesucristo” (1991), una manera de abordar el tema desde la orilla del ateísmo, pero no de la indiferencia, muy al estilo del escritor portugués, autoexiliado de su país tras las críticas por esta novela. El escritor estadounidense Gore Vidal, con tintes obscenos escribió “En directo desde el Gólgota”. En la misma línea, Carlo Levi, el más excéntrico, y con deseo provocador, lo hizo con su “Cristo se detuvo en Éboli”. No son estas obras perdidas. Por el contrario, por esas curiosas razones del mundo editorial, fueron éxitos de ventas en su momento y en países distintos. Sobre este asunto se ha publicado recientemente “La vida de Jesús en la ficción literaria”, de Theodor Ziolkowski , y de cuyo contenido no quisiera opinar ahora.
A modo de coda, pues necesitaría más espacio, merece un lugar destacado en este asunto, la gran tradición de la literatura rusa en la que la imagen de Jesucristo ocupa un lugar especial. Fue grande su influencia en el pensamiento religioso de Tolstoi, quien, por sus escritos, acabó excomulgado de la iglesia oficial rusa. Sin embargo, es Dostoievski, defensor de la ortodoxia rusa, el que, en su obra, fija con mayor claridad la figura de Jesús. Su comprensión de Cristo adquiere dimensiones especiales, con paginas sublimes, en “El idiota” y en “Los hermanos Karamazov”. Del mundo literario rusa cabe destacar “El cristo humillado. Ensayo desde la literatura y el pensamiento rusos”, por Nadezha Gorodetski. Hasta aquí lo que podría ser la primera de una presentación mas amplia del tema abordado.
Juan Rubio Fernández
Sacerdote, escritor y periodista