Después de 166 años, el Boletín Eclesiástico de la Diócesis se despoja del papel y se reviste del ropaje virtual

31 octubre de 2024

El lunes, día primero de marzo de 1858, la imprenta de Don Narciso de Guindos, en la ciudad de Jaén, el primer número del Boletín Eclesiástico de la Diócesis de Jaén, publicación periódica que, no interrumpida desde entonces, salvo en los años de la guerra civil, es hoy el medio de información decano de las publicaciones periódicas de prensa provincial. En el pasado mes de julio de este año de 2024, y a través de una comunicación interna, se ha informado a las parroquias, destinatarias obligadas de dicha publicación desde sus orígenes, que la veterana publicación, dejará de publicarse en papel para pasará a formato digital. Desde su fundación, esta emblemática y señera publicación religiosa, se ha venido publicando con periodicidad semanal, quincenal, mensual, bimensual, trimestral e incluso bianual, como viene siendo en los últimos años. Guardan las páginas de este boletín, y a lo largo del más de un siglo y medio de vida, gran parte de la Historia de la Iglesia diocesana, pero también de la Iglesia en España y de la Iglesia Universal. También guarda una parte especifica de la Historia de esta provincia. Y toda ella está recogida en crónicas, documentos, cartas pastorales, necrológicas, textos oficiales o noticias de publicaciones de libros y revistas. Hay en ellas muchos nombres registrados, nombres olvidados y recuperados en listados de aportaciones solidarias a causas nobles.

UNA VISITA A SUS ORÍGENES: Fue el obispo D. Tomás de la Roda y Rodríguez, quien, con un decreto firmado por el entonces Secretario de Cámara y Gobierno del Obispado de Jaén, Don Maximiano Ángel y Alcázar, con fecha del 1 de Marzo de 1858, ordenaba la publicación del Boletín Eclesiástico de la Diócesis de Jaén. El decreto integro está en la columna izquierda de las dos que aparecen publicadas en la portada del primer número que lleva la misma fecha del decreto. Con el pie de imprenta al final de la última página, se hace constar el lugar de impresión ya mencionado. Consta este primer número de tan solo cuatro páginas, de 10 cuartos de dimensiones, “al precio de cuatro reales al mes que han de pagarse por adelantado”. En la cabecera se incluye la periodicidad de la publicación: “Todos los Sábados y demás días que disponga el Excmo. e Ilmo. Sr. Obispo”. Igualmente se hace constar que este boletín, cuya adquisición “es obligatoria para todos los párrocos de la Diócesis”, tiene como objetivo “dar cuenta de las circulares y de las comunicaciones del obispado”.

Es por la fundación de esta publicación diocesana, por lo que pasó a la historia este prelado granadino, nacido en Murtas (Granada) en 1779, que, desde la sede de Menorca, fue trasladado a la de Jaén el 27 de julio de 1857, meses antes de fundar el boletín y solo diez días antes de su fallecimiento en Jaén el 11 de marzo de 1858 con 79 años de edad. Doctor en Teología y en Derecho Civil y Eclesiástico, en 1848 era canónigo del cabildo Metropolitano de Granada, y durante un largo periodo de 34 años, había sido párroco de su pueblo natal, Murtas, en donde fue testigo de la invasión francesa de 1808 y de sus efectos devastadores.

IMPORTANTE PAPEL EN LOS AÑOS POSTERIORES: La publicación que fue continuada por el obispo Rosales, tuvo una gran importancia unos años más tarde coincidiendo con el pontificado del Obispo Antolín Monescillo y Viso, quien, dadas sus dotes como publicista y escritor, hizo de ella un destacado vehículo de las corrientes del integrismo del momento, cercanas a Nocedal Carbonero y Sol y a la causa carlista. El contenido del boletín durante su pontificado ofrece una rica información del periodo histórico del Sexenio Revolucionario, en el cual, y por un tiempo, el prelado fue elegido diputado en las Cortes Constituyentes por su provincia natal, Ciudad Real. Sus escritos y discursos en parlamentarios, recogidos en el boletín tuvieron un gran eco a nivel nacional. En unos años en los que se fundaron muchas cabeceras de periódicos provinciales, la Iglesia carecía de un periódico propio y el boletín cubrió la laguna con funciones abiertamente periodísticas. Y así siguió con el Obispo González hasta que, en la última década del siglo, un grupo de periodistas, ligados al madrileño “Siglo futuro”, miembros destacados del núcleo duro del carlismo provincial, fundaron el periódico “El Pueblo Católico”, que, pocos años después, fue abandonando el extremismo integrista y conducido a terrenos menos convulsos por influjo de los dos obispos “liberales” posteriores. Guisasola y Castellote que convirtieron el periódico en el órgano oficial de la Diócesis , siguiendo como fuente de noticias el Boletín Eclesiástico.

Ya en el siglo XX, continuo su andadura con épocas de mayor o menor acierto e importancia, y siempre sirviendo como única vía de información religiosa oficial, paralela a la “oficiosa” del “Pueblo Católico”. Así hasta que, en 1936, con motivo de la guerra civil, dejó de publicarse, para volver en 1939, aunque integrado en el Boletín de la Archidiócesis de Granada. Fue con el nombramiento del Obispo García de Castro cuando volvió a publicarse en la Diócesis y de forma independiente. Así siguió en los pontificados posteriores de Romero Mengíbar y los primeros de Miguel Peinado, ya que, en 1972, pasó a publicarse conjuntamente con los del resto de las diócesis de la Provincia Eclesiástica de Granada. En esta época hay que destacar la labor de tomas de la Torre quien, recogiendo su espíritu inicial, publicaba en cada número una amplia crónica de la vida diocesana.

EL BOLETÍN EN LAS ÚLTIMAS DÉCADAS: Con la llegada del obispo García Aracil, vuelve a publicarse de forma independiente, esta vez adscrito al Servicio de Publicaciones de la Diócesis y limitando su contenido a las comunicaciones oficiales, pasando los temas informativos al periódico diocesano “Iglesia en Jaén” que él funda, emulando “Iglesia en Valencia”, su diócesis nodriza. Los primeros números estuvieron coordinados por una triada de sacerdotes compuesta por Tomas de la Torre, delegado diocesano de medios de comunicación, José Manuel Olid, Director del Servicio de Publicaciones y yo mismo, entonces con tareas periodísticas en la prensa generalista provincial. Pocos meses después, el nuevo periódico quedó bajo la única dirección de José Manuel Olid, pasando Tomás de la Torre a realizar tareas propias de su cargo como delegado de medios de comunicación, con presencia frecuente en Cope, Diario Ideal y en las oficinas de Odisur. El Boletín quedó reducido a un mero transmisor de comunicados oficiales y coordinado por la Secretaria General del Obispado, a cargo entonces de Rafael Higueras Álamo. En la misma dinámica siguió la publicación con Ramón del Hoyo hasta el actual pontificado de Sebastián Chico, si bien con otros directores como Antonio Pozo y Antonio Garrido de la Torre.  A éste sucedió la actual directora de” Iglesia en Jaén”, Dolores Ocaña, continuando el boletín en el mismo contenido, el que ha seguido desde García Aracil en manos de Secretaria General, desvinculado ya del todo de la información religiosa diocesana que tiene varias plataformas coordinadas por la Directora de la Oficina de Prensa, la mencionada Sra. Araque.

MIRANDO AL FUTURO. Tres sugerencias quisieran aportar ahora, cuando esta publicación, inicia una nueva etapa, y de cara al futuro. La primera que, por parte de los responsables del mismo, la Secretaria General del Obispado, las ediciones próximas en PDF se guarden en formato digital y en papel. La segunda que, por parte de la Delegación Diocesana de Medios de Comunicación, o bien por parte de los responsables de los Archivos Diocesano y Catedralicio, así como de las Biblioteca del Seminario, se complete la colección con todos los números desde sus inicios y se proceda a su digitalización. Por último, creo que esta publicación necesita de un estudio detallado e histórico que, dada su riqueza, puede ser materia para la elaboración de alguna tesis académica.

Juan Rubio Fernández
Sacerdote, escritor y periodista

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