La institución de la Eucaristía y el lavatorio de los pies marcan los oficios del Jueves Santo
14 abril de 2022
Con la celebración de la Cena del Señor daba comienzo, esta tarde en la Catedral, el Triduo Pascual. Tres días solemnes, en los que los cristianos rememoramos la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo.
El Obispo de Jaén, Monseñor Chico Martínez, se dirigía, poco antes de las 7 de la tarde, al primer Templo de Jaén. Allí, se congregaban numerosos fieles que quería participar en la celebración Eucarística en el día del amor fraterno, una celebración, que, a pesar del uso obligatorio de la mascarilla, recupera el esplendor y la normalidad anterior a 2020.
En la Puerta del Perdón, los seminaristas, que han acolitado la celebración, daban a besar el Lignum Crucis al Prelado jiennense, para el que es su primera Semana Santa como Obispo del Santo Reino.
La celebración ha estado concelebrada por el Obispo emérito, Don Amadeo Rodríguez Magro y una amplia representación del Cabildo Catedral.
Las lecturas han estado participadas por miembros de la Cofradía de la Buena Muerte y el salmo por uno de los seminaristas. El Evangelio fue proclamado por el Rector del Seminario, D. Juan Francisco Ortiz.
El acompañamiento musical corrió a cargo del canónigo emérito D. Alfonso Medina, al órgano, y las voces las han puesto el canónigo D. Emilio Samaniego y los seminaristas.
En la homilía
El Prelado jiennense ha comenzado su predicación explicando las lecturas proclamadas. En este sentido ha abundado en la idea de que “El Antiguo Testamento nos introduce en el marco de aquella cena de despedida, con las prescripciones de la cena pascual judía, pero será Pablo quien nos recuerda el contenido central de nuestra celebración. El texto de Juan, en cambio, nos descubre los sentimientos de piedad, de servicio, de obediencia y de amor con los que Cristo se acercó al momento culminante de su muerte y vivió aquella vigilia memorable de su Pasión, en la que nos anticipaba el misterio de su entrega en la Cruz”.
Del mismo modo, ha querido profundizar en el significado de este día del amor fraterno, el que llevó a Cristo a entregar la vida por sus amigos: “Desde aquel primer Jueves Santo este amor de Cristo entregado a la muerte por nosotros es el cimiento del mundo, la fuerza invisible que ilumina las mentes de los hombres y purifica nuestros corazones del pecado y de la corrupción, es el gran amor que nos abre el camino hasta Dios y nos hace capaces de amar sinceramente a los demás, amigos y enemigos, como verdaderos hermanos”. Don Sebastián ha querido significar la importancia de la labor de Cáritas, en este Jueves Santo: “En el día del amor fraterno se nos llama a que seamos generosos con Cáritas, para que, a través de esta realidad eclesial, podamos atender en nombre de todos nosotros, en nombre de la Iglesia, las necesidades de nuestros hermanos necesitados: los pobres, transeúntes, inmigrantes, los refugiados, los que no tienen un hogar”.
Para finalizar su homilía y antes del lavatorio de los pies, el Obispo de Jaén ha manifestado, “Este es el mundo nuevo que ahora quiere que nazca de su muerte vivida como entrega y sacrificio. Un mundo en el que los hombres reconozcan la soberanía de Dios y aprendan de Él a vivir como hermanos en la verdad, el amor y la generosidad. Jesús nos dio la lección suprema sobre la naturaleza del verdadero amor”.
Lavatorio de los pies
Humildad y servicio son dos de los signos que encierran este gesto que cada Jueves Santo se repite y que rememora el lavatorio de Jesús a sus discípulos antes de la institución de la Eucaristía. Después de dos años suspendido a causa de la pandemia, el Obispo se ha despojado de su casulla, se ha ceñido una toalla y ha ido lavando los pies a doce fieles que situados en el presbiterio han hecho las veces de apóstoles.
Monumento
Al concluir la Eucaristía, se realizó la reserva del Santísimo. Los seminaristas abrían la procesión con la cruz y los ciriales. A continuación, los concelebrantes, con velas que abrían paso al Cordero Eucarístico. El Obispo, con Copón que contenía la reserva eucarística, bajo palio cerraba el cortejo. Desde el Altar Mayor del templo Catedral, se dirigieron, acompañados por un numeroso grupo de fieles, hasta la Cripta del Sagrario, allí estaba instalado el Monumento. Tras proceder a la reserva del Santísimo, el Obispo se arrodilló ante Él, y se hicieron unos minutos de silencio y adoración, que concluyeron con el cántico Tantum Ergo.
Galería fotográfica: «Jueves Santo 2022»
De nuevo, en procesión, el Pastor del Santo Reino, junto con el resto de los canónigos, seminaristas y concelebrantes regresaron a la Catedral, concluyendo así la Cena del Señor del Jueves Santo.
La Cripta permanecerá abierta durante toda la noche y miembros de la Adoración Nocturna celebraron una vigilia de oración y adoración.
La celebración de mañana, Viernes Santo, dará comienzo a las cinco de la tarde. Al concluir, el oficio de la Pasión del Señor, siguiendo la secular costumbre, el Obispo impartirá la bendición con el Santo Rostro desde los balcones de la Catedral.