En Pentecostés, una treintena de personas se reencuentran con Cristo en los Cursillos de Cristiandad
13 junio de 2019La fecha elegida fue providencial. Después de algunos años sin que en la Diócesis se hubieran impartido Cursillos de Cristiandad, fue el fin de semana de Pentecostés, cuando este movimiento de primer anuncio volvió a congregar a un grupo de fieles para celebrar un Cursillo, durante el fin de semana.
Éste tuvo lugar en la Casa de Espiritualidad de San Juan de Ávila, en la Yedra. Organizado por la Diócesis, a propuesta del Obispo, Don Amadeo, y apadrinados por el movimiento de Cursillos de la Diócesis de Córdoba.
Desde el jueves por la tarde y hasta el domingo treinta personas, unas más alejadas de la Iglesia y otras más cercanas, tuvieron un encuentro personal y vivencial con Cristo. Con Cristo amigo y Padre. Con Cristo vivo y cercano. Con el amor de Dios y también con la Iglesia.
El Obispo llegaba a la Casa de Espiritualidad de la Yedra poco antes de las 8 de la tarde, donde fue recibido por un centenar de miembros del Movimiento de Cursillos de Cristiandad llegados desde Córdoba, Sevilla y algunas localidades de la Diócesis que quisieron acompañar a los cursillistas.
Pasadas las 8 de la tarde con el himno «De colores» recibieron a los cursillistas entre aplausos y mucha emoción. Los rostro de los treintena de personas que durante el fin de semana habían participado en esta experiencia reflejaban mucha emoción.
Los representantes de los equipos fueron saliendo para exponer la experiencia grupal que habían vivido. Todos coincidían en algo: había podido sentir el amor de Dios de una forma intensa, algunos como nunca antes lo habían sentido.
Después, de forma individual, los participantes, entre ellos, tres sacerdotes diocesanos dieron su testimonio sobre estos tres días: encuentro, paz, plenitud, sentido de la vida. Esas palabras fueron comunes a todos los testimonios. Otros, además, añadían que habían podido descargar una mochila que les pesaba, que habían participado de los Sacramentos de una forma profunda y distinta y que había sido una experiencia única y transformadora en su vida, que le iban a recomendar a sus familiares y amigos. Todos agradecieron la oración a tantos cursillistas que habían pedido por estos días desde fuera, así como a los mensajes de apoyo y ánimo que habían recibido de tantas personas, que sin conocerlos, habían pedido a Dios la intercesión para que todo saliera bien.
También le dieron la palabra a personas que ya son parte del movimiento Cursillos de Cristiandad. Estos, desde su experiencia, les recomendaron que estos días de retiro no provocara en ellos un «efecto gaseosa», sino que apoyaran su vida en tres pilares: la oración, la formación y la acción.
Los miembros del Equipo también expresó su experiencia, y todos manifestaron que Dios siempre hace nuevas todas las cosas. Aunque todos ellos habían vivido la experiencia de Equipo, el Espíritu Santo, de nuevo, se volvía a hacer presente, transformando los corazones de todos los participantes en el Cursillo.
Por último, tomó la palabra el Obispo de Jaén, quien en su intervención comenzó dando las gracias al Equipo, proveniente de Córdoba que había dado el Cursillo. Don Amadeo explicó que «se refleja en la preparación del Cursillo en el desarrollo, en el acompañamiento… la vida de la Iglesia, en toda su autenticidad y en toda su verdad. Nos hace ver el calor de la Iglesia, la fuerza e ilusión de la Iglesia». El Obispo diocesano expresó que de nuevo han regresado a la Diócesis de Jaén los Cursillos. Comenzaba una nueva etapa y recordó que estos han sido los primeros, pero que en el calendario hay ya previstos varios a desarrollar cada año.
Del mismo modo, el Prelado jiennense recordó la importancia de las experiencias de primer anuncio y más en una Iglesia en Misión como es la de Jaén. Experiencias para descubrir con fuerza, como os ha pasado a vosotros, el amor de Dios en primera persona. A la vez, recordó su trayectoria al lado del Movimiento de Cursillos de Cristiandad. El fue el responsable de Cursillos de Cristiandad en su Diócesis de origen, de Badajoz. Y a lo largo de su recorrido de responsabilidad había estado muy relacionado siempre con este movimiento. Concluyó mostrando su satisfacción porque el movimiento estuviera de nuevo en la Diócesis y el acto finalizó con el rezo del Ángelus.