De Alcaudete mana la “Fuente Santa Misionera”
29 enero de 2019Si pudiésemos comprimir lo vivido este fin de semana en Alcaudete, lo haríamos en dos palabras: alegría y unión.
Alegría contagiada por nuestros niños, que vivieron la mañana del domingo como algo diferente y nuevo, algo que siempre recordarán. Al grito de “El Amor de Dios es maravilloso”, que entonaban por las calles, iban despertando a algunos paisanos que atónitos, se contagiaban de los más pequeños. Y unión, vivida en torno a la Cruz Misional de todos los mayores, feligreses de las parroquias de Santa María La Mayor y San Pedro Apóstol, que siendo en su mayoría cofrades, abrazamos la Cruz de Cristo saciados por la Fuente Santa que ampara nuestro pueblo desde hace siglos, nuestra Madre la Virgen de la Fuensanta.
Y es que Alcaudete ya se preparaba, desde muy temprano, el sábado día 26, para recibir esa misma noche la Cruz de la Misión. Había engalanado su Blanco e inmaculado Santuario, con unas lonas desde el parque, con frases de aliento y ánimo que, ya en la Misa de Apertura de la Misión, dijo nuestro Obispo, Don Amadeo Rodríguez Magro, el pasado 13 de enero.
Por la noche, a las 21.30 horas recibíamos la Cruz en la Plaza, para vivir con las clarisas un rato de oración en torno a Jesús Sacramentado. El frío de la noche se mitigó tras una chocolatada que ofrecieron nuestras monjas del Convento de Santa Clara.
A la mañana siguiente, el repique de las 12 campanas del Santuario de Nuestra Señora de la Fuensanta, nos congregaba para comenzar desde las mismas plantas de nuestra Madre, el Vía Crucis de la Misión. Un recorrido que desde el Camarín de Nuestra Señora, nos llevó por todas las casas de las cofradías, hasta la Iglesia Parroquial de Santa María La Mayor, donde celebramos la Santa Misa de Misión Diocesana.
Tras la misma, se continuó el Vía Crucis hasta la Iglesia Parroquial de San Pedro Apóstol. Su párroco, D. Manuel Carmona, y su feligresía la recibieron con regocijo, celebrando una hora santa por la tarde.
Edmundo de Torres
Alcaudete