Con una Eucaristía conmemora su aniversario como Obispo de Jaén, Monseñor Chico Martínez

25 noviembre de 2022

Primera vuelta al sol la que como Obispo del Santo Reino ha girado Don Sebastián Chico Martínez. Para celebrarlo, presidirá la Eucaristía de clausura del Encuentro diocesano de Cofradías. Tendrá lugar a la 1 de la tarde, este domingo, en el mismo presbiterio donde tuvo lugar su inicio de episcopado, el 27 de noviembre de 2021.

Llegaba a Jaén, procedente de la Diócesis de Cartagena, la fría mañana del 26 de noviembre. Su primera parada, la primera localidad frontera con Granada, Noalejo, donde fue recibido por los sacerdotes de ese arciprestazgo y por los fieles de este pueblo. Allí pronunció su primera declaración de intenciones: desde mañana, comenzaré a lavaros los pies, a cada uno de vosotros, en el servicio de la caridad”. Tras hacer parada en el Santuario de la patrona de la Diócesis, la Virgen de la Cabeza, bajo cuyo manto puso su episcopado, llegó a Jaén para dar comienzo a un episcopado marcado por la sinodalidad, los jóvenes, la atención particular al clero y su desvelo por el surgimiento de nuevas vocaciones al magisterio sacerdotal.

Don Sebastián Chico Martínez (Cehegín, 1968), recibía el báculo de San Eufrasio de manos del Nuncio de Su Santidad en España, en la mañana del 27 de noviembre de 2021, convirtiéndose, así, en el septuagésimo sexto Obispo de la diócesis jiennense. En una solemne celebración, en la Catedral, en la que se dieron cita casi cuarenta prelados, y alrededor de 2.000 fieles de toda la provincia de Jaén y también llegados de su diócesis natal.

En sus primeras palabras como Obispo expresó las líneas maestras en las que apoyar su labor episcopal como pastor de la Iglesia de Jaén: el servicio, las personas más desfavorecidas, y los jóvenes. “Vengo con el único programa de unirme a vosotros y caminar juntos, como vuestro servidor, de todos, pero de forma especial de los pobres, los débiles, los enfermos, los que no tienen hogar, los migrantes… Pienso, de manera especial, en los pobres y necesitados, en las familias en dificultad, en las personas que no tiene vivienda, en los maltratados, en los presos, en los que no tienen trabajo y viven en precariedad económica, sobre todo pienso en el gran número de jóvenes que están viviendo en esta circunstancia, en los temporeros que no son tratados con dignidad, en los que sufrís las consecuencias directas o indirectas de esta pandemia… a todos vosotros, sabed que contáis con el amor preferencial de Dios. Sois las llagas abiertas de Cristo que tenemos que besar con nuestra atención, cercanía y ternura”.

Su primera ocupación fueron los sacerdotes. Se reunió con todos y cada uno de ellos por arciprestazgos. Así, el Prelado jiennense fue conociendo, personalmente, a sus primeros colaboradores, y la organización de la vida pastoral diocesana. Encuentros en los que mostró su cercanía con los presbíteros, su preocupación por su vida personal y familiar. Unas reuniones en las que los sacerdotes fueron explicando sus inquietudes, su visión de la realidad eclesial diocesana y sus expectativas respecto al nuevo pastor.

La visita a pequeñas parroquias durante el Adviento y el ir conociendo realidades de la Iglesia de Jaén fueron los primeros pasos que dio como Prelado. Visitas que fue combinando con otras de carácter más protocolario en las que se puso al servicio de las autoridades locales, provinciales, militares y autonómicas.

En enero acudió a la visita Ad Limina, donde presentó ante su Santidad el Papa Francisco a la Iglesia de Jaén. Una entrevista en la que Don Sebastián le trasladó al sucesor de Pedro el cariño y el afecto de los jiennenses “El colofón de la visita ad limina– expresaba el Obispo jiennense- ha sido el encuentro con el Santo Padre. Ha sido un regalo, un encuentro de tres horas en un ambiente de fraternidad y cercanía, de unos hermanos hablando, en torno a una mesa, con su hermano mayor”. En este sentido, Don Sebastián afirmaba que la audiencia papal ha sido “un momento de gracia y de comunión eclesial con ‘Pedro’ de las iglesias locales que representábamos cada uno de los obispos”.

Cercano al mundo cofrade, Don Sebastián ha mantenido un trato cercano y habitual con las cofradías y hermandades de toda la Diócesis desde su llegada. Se dejó ver en distintas manifestaciones públicas de fe durante toda la Semana Santa, tanto en la capital como en distintas localidades; y a lo largo de este año no han sido pocas las hermandades que han contado con su presencia en algunas de sus fiestas principales.

No sería hasta mayo, coincidiendo con la celebración del patrón del clero secular español, San Juan de Ávila, cuando Don Sebastián Chico hizo público a su equipo de Gobierno. Un grupo de sacerdotes jóvenes pero con trayectoria pastoral, que forman un grupo homogéneo y compacto y en los que el Obispo se apoya para llevar a cabo su gobierno diocesano.

En la jura de los cargos de los miembros del Consejo de Gobierno, Monseñor Chico Martínez explicó que, como Pablo, “somos siervos de Cristo, servidores del Señor. Así tenemos que presentarnos, así tenemos que vernos ante nosotros mismos y presentarnos ante Dios y presentarnos también ante aquellos a los cuales la Iglesia nos manda. Atender, apacentar acompañar incluso también a guiar a nuestros hermanos”. Animando a sus consejeros más directos a no perder nunca “esa alegría en nuestro servicio, en nuestra entrega, en nuestra atención a los hermanos”.

El nuevo Consejo cambia de estructura, organizándose por Vicarias de zona frente a las de área que habían primado en la anterior etapa. A la vez, Don Sebastián propone una reestructuración de la curia diocesana adaptándose al nuevo camino sinodal que la Iglesia particular de Jaén está recorriendo en pro de una conversión pastoral, para responder a las nuevas necesidades de organización del funcionamiento de la Diócesis.

La primavera llegó con la presentación de las conclusiones a un año de trabajo por parroquias, movimientos, arciprestazgos, delegaciones… frente al reto del Sínodo de la Sinodalidad. Propuestas de cambio, que sin perder un ápice de autenticidad con la doctrina, quiere volver al espíritu de las iglesias primitivas. Muchas aportaciones, muy trabajadas, puestas en oración y en la que la palabra cambio resonaban en todas ellas.

En verano, Don Sebastián conoció, por un lado la riqueza cultural de la Iglesia jiennense que durante los meses de julio y agosto celebra innumerables fiestas patronales, casi todas con fervor mariano. Junto a este adentrarse en la realidad de la diócesis de Jaén, el Obispo dedicó parte del verano a estar con los jóvenes, participando en la Peregrinación Europea de Jóvenes cuyo destino era Santiago de Compostela.

A la sinodalidad desde la conversión pastoral: las conclusiones que llegaron tras el trabajo del Sínodo fueron la semilla para el trabajo pastoral del nuevo curso: «Algo nuevo está brotando, ¿no lo notáis? (Is 43,18)», con el que se alude al proceso de conversión pastoral que se quiere incoar en la diócesis a todos los niveles y también a la especial atención que la diócesis quiere conceder a la pastoral con jóvenes y para jóvenes en este año enmarcado en  la Jornada Mundial de la Juventud en Lisboa.

Junto a este marco de trabajo diocesano, el primer año de Don Sebastián como Obispo de Jaén ha dado de sí para que conozca la idiosincrasia propia de la Diócesis del Santo Reino y para que el pastor ponga su sello personal en lo que se hace y en cómo se hace. Este murciano, cercano, amable, simpático y entregado, ha ido marcando su impronta en todo lo que desde su llegada se ha ido realizando en la Diócesis.

Su juventud y su personalidad activa e inconformista le llevan a jornadas maratonianas de trabajo, en las que la alegría y las ganas de hacerte cómplice del trabajo por el Reino son sus máximas prioridades para quienes lo acompañan o se acercan a él.

En estos doce meses ha conocido casi los 96 municipios de la provincia. Los más cercanos a la capital y los últimos y más pequeños de la Sierra. También, ha sido protagonista de acontecimientos diocesanos únicos, como la coronación canónica de la Virgen de la Fuensanta de Alcaudete o la multitudinaria bajada extraordinaria de la Virgen de la Cabeza a la ciudad de Andújar.

Y su implicación con los jóvenes lo llevó a recorrer a pie y junto a ellos, los 30 kilómetros que separan la localidad de Andújar de la Basílica Santuario de la patrona de la Diócesis.

Su mayor desvelo: las vocaciones al sacerdocio. No hay ocasión en la que no pida por nuevos pastores para esta mies, que es la Iglesia particular de Jaén, y cuando surge la oportunidad anima a los jóvenes a ser valientes ante la inquietud que pueda albergar sus corazones frente a una llamada vocacional del Señor.

Don Sebastián Chico Martínez sopla este domingo una tarta con una vela. La Iglesia de Jaén pide por él y ruega al Señor de la mies que siga marcando el paso de una diócesis sencilla pero con muchas ganas de construir en este mundo el Reino de Dios.

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