Los internos vistan Mengíbar y Linares con la Pastoral Penitenciaria
25 marzo de 2024Jesús asegura: –“En verdad, en verdad os digo: Quien acoge al que yo envíe me acoge a mí, y quien me acoge a mí, acoge a Aquel que me ha enviado”.
Junto al perdón, la enseñanza de Cristo pone como fundamentos de la comunidad cristiana la acogida y el servicio. Acoger al hermano es acoger a Cristo, y acoger a Cristo es acoger al Padre.
El día 16 de marzo, sábado, nos visitaron un grupo de presos de la cárcel de Jaén, acompañados por varios voluntarios/as y por el capellán y el delegado de Pastoral Penitenciaria, D. Domingo Pérez. La hora de llegada al local parroquial “hogar Nazaret” fue a las nueve de la mañana y ya notamos la alegría de la fraternidad en sus rostros y este encuentro nos aventuraba que la jornada iba a ser alegría del triunfo sobre el mal. En la civilización del amor la fiesta es la santificación del día del Señor.
Después de los saludos de cortesía y presentación, iniciamos un rico y sabroso desayuno consistente en: café con leche, chocolate, abundantes churros y unos ricos dulces de las confiterías de nuestro pueblo. El ambiente se fue llenando de risas, júbilo y felicidad. En ese tiempo llegaron, D. Miguel Ángel, párroco de nuestra comunidad cristiana, así como algunos miembros de la cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno, entre ellos, nuestro hermano mayor, Antonio Barahona, que dio la bienvenida junto con Jesús Beltrán (Diácono Permanente) a nuestros visitantes, deseándoles un día de paz y de concordia en nuestro querido Mengíbar.
Terminado el desayuno nos trasladamos a la Plaza de la Constitución, donde pudimos mostrar a nuestra patrona “Santa María Magdalena” que se encuentra en el centro de la Plaza. Después entramos en la Templo Parroquial de San Pedro Apóstol, para hacer una oración compartida y a continuación pudimos contemplar una joya del Renacimiento andaluz. Debió de construirse en el siglo XIII, Intervinieron en su construcción los arquitectos Francisco del Castillo “el viejo”, Andrés de Vandelvira y Alonso Barba. Una de las fases de esta construcción se terminó en 1.608. Cuando estábamos visitando esta Iglesia, se presentó el Sr Alcalde para saludar a todos los presentes y me comentó que la comida la abonaría el Exmo Ayuntamiento, por lo que agradecí en nombre de todos, este gesto de generosidad para todos nuestros visitantes.
Después visitamos La Torre, éste es el edificio más representativo de Mengíbar, por lo que con toda justicia, figura en su escudo. Podemos afirmar que la Torre es el alma de nuestro pueblo y allí escalaron los 26 metros de altura, nuestros amigos visitantes y para ello tuvieron que subir los tres tramos de escaleras.
A continuación, nos fuimos a visitar la Casa palacio, hoy convertida en un lujoso hotel de estrellas. Alonso Medina, guía, nos acompañó nos explicó con todo detalle la historia de los lugares visitados, quedamos muy agradecidos con él.
Por último, estuvimos visitando una enorme balsa para el riego de más de 5.000 Hectáreas de terreno en el lugar denominado “Cerro de los Piruétanos”. También se les explicó todo lo concerniente a la Concentración Parcelaria y Puesta en Regadío de todo nuestro término municipal.
Y sobre las dos de la tarde llegamos a nuestro restaurante donde pudimos disfrutar de un abundante menú y al terminar nuestra comida se inició un animado diálogo, en este momento también se unió al grupo D. Jose González, capellán del Centro Penitenciario, seguimos con todos los comensales y durante la tertulia todos abrieron sus corazones para alabar y comentar las reflexiones de esta magnífica jornada, donde todos los comentarios estaban llenos de respeto, humildad y consideración con el prójimo. Vivimos momentos inolvidables.
Y finalizamos el día, todos muy contestos y nos felicitamos por las horas tan felices que habíamos compartido
Antonio Barahona,Hno. Mayor, Cofradia de Ntro Padre Jesús Nazareno
Encuentro Pastoral penitenciaria Linares
Este domingo hemos salido a hacer una ruta de senderismo por las minas de Linares. Para nosotros esto es algo habitual y lo hacemos muy a menudo. Pero hoy ha sido muy diferente. Salir a caminar por el campo te llena de energía y te libera de la rutina diaria. En esta ocasión nos acompañaban un grupo de personas privadas de libertad y algunos voluntarios de Pastoral penitenciaria. De alguna manera esto nos situaba en una extraña incertidumbre y expectación.
Nuestro primer encuentro en la churrería, apetitoso desayuno, rápidamente nos ha liberado de nuestra incertidumbre.
Muy pronto se ha roto el hielo y hemos comenzado a hablar y a conocernos. Los chicos se veían contentos y con ganas de comunicarse. No en vano verse fuera de la cárcel, aunque solo sea por un día podía ser algo estupendo para ellos. Lo curioso es ver cómo también para nosotros comenzaba a ser un día especial y diferente.
Sus caras, sus historias; los padres de uno de ellos que vinieron desayunar con él… ¡que alegría se veía en sus ojos! El nerviosismo del encuentro y quizás la normalidad de la calle. Nadie reparaba en ese grupo de personas que para nada eran diferentes a los demás.
Pronto salimos en microbús para acercarnos al principio de la ruta. Ahora el gran espacio al aire libre, el camino, el sol, la luz… unos y otros caminando y hablando. Me ha sorprendido cómo parecían estar deseando de contarnos algo de su vida, de su situación, de cómo han ido cambiando desde su entrada en prisión. Y ahora con sus mejores deseos de mejorar hacia la ansiada libertad.
El camino ha sido agradable, atentos a las explicaciones sobre el paisaje minero. Qué interesados se les veía por todo lo que se decía. Era aleccionador su capacidad de escucha y de aprendizaje.
Después de una larga ruta de más de tres horas hemos llegado al Centro Cultural Poveda de Linares. ¡Qué alegría para todos! Allí nos esperaba un grupo de gente extraordinaria de la Institución Teresiana que nos habían preparado una comida exquisita: Migas, con su chorizo y tocinillo, ensalada, frutas y ricos dulces de elaboración casera. ¡Qué gente tan generosa! Un aplauso para ellas.
Después hemos hecho un círculo para compartir la experiencia. Este sí que ha sido, al menos para mí, un momento emotivo… Sé que también para todos los demás. ¡Aquí ha llorado hasta el cura!
Por último, una Eucaristía llena de Presencia de Dios. “Esto es Tierra Sagrada”, como le dijo Dios a Moisés, ha dicho uno de los celebrantes. En ese momento y en otros muchos yo he palpado la presencia de Dios.
Allí, junto a nosotros, llorando y riendo, comiendo y compartiendo… Gracias a Dios por esta experiencia y muchas gracias a todos los que la habéis hecho posible. ¡¡Ánimo chicos!! Dios está con vosotros. Toda la fuerza y todo el amor. ESTRELLA
Linares, marzo 2024, domingo y 17, era en la mañana. Bienvenida del grupo de la Institución Teresiana. Y comenzaron los saludos… Al momento, nacieron los abrazos, ya no se distinguían que brazo era libre y cuál estaba encarcelado. Sucedió como la vez aquella en que el dueño de un perro, contra mí furioso, me dijo: “coge mi brazo, él no sabrá donde empieza el mío y sigue el tuyo. Nos sentamos en la mesa del desayuno y nos reconocimos como familia. Desapareció del grupo lo tuyo y lo mío y comenzamos a sentir que nuestras vidas eran la savia de un solo corazón. El sentirnos hermanos y hermanas fue el terremoto que abrió las puertas de las prisiones. El Señor estaba allí y viéndonos, sonrió y nos abrazo juntos. Y en el aire de aquella mañana, en medio de las palabras, hubo un silencio y su voz llegó cariñosa y clara: «El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha ungido. Me ha enviado a anunciar la Buena Noticia a los pobres, para anunciar a los cautivos, libertad y a los ciegos la vista. Para dar libertad a los oprimidos…” Luego, al vernos en la mesa así: como familia de hermanos y hermanas, añadió: “Hoy se cumple esta Escritura que acabáis de oír.” Encuentro Pastoral Penitenciaria e Institución Teresiana de Linares comenzamos a andar por los caminos de la historia y de las minas de Linares. El paisaje se llenó de risas y cada cual contaba un trozo de vida. Las horas nos llevaron a la mesa y la comida. Ya no se distinguía bien quienes habían llegado y quienes estaban. Todo en la casa de la calle Pontón, 51 era una fiesta: comimos el mismo pan y bebimos del mismo vino y de la misma agua. Luego, el Señor, se hizo pan y vino también y se nos dio en corazón partido. En la tarde no hubo despedidas fue un: SIEMPRE ESTAREMOS JUNTOS, PORQUE VUESTRAS VIDAS SON LAS NUESTRAS, Todo fue un abrazo y no se distinguía bien quienes se iban y quienes se quedaban. ERA CASI DE NOCHE, PERO HABÍA UNA CLARIDAD DE AMANECIDA. Un abrazo, Antonio