Los Equipos de Nuestra Señora de Jaén comienzan el curso ganando el Jubileo Avilista
21 octubre de 2020El pasado domingo, 18 de octubre, los Equipos de Nuestra Señora de nuestra Diócesis celebraron el acto oficial de apertura de curso en la capilla de San Juan Evangelista en la ciudad de Baeza. La capilla de la Antigua Universidad de Baeza, que se erigió el día 18 de octubre de 1595, 26 años después de la muerte del Santo Doctor San Juan de Ávila, cuyo retrato cuelga en el muro de la Epístola, fue el marco incomparable elegido por los «equipistas» para celebrar dicho acto y unirse, así, a las celebraciones jubilares.
El acto comenzó con una reflexión sobre las palabras dirigidas por el padre Henry Caffarel a los miembros del movimiento: «Quiero simplemente invitaros a hacer todo lo posible durante este año que comienza, para que esta espiritualidad conyugal y familiar, de la que os alimentáis en los Equipos de Nuestra Señora, llegue a los hogares de vuestro entorno, consolide su unión que quizá se tambalea, reanime su amor, les revele las riquezas del sacramento de matrimonio. Hacedles entrever, también todo lo que aporta de alegría y fuerza la amistad fraternal entre hogares». Palabras escritas en el año 1950 y que hoy día nos siguen interpelando.
Seguidamente, y tras un momento de oración, se presentaron el matrimonio de responsables del Sector A de Jaén, Miguel Ángel y Maria José Bermúdez-Caballero, encargados en los próximos tres años de coordinar y animar a los equipos existentes en Jaén, Huelma y Villargordo, así como el matrimonio formado por Jose Antonio y Mari Paqui Garzón- Roman, encargados de la difusión, información y de los pilotajes de los tres sectores de Jaén, seguidamente se presentó a D. Mariano Cabeza Peralta, que será el Consiliario del Sector para este periodo.
Además de otras informaciones organizativas e informativas propias de toda apertura de curso, el núcleo central de la jornada giró en torno a la presentación del tema de estudio para este curso: El matrimonio, sacramento de la misión. Miguel Ángel y María José desgranaron cada capítulo destacando que no solo debemos vivir la conyugalidad en Cristo, sino que esta forma de vida se debe convertir en signo visible del amor de Dios. Es decir, nuestra misión está profundamente orientada hacia el testimonio y tiene un efecto transformador que solo el matrimonio puede realizar a partir de la especificidad de su sacramento. Así, tema a tema, se va profundizando tanto en los aspectos que esta misión debe suponer para nuestras vidas como las grandes herramientas que tiene el movimiento, sus puntos de esfuerzo, para poder logarlo.
Seguidamente se realizó el emotivo acto de agradecimiento a los anteriores responsables Tomás y María Dolores Martín-Justicia, Manolo y Chon Fernández-Blanco y D. Juan Herrera que, durante tres años, han estado al servicio del movimiento en Jaén desarrollando una encomiable labor. Dicho acto contó con la presencia de los responsables regionales, Jose y Raquel Castillo-Fernández, que también estrenan servicio de responsabilidad y que se unieron a dicho homenaje destacando la valía de los salientes, hecho que les ha llevado a incorporarlos en el equipo regional, aprovechando la ocasión para saludar y mandar un mensaje de ánimo y esperanza a todos los equipistas de Jaén, para seguir, con nuevo impulso y renovadas energías, viviendo la espiritualidad conyugal y animando a buscar formas para que los encuentros mensuales de cada equipo se puedan seguir realizando.
Como colofón a la jornada se celebró la Eucaristía presidida por D. Mariano Cabeza, que destacó la idoneidad de la fecha elegida para la apertura, el domingo del Domund, domingo de la misión. Exhortando a todos los integrantes de los Equipos de Nuestra Señora a hacer nuestro también el lema de la jornada «Aquí estoy, envíame», para que como matrimonios no busquemos excusas sino nuevos caminos de ilusión y confianza encaminados a llevar a cabo esa misión transformadora de mostrar al mundo el amor de Dios, la alegría del Evangelio y la riqueza de la vocación al matrimonio.
En esta ocasión, y debido a las circunstancias que estamos viviendo, no fue posible celebrar la tradicional comida compartida, pero sí que nos vamos animados sabiendo que contamos con la ayuda de Dios sabedores, como dice nuestro lema para este curso, que «Somos uno, somos tres» y portando uno de los mensajes del Padre Caffarel: ¡Sembremos el contagio de la esperanza, un contagio que se transmite de corazón a corazón, y cuidando los unos de los otros !
Ricardo y Mati Cobo-Peinado
Equipos de Nuestra Señora