La Catedral acoge la Epifanía del Señor
7 enero de 2025El día 6 de enero es una jornada cargada de ilusión para los más pequeños, que esperan ansiosos que SS.MM. los Magos de Oriente hayan atendido los deseos de sus cartas, pero esta solemnidad, la de la Epifanía es mucho más que regalos, o al menos, mucho más que regalos materiales.
Esos Magos, de los que Mateo habla, y que llevaron hasta el Niño Jesús tres presentes (oro, incienso y mirra), porque lo reconocieron en las estrellas como rey, recibieron el más grande regalo de parte de ese pequeño envuelto en pañales y nacido en un pesebre: la manifestación de Dios. Que no llegó solo para los judíos, sino que, a través de estos astrólogos, procedentes de Oriente, quiso llegar a todos los rincones del mundo.
El Obispo de Jaén, Monseñor Chico Martínez, presidió, este lunes, la solemnidad de la Epifanía, en la Catedral. Lo hizo acompañada por algunos canónigos, entre los que se encontraba el Rector del Seminario. Acolitaron algunos seminaristas y los propios acólitos de la Catedral. El coro que dirige el canónigo organista, D. Alfonso Medina, puso el acompañamiento musical.
En su homilía, el Prelado jiennense, Don Sebastián, quiso resaltar la importancia de esta solemnidad. “La fiesta de la Epifanía nos invita a contemplar la manifestación del Señor a todas las naciones. Es un “misterio de luz” que ilumina no solo nuestra historia personal, sino también la de toda la humanidad. Los Magos, al venir de Oriente, representan a los pueblos y culturas que, guiados por la estrella, buscan la verdad y encuentran en Cristo al Salvador universal”. Después de reflexionar sobre los textos de la liturgia de la Palabra de este día, el Obispo diocesano subrayó tres enseñanzas de vital importancia sobre el pasaje de San Mateo: En primer lugar, que Jesús es la luz que ilumina todas las culturas y tiempos. Después, que la fe “nos sostiene frente a las incertidumbres del mundo. En una sociedad que pone su confianza en la ciencia, los recursos materiales o las ideologías, recordamos que solo Jesús tiene palabras de vida eterna. Ninguna otra realidad puede iluminar las cuestiones decisivas de la existencia u ofrecer una esperanza auténtica frente al mal y la muerte”.
Y por último que la “Epifanía es una llamada a la unidad y la paz. Los Magos, provenientes de tierras distintas, nos muestran que Cristo reúne a todos los pueblos en su amor. En nuestro contexto, este mensaje cobra especial relevancia: necesitamos superar divisiones y trabajar por una convivencia basada en la justicia y el respeto a la dignidad humana”.
De un modo particular, Don Sebastián quiso tener un recuerdo para las personas en situación de migración que llegan a España y a otros países de Europa en busca de una vida más digna que la que dejan en sus países de origen, y de los que de un modo especial se ocupará el Jubileo de la Esperanza a través de su proyecto de Caridad.
“La situación de los migrantes que llegan a nuestras costas, especialmente a las Islas Canarias, nos interpela profundamente. Según datos recientes, en 2024 llegaron a Canarias 46.843 migrantes, un aumento del 17,4% respecto al año anterior, lo que ha generado una presión significativa en las infraestructuras de acogida y en la atención a menores no acompañados”- apuntó el Prelado jiennense. Para añadir: “Los obispos españoles hemos expresado nuestra preocupación por esta realidad, subrayando que “es imprescindible crear en los países de origen posibilidades concretas de vivir con dignidad y, simultáneamente, en los de destino salvar su vida y hacernos cargo de su existencia a través de un conjunto de acciones que el Papa resume en “acoger, proteger, promover e integrar””. Los obispos de las Islas Canarias han instado a las comunidades cristianas a superar la indiferencia y a comprometerse en la construcción de una sociedad más justa y fraterna, recordándonos que «para un cristiano el migrante es hijo de Dios, un hermano con una vida marcada por el dolor y el sufrimiento que busca la esperanza de alcanzar una vida mejor».
Después de la bendición, el Obispo, por última vez en este tiempo de Navidad, ofreció al Niño Jesús para ser venerado por el pueblo fiel congregado en el primer Templo de la Diócesis.