Homilías de los Domingos 6 y 7 del T. O. (B)
13 febrero de 2009Don Manuel Carmona García, Delegado Episcopal de Liturgia, nos presenta sendas reflexiones correspondientes a las lecturas de los domingos 15 y 22 de febrero (6 y 7 del Tiempo Ordinario).
DOMINGO VI DEL TIEMPO ORDINARIO (B) – 15 de febrero de 2009
Muchos critican actuaciones o comportamientos de gente de Iglesia, que ven en contradicción con lo que ella predica. Otras veces aducen acontecimientos que la historia no puede desdecir, donde la implicación de la Iglesia queda a mucha distancia de lo que debiera haber hecho. Pero lo más que esto quiere decir es que la Iglesia no es el Reino de Dios, aunque sí su fermento. Es esa su razón de ser y en eso, precisamente, son más de dos mil años dando ejemplo. En circunstancias muy dispares y en contra, casi siempre, de lo socialmente impuesto, la Iglesia mantiene como un «instinto» profundamente evangélico: el de ponerse siempre del lado del más débil, del que se le niegan más derechos, del que sufre más la marginación con uno u otro pretexto. El Señor es hoy el mejor ejemplo, dándonos así a entender que, en realidad, se trata de su seguimiento.
DOMINGO VII DEL TIEMPO ORDINARIO (B) – 22 de febrero de 2009
En el Credo confesamos que la Iglesia es santa. Verdad que también hay y le pertenecen miembros pecadores. Pero Ella es, ante todo, mediación; el medio puesto por el Señor para seguirlo y lograr la salvación realizada y mostrada en Él. Y así, Ella es santa porque tiene y ofrece lo que santifica: la Palabra sin pervertir que, acogida y vivida con fe, nos configura con Cristo. En esta perspectiva nos orienta hoy su lección.