Doce adolescentes reciben el Sacramento de la Confirmación en la parroquia de San Bartolomé de Jaén
28 mayo de 2024
Ven, Espíritu divino,
manda tu luz desde el cielo.
Padre amoroso del pobre,
don, en tus dones espléndido,
luz que penetra las almas,
fuente del mayor consuelo.
(Secuencia de Pentecostés)
El pasado 21 de mayo, la comunidad parroquial de San Bartolomé de Jaén vivimos una jornada marcada por la fiesta, la alegría, la esperanza, pero, sobre todo, por el Espíritu Santo.
Doce chicos y chicas, de la mano de sus queridas catequistas Capilla y Teresa, han ido formándose a lo largo de estos cursos para decirle sí a Dios, para comprometerse a seguir el camino de la fe y anunciar el Evangelio a toda la creación.
Al igual que Jesús eligió de entre sus discípulos a los doce, ha querido el Espíritu (porque no hay coincidencias sino diosidencias) que este grupo, también, esté formado por doce apóstoles y apóstolas de Cristo. No hay entre ellos y ellas pescadores, ni publicanos, pero sí hay un puñado de jóvenes del siglo XXI, que, aunque vestidos y peinados diferentes a los primeros, vibran por el mismo amor, sienten una idéntica pasión por vivir los valores del Reino, por hacer suyas las Bienaventuranzas, por dar la vida por Jesús…
Nuestra comunidad, pastoreada por nuestro párroco D. Domingo Pérez, no dejó pasar este momento único para orar juntos, como aquella primera comunidad de cristianos. Y es que la ocasión era propicia porque dos acontecimientos marcarían la tarde: la visita de nuestro Obispo, Don Sebastián Chico Martínez, a la comunidad parroquial y la confirmación de nuestros jóvenes. Fue una celebración llena de cercanía y ternura, en la que nadie tenía prisa y dejamos aparcados los ritmos frenéticos que nos marca la vida para adentrarnos en el Misterio, aquello que estaba pasando en nuestra parroquia que solo podía venir de lo Alto.
No temas, que te he redimido, te he llamado por tu nombre (Is 43,1). Varios signos bellísimos conforman el Sacramento de la Confirmación y el primero es la presentación de los confirmandos. Uno a uno fueron nombrados por nuestro párroco, y uno a uno fueron presentándose y levantándose, con una seguridad y una decisión que realmente estremecía a todos los allí presentes. La sensación era la de que un foco de una potentísima luz se encendía cada vez que una o uno de ellos se levantaba del banco, iluminando todo el templo con esos tonos que solo puede crear el Espíritu.
Respondiendo Simón Pedro, dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente (Mt 16,16). La profesión de fe fue alta y clara. Ya nuestro Obispo les advirtió, en la homilía, de los peligros del mundo que nos rodea, que no es fácil ser cristiano hoy día y, mucho menos, en sus ambientes. Sin embargo, con tono solemne dijeron NO a todo lo que nos separa de Dios, alzando la voz al afirmar que creen en Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo, que creen en la Iglesia, esta que hoy se hace más grande gracias a ellos… A estas promesas bautismales que un día respondimos por ellos sus padres y padrinos, en esta ocasión lo hicieron ellos, convencidos y agradecidos por ese camino que iniciamos para ellos, puesto que han descubierto que es el mejor que pudimos escoger.
Es Dios quien nos confirma en Cristo a nosotros junto con vosotros y, además, nos ungió, nos selló y ha puesto su Espíritu como prenda en nuestros corazones (2Co 1,21-22). Junto a la imposición de manos, la crismación es el momento culminante de esta celebración. Doce jóvenes que son sacerdotes, profetas y reyes, ya no solo porque fueron bautizados, sino por ser ungidos con la cruz de Cristo en esa tarde. Oremos por ellos para que no dejen nunca de dar testimonio de la verdad que han conocido y para que mantengan siempre el buen olor de las buenas obras, esas que pueden cambiar el curso de la Historia.
A los jóvenes ya se lo dijo Don Sebastián: Sed valientes. La Iglesia peregrina de esta Diócesis considera que con este paso que habéis dado estáis demostrando que lo sois, pero no olvidéis una cosa: esto solo acaba de empezar… ¡Dejad actuar al Espíritu Santo que ahora comienza lo bueno! Sed auténticos para que no os ocurra lo que decía el beato Carlo Acutis: “Todos nacen como originales, pero muchos mueren como fotocopias”.
La comunidad seguirá siempre rezando por vosotros, y toda la Iglesia, no lo dudéis.
Parroquia San Bartolomé