Comienza el camino hacia la Pascua

Cuarenta días, los mismos que pasó Cristo en ayuno y oración en el desierto. La Cuaresma es preparación. Es vencer la tentación. Luchar contra tus demonios. Orar. Compartir. Ser generoso. Esa cuarentena que arrancó ayer, Miércoles de Ceniza, con una Eucaristía solemne en la Catedral, presidia por el Obispo de Jaén, Don Amadeo Rodríguez Magro.

Las fuertes rachas de viento y una lluvia intermitente no hicieron desistir a cientos de jiennenses que acudieron al primer Templo de Jaén para participar en la Eucaristía y en la imposición de las cenizas.

Este año, la talla de la Semana Santa jiennense que ha presidio el presbiterio y con la que se realizó el posterior Vía Crucis ha sido Nuestro Padre Jesús de la Piedad de la Hermandad de Piedad y la Estrella del castizo barrio de la Alcantarilla.

Representantes de todas las cofradías y hermandades de Pasión y Gloria quisieron estar presentes en este inicio de la Cuaresma, lo mismo que autoridades civiles y militares y la Junta de Gobierno de la Agrupación de Cofradías y Hermandades de la Ciudad de Jaén.

Junto al Obispo concelebraron miembros del Cabildo Catedral y estuvieron asistidos por los seminaristas.

El Evangelio fue proclamado por el Deán de la Catedral y Vicario General de la Diócesis, D. Francisco Juan Martínez Rojas. Al finalizar, le entregó el Evangeliario al Prelado del Santo Reino quien impartió con él la bendición.

Después, el Obispo inició su homilía diciendo que la Cuaresma, en pleno siglo XXI, en una sociedad plural, como es la nuestra, «pasar de un día a otro, de un tiempo a otro, no pasa nada. Ayer era carnaval y hoy es Miércoles de Ceniza y empieza la Cuaresma. Pero la vida no cambia… pero el tiempo de Cuaresma para los cristianos, para los hombres y mujeres de fe sí tiene que ser un tiempo de gracia, un tiempo para entrar dentro de nosotros». Y continuó explicando, «si hay algo que caracterice a la Cuaresma es que estemos donde estemos, y hagamos lo que hagamos, sea como sea nuestra vida, nosotros podemos y debemos, como cristianos, recorrer el camino de Cristo. Recorrer un camino interior. Ese camino interior que nosotros llamamos ‘Conversión’, cambio de vida».

En este sentido, el Obispo pidió a los fieles congregados, que aprovechen este tiempo para hacer una revisión de vida y que descubran si «los sentimientos que tenemos son los sentimientos de Cristo; si nuestras actitudes, nuestras acciones, son las de Jesucristo. Es un tiempo para renovar nuestra propia vocación. Ya que estamos llamados a ser santos».

Don Amadeo expresó que en la Cuaresma se nos invita a vivir «contemplando el rostro de Cristo». A la vez que recomendó a las Hermandades y Cofradías que sean especialmente devotas del Santo Rostro y los animó a recuperar esa devoción tan profunda que ha tenido Jaén a lo largo de la historia; «ojalá recuperáramos el fervor a contemplar el rostro de Cristo, porque eso nos ayudaría a aumentar nuestra fe y así ser testigos del Señor en un año muy especial, el Año de la Misión diocesana».

Al finalizar la predicación, se realizó el rito de la imposición de la ceniza. El Obispo fue el primero en recibirla, de la mano del Deán de la Catedral, para después, él imponerla a los sacerdotes, seminaristas y al resto de los fieles.

La celebración eucarística concluyó con la bendición con el Santo Rostro. Las inclemencias meteorológicas impidió realizarse el Vía Crucis por las calles de Jaén, por lo que se rezó en el interior del Templo.

Galería Fotográfica: «Miércoles de Ceniza 2019»