Homilías de los Domingos 21 y 22 del T. O.
20 agosto de 2009Don Manuel Carmona García, Delegado Episcopal de Liturgia, nos presenta sendas reflexiones correspondientes a las lecturas de los domingos 23 y 30 de agosto (21 y 22 del Tiempo Ordinario).
DOMINGO XXI DEL TIEMPO ORDINARIO – CICLO B (23 de agosto de 2009)
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Hoy el Señor, pues, nos convoca, nos emplaza, nos pregunta: ¿A quién sirves? ¿Por qué vives? ¿Dónde está tu corazón? Pues mira, mis palabras pueden darte la vida que consiste en servir a tu esposo, a tu esposa, y someterte a los demás, como dice hoy el Apóstol con respeto cristiano. Como hizo el Señor al ponerse en nuestras manos y entregarse por amor. No cabe duda, hermanos, servir al Señor es reinar. Porque su amor es lo único que puede imponerse y liberar. Y es entonces, sólo entonces, cuando podemos ser el sacramento de ese culto al Dios vivo que cada uno en su lugar, en su trabajo, en su hogar, en su parroquia, en su ciudad, ha de dar.
DOMINGO XXII DEL TIEMPO ORDINARIO – CICLO B (30 de agosto de 2009)
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Jesús sale en defensa de sus discípulos. Se pone de nuestra parte y aboga en nuestro favor. Pero, sobre todo, les da la verdadera razón, nos da el criterio para comprender la ley de Dios: «Escuchad y entended todos –comenzó a decir– nada que entre de fuera puede hacer al hombre impuro; lo que sale de dentro es lo que hace impuro al hombre. Porque de dentro, del corazón del hombre, salen los malos propósitos, las fornicaciones, robos, homicidios, adulterios, codicias, injusticias, fraudes, desenfreno, envidia, difamación, orgullo, frivolidad. Todas esas maldades que salen de dentro es lo que hacen impuro al hombre». El problema, pues, está dentro, en el corazón. No es problema de lo que se ve por fuera, es problema de la ceguera interior.