Vigilia de oración por las vocaciones en el Seminario
22 febrero de 2016Bajo el lema «DADLES VOSOTROS DE COMER» una vez más en el Seminario tenía lugar la oración por las vocaciones religiosas y al sacerdocio. En esta ocasión los invitados especiales fueron los miembros de Manos Unidas de Jaén. A la oración asitieron bastantes personas, entre ellas los voluntarios de esta ONG de la Iglesia, las hermanas religiosas del Seminario, también alguna otra religiosa de vida activa, y la mayoría personas que nos acompañan sin falta todos los meses a esta oración.
Tras la monición de entrada que nos invitaba a unir nuestras manos para orar por la Iglesia, por los más desfavorecidos y por nuestra tierra, nuestro compañero y diácono Juan Antonio inició la oración con la exposición del Santísimo Sacramento. La palabra del Señor con el evangelio de Lucas 9, 10-13 nos servía de preámbulo para nuestra oración y reflexión en esa tarde. La idea fundamental es que somos nosotros los que tenemos la misión de dar de comer al que no tienes, de ejercer la misericordia con los más débiles gracias a la ayuda de Dios y el ejemplo de su Iglesia.
Durante la oración además nos acompañaban reflexiones del Papa Francisco que se recogen en las encíclicas de «Evangeli Gaudium»y «Laudato Si». Sus palabras nos hicieron reflexionar muy bien sobre la corresponsabilidad que debemos tener unos a otros, sobre todo los que tienen más poder adquisitivo para con los que apenas tienen nada o les cuesta mucho salir adelante. Sin duda se trata de un tema muy urgente el de la solidaridad para con los más desfavorecidos. Y para tocar la realidad el matrimonio de Ana y Cristóbal, dos miembros de Manos Unidas de Jaén, que llevan trabajando la mayoría de su vida en esta ONG, nos hicieron comprender mejor gracias a su bello y profundo testimonio. De entre sus palabras algunas de las más significativas fueron las que hablaban de la corresponsabilidad, de hacernos como aquel que no tiene nada. Ciertamente nos decían que todos los donativos llegan a se meta y gracias a la ayuda de la solidaridad muchas personas pueden tener una vida más digna. Además nos recordaban la importancia de la formación de los laicos en las parroquias y su servicio para llevar la Buena Noticia hasta donde no ha llegado todavía.
Después del testimonio presentábamos al Señor nuestras preces. Con cantos de adoración y tras el Padre Nuestro el diácono reservó el Santísimo Sacramento. Finalizábamos la oración vocacional con una bellísima oración que nos invitaba a ser Manos Unidas en el mundo. Después compartimos un ágape entre todos.
De nuevo la comunidad del Seminario agradece enormemente la presencia de cuantas personas estuvieron con nosotros rezando por la Iglesia, por las vocaciones, por los más débiles y necesitados. Nunca está de más sentirnos como comunidad que pide aquello que más urgencia hace falta. Gracias sobre todo a Manos Unidas de Jaén por su testimonio y servicialidad para con nosotros desde el primer momento.