Las religiosas contemplativas de la Diócesis participan en su segunda jornada de formación
29 febrero de 2024El pasado sábado, 24 de febrero, en la Casa de la Iglesia tuvo lugar la segunda jornada de formación de las religiosas contemplativas en la que participaron 16 de los 19 monasterios existentes en nuestra Diócesis.
La jornada se inició con una oración y la primera charla que estuvo a cargo de D. Antonio Lara Polaina, canónigo de la Santa Iglesia Catedral y Doctor en Sagrada Liturgia, con una suculenta disertación sobre la Constitución Sacrosanctum Concilium, poniendo el foco en el movimiento litúrgico previo al Concilio y los antecedentes del mismo.
Tras unos minutos de descanso se reinició la formación con otra charla a cargo de D. Manuel Alfonso Pérez Galán, Licenciado en Teología Histórico-Dogmática sobre la Constitución Lumen Gentium, sobre la Iglesia, quien, a su vez, señaló la importancia de los antecedentes del Concilio con el Beato Antonio Rosmini y su obra “Las cinco llagas de la Iglesia” y la obra del santo cardenal John H. Newman, así como los distintos movimientos: Bíblico, litúrgico, Patrístico, Misionero y Ecuménico.
La jornada tuvo su colofón en la celebración de la Eucaristía presidida por el Delegado Episcopal para la Vida Consagrada y Visitador de Monasterios. En la homilía destacó que el verdadero modelo de quien obedece la voz de Dios es Jesucristo. Obedeció siempre al Padre y, a través de su obediencia filial, nos libró de las maldiciones de la Antigua Alianza y estableció en su sangre la Nueva Alianza. Como toda alianza, la nueva tiene una ley asociada que es la llamada a la santidad que es la perfección a la que nos llama Jesús a todos los bautizados y de manera especial a las consagradas a la vida contemplativa.
Recordó que no podemos alcanzar esta santidad y perfección por nuestra cuenta. Necesitamos la gracia y la misericordia de Dios. La gracia de Dios es la que nos permite ir más allá de nuestras limitaciones humanas y vivir y actuar según la caridad cristiana. Esto significa amar a nuestros enemigos, orar por quienes nos persiguen y acoger en el Señor a quienes nos rodean.
Al término de la Eucaristía compartieron la comida y la sobremesa en fraternidad. Tras un buen rato de compartir regresaron a sus monasterios respectivos.
Delegación de Vida Consagrada