Los Seminaristas visitan la Región de Murcia durante la semana blanca
2 febrero de 2024La semana pasada ha sido para descansar después del período de exámenes que cierra el primer cuatrimestre, es lo que llamamos “semana blanca”. Y hemos aprovechado la ocasión para visitar Murcia y el Seminario Diocesano Mayor de San Fulgencio, donde nos hemos alojado durante los cinco días de la visita.
El día 22 de febrero, por la tarde, fuimos recibidos por el Seminario de San Fulgencio y nuestro Obispo, Don Sebastián, esta vez como anfitrión, por ser éste el seminario donde se formó como sacerdote y ejerció de rector. Tanto él como el actual rector del seminario, D. Jesús Sánchez, nos han acompañado durante esta semana, haciendo de verdaderos guías turísticos por el patrimonio de la capital y algunos municipios de la “Región”. Tras cenar con los seminaristas murcianos, pudimos disfrutar de una visita nocturna por el centro histórico y la ribera del Segura, por donde discurren las escasas y tranquilas aguas que descienden de nuestra Sierra de Segura.
El día 23 lo comenzamos con la celebración de la Misa en el Seminario, presidida por Don Sebastián. Acompañado de alumnos y formadores de ambos seminarios, aprovechó la homilía para recordar la unicidad de la Iglesia y hacer una llamada a la unidad, tanto a nivel personal como comunitario. La unicidad es imagen de Dios, a la vez que fuente de estabilidad y equilibrio para nuestras vidas, en contraposición al desequilibrio y vulnerabilidad que genera la división. Asimismo, apeló a los seminaristas a dar un sentido de unidad a las diferentes dimensiones de nuestra formación, y enfocarlas al cumplimiento de la voluntad de Dios.
A lo largo del día pudimos cumplir con un exigente programa de visitas. Por la mañana, tras visitar las dependencias del Seminario de San Fulgencio, hicimos un recorrido por el centro histórico. Allí nos explicaron la catedral y sus diferentes espacios, entre los que destaca su alta torre, en cuyo interior visitamos el archivo catedralicio, que custodia los más antiguos documentos de la Diócesis (mediados del siglo XIII), y rezamos el Ángelus en su imponente campanario. El almuerzo lo tuvimos en la Escuela de Hostelería “Eh!”, una empresa de inserción laboral gestionada por Cáritas de la Diócesis de Cartagena, destinada a fomentar una economía al servicio de la justicia social. Por la tarde visitamos el Museo Salzillo, dedicado monográficamente a las obras de arte sacro de este gran escultor barroco murciano. Al caer la noche rezamos las Vísperas con las hermanas benedictinas del Santuario de Nuestra Señora de la Fuensanta, y visitamos el camarín, donde se aloja la imagen de la patrona de la ciudad de Murcia y su Huerta.
El día 24 lo dedicamos a conocer otras localidades de la Región. Por la mañana visitamos la emblemática iglesia de Santa María Magdalena, ubicada en el centro antiguo de Cehegín y que da un perfil característico a la silueta del municipio; aparte de su origen renacentista y estar repleta de simbología de la Orden de Santiago, esta iglesia es particularmente querida por nuestro obispo, ya que aquí recibió los sacramentos de iniciación y celebró su primera misa después de ser ordenado sacerdote. Luego visitamos el Convento de San Esteban e Iglesia de Nuestra Señora de las Maravillas, declarado Monumento Histórico-Artístico Nacional, en cuyo camarín veneramos la imagen de la Santa Patrona de Cehegín. Después nos desplazamos a la localidad de Calasparra para visitar a su patrona en el Santuario de la Virgen de la Esperanza, que se halla en una primitiva ermita excavada en una gruta natural en un pequeño valle sobre el río Segura.
Por la tarde visitamos Caravaca de la Cruz, con el objetivo de beneficiarnos del jubileo de este año y ganar la indulgencia plenaria. Recibidos en la iglesia de El Salvador por su párroco, nos preparamos para peregrinar todo el seminario de Jaén con nuestro obispo a la cabeza en procesión hasta el Santuario. Allí, celebramos la Misa, presidida por don Sebastián. En la homilía el Prelado nos invitó a venerar el Santo Madero con la recompensa que se nos ofrecía de purificar nuestra vida y “poner nuestro contador a 0” en relación a la huella temporal que el pecado deja en la historia personal de cada uno de nosotros; y nos animó a salir de allí con el deseo de conversión para transformar nuestra vida en tierra buena que prometa abundante fruto agradable a Dios.
El día 25 tocaba Cartagena, la histórica ciudad fundada por los cartagineses, que alcanzó su auge durante el imperio romano. De esta época son la mayoría de las ruinas que pudimos contemplar, además de bellas panorámicas de cara al mar que nos ofrecían sus miradores. Por la tarde visitamos la costa del Mar Menor, donde pudimos deleitarnos con un tranquilo paseo por la playa y con una preciosa puesta de sol.
El día 26 volvimos a Jaén después de una semana blanca llena de experiencias y sensaciones positivas. Para nosotros los seminaristas, han sido unos días en que nos hemos sentido muy acogidos, hemos experimentado la riqueza de la unidad y pluralidad de la Iglesia, y hemos sentido la fraternidad que supone pertenecer a una casa común, por eso estamos muy agradecidos al Seminario de Murcia. Pero, sobre todo, hemos entendido que hace falta mucha preparación y dedicación para abordar los retos que nos plantea el futuro. Porque, como dijo el rector del Seminario de Murcia “el mundo de hoy necesita nuevos Pablos, no para combatir, sino para amar y convencer a los no creyentes”. La gracia de Dios hará el resto.
Galería fotográfica: «Visita de los Seminaristas a la Región de Murcia»
Seminario Diocesano de Jaén