Jóvenes llegan, “alegres en la esperanza”, hasta las plantas de la Virgen de la Cabeza
28 noviembre de 2023El pasado fin de semana, del 24 al 26 de noviembre, tuvo lugar un encuentro de jóvenes en nuestra Diócesis, con motivo de la celebración de la XXXVIII Jornada Mundial de la Juventud bajo el lema “Alegres en la esperanza”, coincidiendo con la Solemnidad de Cristo Rey y la Jornada Mundial de la Juventud, que el Papa Francisco trasladó para hacerla coincidir con el último domingo del tiempo ordinario.
El Encuentro daba comienzo el viernes por la tarde noche, cuando la comunidad parroquial de San Eufrasio de Andújar abrió sus puertas para acoger a los 100 jóvenes que llegaban para convivir durante el fin de semana. Reencuentros emocionados con quienes llevábamos tiempo sin ver, la sorpresa de conocer a nuevos jóvenes que por primera vez se acercaban a la Delegación de Juventud y, sobre todo, la ilusión por disfrutar y vivir todo lo que aún estaba por llegar.
Con pocas horas de sueño en el cuerpo, pero con las ganas intactas y con los nervios propios del momento previo a una peregrinación, nos poníamos en pie en la madrugada del sábado y nos trasladábamos al convento de las Madres Mínimas. En su capilla celebramos la Eucaristía para empezar el día en la presencia del Señor, presentarle nuestras intenciones para el camino, darle gracias por haber hecho posible de nuevo juntar a tantos jóvenes llenos de fe y, a través de dos preguntas que nos hacía nuestro delegado, D. Antonio, reflexionar sobre nuestra propia vida durante la caminata: “¿En qué tengo puesta mi esperanza? ¿Qué es lo que me hace tropezar y alejarme de esa esperanza?”
Tocaba ponernos en marcha y dirigirnos ante la presencia de la patrona de nuestra Diócesis, la Virgen de la Cabeza. Un camino que ayuda a ser agradecido por el simple hecho de la vida, de la creación, de la naturaleza, de saber que en tu caminar en la fe nunca te encuentras solo, a la vez que pudimos contemplar la grandeza de vivir en comunidad, las confesiones personales, que entre pinos y jaras, se quedan guardadas. Descubrimos que todo esfuerzo y tramo costoso por el que podamos estar atravesando, alcanza todo el sentido cuando nuestra meta y destino, que es estar junto a Dios cogido en los brazos de nuestra Madre.
Con el corazón lleno, tras haber compartido nuestra intimidad en el Camarín de la Virgen y presentarnos ante Ella como culmen de la peregrinación, tocaba seguir disfrutando con las distintas dinámicas que aún quedaban fijadas para el encuentro. Conocer las realidades y las herramientas de primer anuncio con las que cuenta nuestra Iglesia de Jaén; tratar sobre la conversión pastoral y personal de los jóvenes; adoración al Santísimo en la intimidad del Santuario; festival de la juventud, animado por un grupo musical compuesto por participantes del encuentro… Y en todo ello, sintiendo la presencia y la huella de Dios.
Ya en el día del Señor, acompañados por nuestro Obispo, Don Sebastián, poníamos punto final a esta convivencia celebrando la Festividad de Cristo Rey en la Eucaristía. A la vez que clausuramos el gran Año de la Juventud acontecido en nuestra Diócesis durante este curso pasado, recordando todos los momentos vividos en presencia de Dios y que tantos frutos han dado y seguirán dando, sin duda. Un año, donde junto a nuestro Pastor y nuestros delegados, así como junto al sucesor de San Pedro el Papa Francisco, hemos sido conscientes de la importancia de ser jóvenes originales y no fotocopias, tal y como Monseñor Chico Martínez resaltaba en su homilía haciendo referencia al joven beato, Carlos Acutis. A la vez que señaló, en la solemnidad de Cristo Rey que debemos encontrarnos con el rostro de Cristo en los pobres, en los que sufren, en los que pasan hambre o sed… porque al final de la vida, “se nos juzgará por el amor”. También, el Prelado insistió en que no nos quedáramos en el sentimentalismo, sino que seamos capaces de buscar el encuentro real y personal con Dios: “no ser cobardes sino afrontar la adversidad con valentía y entereza, reconocer el rostro de Cristo en nuestro ámbito cada día de nuestra vida, porque poniéndole el rostro de Cristo a los sufrientes, estamos construyendo el Reino de Dios”.
Con las maletas hechas y de vuelta a casa, toca afrontar una auténtica resaca emocional por la generosidad de Dios para con nosotros durante estas jornadas. Unos días en los que ha primado la alegría, sonrisa y vitalidad de la juventud de la Iglesia, que quiere seguir y poner en práctica el mensaje del Evangelio, y que está segura de que es en Cristo en donde todo encuentra sentido, pudiendo llegar hasta Él siguiendo el camino que ilumina y aguarda nuestra Bendita Madre, la Virgen de la Cabeza.
Peregrinación Diocesana de Jóvenes 2023