CREYENTES Y DISCÍCPULAS: La fe de las mujeres del Evangelio
2 noviembre de 2012 En la Jornada de Formación del mes de octubre, la Vida Religiosa de Jaén tuvimos la suerte de contar con la presencia de María Dolores Aleixander, rscj, teóloga conocida, reconocida a nivel internacional y muy estimada por quien ha tenido la suerte de beber de su sabiduría.
En el Año de la FE, María Dolores nos habló de la Fe, concretamente de la Fe de las Mujeres del Evangelio.
Con su habitual hondura y claridad nos brindó una extraordinaria jornada de formación, humana, bíblica y espiritual. Partiendo de una pregunta de aparente sencillez, ¿cómo vivimos la fe?, fue exponiendo la necesidad de tener experiencia de Dios, del Dios que nos sostiene en sus brazos como a un niño pequeño, sintiendo la seguridad y la confianza de que no nos va a soltar.
Para darse esta experiencia, añadió, se necesita silencio:
• abrirnos al Señor Jesús para que nazca dentro del corazón su Palabra.
• callarnos, para que Él pueda adentrarnos en su Misterio.
Poco a poco, tanto por lo que decía pero aún más por cómo lo decía, fuimos entrando en un clima sereno de reflexión y contemplación.
Clima rico en nutrientes del espíritu, propicio para la primera de las actitudes de la fe: Recibirle, recibir al Señor Jesús que viene, al Dios que se acerca y ungirle como María de Betania, hermana de María y la pecadora que ya no lo era.
Estas mujeres, dijo, podemos ser cada una de nosotras y también cada creyente… es como si ellas saltaran del relato, se instalaran dentro y las dejáramos “vivir”.
La reflexión sobre la unción a Jesús, nos llevó a una comunicación rica, fluida y muy participada en la que se puso en común, sentimientos y experiencias gozosas y también algunos miedos que podrían, hoy, dificultar la vivencia de la fe y la nueva evangelización.
Por la tarde continuó María Dolores internándonos en el camino de la fe que recorrieron las mujeres del evangelio: RECIBIERON a Jesús, le ESCUCHARON, le SIGUIERON, le TOCARON, le SIRVIERON, le UNGIERON y le ANUNCIARON.
Con imágenes bellísimas y con sus palabras, no menos bellas, las cien religiosas participantes, unas setenta de Jaén y unas treinta de Córdoba, nos fuimos sintiendo integradas, viviendo la intercongregacionalidad con hondo sentido de comunión y comunicación, gozando por sabernos hermanas y fortaleciendo nuestra fe.
Agradecemos a María Dolores Aleixander su presencia, la calidez y sabiduría de sus palabras y la sencillez en sus relaciones.
En la Eucaristía, Misterio de nuestra fe, dimos gracias a Dios por su Pan y su Palabra.
Salimos fortalecidas y animadas a seguir buscando respuestas para la pregunta del principio ¿cómo es tu vida de fe?
Hna. Isabel García Ruiz, hcr