La celebración de la Eucaristía clausura el inicio de curso de la UNER
26 septiembre de 2018Durante toda la jornada del martes, la Unión Eucarística Reparadora celebraba el inicio del curso, que este año lleva por lema «Reaviva el don de Dios que hay en ti». Un intenso día de trabajo y convivencia con las Marías de los Sagrarios venidas desde distintos puntos de la Diócesis, los Discípulos de San Juan y las Hermanas Eucarísticas de Nazaret, para asentar las bases de acción para los próximos meses.
Ya por la tarde, el Obispo de la Diócesis, Don Amadeo Rodríguez Magro presidía la Eucaristía, como culmen de la jornada. Antes se reunió con la comunidad de Hermanas de Nazaret, para despedir a la hasta ahora superiora, María del Valle Camino y la joven hermana argentina, María Cecilia y darle la bienvenida a las dos recién llegadas, la nueva superiora, Julia María y a la hermana María Daniela.
La celebración eucarística celebrada en la Capilla mayor del Seminario, estuvo participada por las más de cien personas que, desde las distintas comunidades parroquiales de la provincia, se había desplazado hasta Jaén: Espeluy, Carchelejo, Campillo de Arenas, Pegalajar, Torreperogil, Jaén capital…. Junto al Obispo, concelebró el asesor diocesano de la UNER y Vicario de Espiritualidad, D. Raúl Contreras. Las lecturas estuvieron a cargo de las Marías de los Sagrarios.
Homilía
En su prédica, Don Amadeo hizo referencia a la figura del Papa como cabeza de la Iglesia. Recordando que todos han sido maravillosos, cada uno desde su carisma. Recordó desde la figura de San Juan XXIII y su transformación de la Iglesia a través del Concilio Vaticano II, y la labor pontifical de sus sucesores: Pablo VI, Juan Pablo I, San Juan Pablo II, Benedicto XVI, hasta llegar a la figura de Francisco, al que calificó de como el «Papa de la palabra y de los gestos» a la vez que animó a rezar por él, a amarlo y a pedir por su ministerio, porque «es Evangelio puro».
En el día en el que la Iglesia de Jaén recordaba la memoria del beato Marcos Criado, martirizado en el siglo XVI, el Prelado del Santo Reino, recordó que «la Iglesia está en manos de Dios, los demás somos colaboradores». Del mismo modo expresó que es «el misterio de la Eucaristía que llena de vida, de ilusión de esperanza, el que mueve la vida de la Iglesia. Es centro y culmen de la vida del cristiano y de la Iglesia. «Por eso», – explicó el Obispo «el Espíritu Santo ha ido suscitando a lo largo de la Historia hombres y mujeres santos, mártires que han afirmado que, «sin la Eucaristía no podemos vivir», que han ido poniendo en el centro y en el corazón de la Iglesia, la Eucaristía, el gozo, la vida, el latido, el amor profundo de la Misa, como es el testimonio de San Manuel González, el Obispo de los Sagrarios abandonados».
Dirigiéndose a la comunidad de Nazarenas, el Obispo expresó que esa intuición de los Sagrarios abandonados que tuvo su fundador «no es antigua, ni nos queda lejos, ni es cosa del pasado. Porque seguramente no ha habido en la Iglesia más Sagrarios abandonados que ahora, y sobre todo, nunca ha habido en la Iglesia más Sagrarios ignorados que en la actualidad. Tenéis que dar mucho testimonio de esa presencia real de Cristo en el Sagrario, del encuentro con el Señor en el Sagrario».
Al finalizar la Eucaristía, el Obispo besó la reliquia de San Manuel González presente en el altar, para concluir con una foto de familia.
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