Encuentro Diocesano de Cofradías y Hermandades 2010
29 noviembre de 2010 Alrededor de trescientos cofrades se han reunido en el Seminario Diocesano de Jaén para celebrar el encuentro anual de cofradías y hermandades. En este encuentro ha participado el Sr. Obispo de Jaén, D. Ramón del Hoyo López, que presidió la eucaristía en la capilla mayor del Seminario. Este encuentro, que alcanza su vigésimo segunda edición, ha sido organizado por la delegación episcopal de cofradías y hermandades, que dirige D. José López Chica.
Tras la eucaristía, en el salón de actos, tomó la palabra el delegado episcopal de juventud, D. José Antonio Sánchez Ortiz para, a través de una proyección, explicar a los cofrades en que consiste la jornada mundial de la juventud que se va a celebrar el mes de agosto del año que viene en Madrid. D. José Antonio pidió a los cofrades jóvenes su participación en este encuentro y en los actos organizados en la diócesis de Jaén con motivo de la presencia de la cruz y el icono de las jornadas en distintas localidades de nuestra provincia.
El vicario de evangelización, D. Francisco Rosales Fernández, tomó la palabra a continuación para explicar las líneas fundamentales y los objetivos del plan diocesano de pastoral que tiene como centro la presencia del laico en la Iglesia de Jaén como miembro activo. D. Francisco se detuvo especialmente en lo relacionado con las cofradías dentro del plan diocesano de pastoral. El tema central del encuentro fue la exhortación que el obispo dirigió a los cofrades, que llevaba por título: “El cofrade, miembro activo en la Diócesis de Jaén”. Monseñor del Hoyo saludó a los cofrades afirmando que “el hermano cofrade tiene como compromisos específicos, no sólo como bautizado, su formación humana y cristiana permanente, una espiritualidad propia, como fiel seglar asociado, y su compromiso de ser testigo de su fe en la Iglesia y en el mundo”. El obispo animó a todos para que den testimonio de Cristo a través de estas asociaciones de la Iglesia que son las cofradías y trazó el perfil del cofrade laico con cuatro rasgos principales: adhesión inquebrantable y seguimiento a Jesucristo y a su evangelio, alimentarse de las fuentes de la Palabra de Dios y de la eucaristía dominical, necesidad de formación permanente y tomar parte activa en su comunidad parroquial.