Más de cien sacerdotes diocesanos renuevan sus promesas en la Misa Crismal
29 marzo de 2018
Martes Santo, Catedral de Jaén. Desde las 10, el repique de las campanas anunciaban la Misa Crismal. Más de cien presbíteros de la Diócesis del Santo Reino se han dado cita en la Seo jiennense para renovar sus promesas sacerdotales ante el Obispo, Don Amadeo, que ha estado acompañado de dos obispos más: el emérito de Jaén, Don Ramón del Hoyo y el emérito de Cádiz- Ceuta, el jiennense, Don Antonio Ceballos. También ha concelebrado, Monseñor Chica Arellano, Observador permanente Santa Sede en la FAO, el FIDA y el PDA.
Es durante esta celebración eucarística en la que el Obispo realiza el rito de la bendición de los santos óleos: 60 litros de aceite de oliva virgen extra de Jaén, donados por la Cooperativa Santa Ana, de Torredelcampo, que servirán a lo largo de todo el año para ungir a los enfermos, a las personas que se confirman así como a los que reciben los Sacramentos del Bautizo o del Orden Sacerdotal.
Los seminaristas han sido los encargados de hacer las Lecturas y el diácono permanente, D. Jesús Beltrán de proclamar el Evangelio. A finalizar, ha llevado el Evangeliario hasta el Prelado quien, con él, ha impartido la bendición.
Homilía
El Obispo de Jaén, Don Amadeo Rodríguez Magro, ha dirigido expresamente sus palabras homeliéticas al presbiterio diocesano. Ha comenzado hablando de la fraternidad sacerdotal y la unidad como ejemplo para los fieles. En este sentido, el Prelado ha expresado, «Nuestra Iglesia Diocesana de Jaén necesita de todo el presbiterio para la ilusionante tarea que nos hemos propuesto: la del sueño misionero de llegar a todos. Os necesita en la riqueza de vuestra diversidad y os pide, en Cristo Sacerdote, Cabeza de su Iglesia, que nunca ser diversos sea un obstáculo para la fraternidad sacerdotal. Yo, que como vuestro obispo tengo encomendada la misión de ser en la Iglesia de Dios que camina en Jaén “principio de unidad” y procuraré trabajar para lograrla».
Don Amadeo, también ha anunciado la creación de los Encuentros Sacerdotales de Oración, Reflexión y Diálogo (ESORD) «encuentros, guiados por el Espíritu, podremos compartir en fraternidad la búsqueda de nuevos aíres espirituales y pastorales para nuestra vida y para la de nuestra Diócesis».
Del mismo modo, ha animado al presbiterio diocesano, que esa renovación anual de su sacerdocio, «renueven su ser en Cristo» con una doble vertiente, «con pasión por Cristo y pasión por la gente». En este sentido, ha aseverado: «Esta doble pasión es la base de todas nuestras acciones, estrategias, objetivos, opciones. Para ser “evangelizadores con Espíritu”, necesitamos que el amor a Cristo y a nuestros hermanos unifique nuestra vida y la mantenga en alerta hacia esos dos amores. Eso sucederá siempre que la alegría del Evangelio nos posea y nos haga sentir y vivir como Jesús, el Buen Pastor».
Por último, el Prelado jiennense ha animado a los sacerdotes a vivir con esperanza ya «que merece la pena ser sacerdotes», por lo que ha afirmado, «La mejor prueba de que amamos lo que somos es la ilusión y la capacidad que tengamos de transmitir a todos que merece la pena ser sacerdotes». Y ha pedido por las vocaciones a la vida sacerdotal entre los fieles de Jaén.
Al término de la homilía, el presbiterio diocesano ha renovado sus promesas sacerdotales ante el Obispo de Jaén. Después, se ha llevado a cabo el rito de la bendición de los santos óleos: los seminaristas han presentado ante el Pastor diocesano las tres tinajas con aceite para ser consagrado: el de los enfermos, el de los catecúmenos y el santo crisma. El Obispo ha insuflado su aliento sobre cada una de las vasijas y después los ha bendecido. Al concluir el rito de la bendición, las tres recipientes con los óleos santos se han situado delante del altar donde han permanecido durante toda la celebración.
A la Eucaristía, ha asistido un importante número de fieles, así como religiosas y consagradas.
Al concluir la Santa Misa, los sacerdotes han tenido un encuentro de convivencia fraternal en las instalaciones del Palacio Episcopal.