En este Año Jubilar de la Esperanza, nos sentimos llamados a vivir con renovada confianza en el Señor, seguros de que “la esperanza no defrauda” (Rm 5,5). Con esta certeza, celebramos el Día del Seminario 2025, bajo el lema “Sembradores de esperanza”, una invitación a mirar la vocación sacerdotal como un servicio de entrega a la Iglesia y al mundo, irradiando la luz y la fuerza de Cristo Resucitado.
En este Año Jubilar, en el que conmemoramos la Encarnación del Unigénito de Dios, la esperanza debe marcar nuestro camino cuaresmal con la certeza que es Jesucristo, con su pasión, muerte y resurrección, quien nos hace renacer en la esperanza. Como nos recuerda el papa Francisco: «La esperanza efectivamente nace del amor y se funda en el amor que brota del Corazón de Jesús traspasado en la cruz» (Spes non confundit n.3).
Cada año, al celebrar la memoria litúrgica de Nuestra Señora de Lourdes, la Iglesia universal celebra la XXXIII Jornada Mundial del Enfermo. En este 2025, el lema elegido para conmemorar este día es «La esperanza no defrauda (Rm 5,5) y nos hace fuertes en la tribulación».
El próximo 2 de febrero celebramos la fiesta litúrgica de la Presentación del Señor. María y José presentan a su hijo en el templo, conforme a la ley de Moisés; reconocen que Jesús no les pertenece, sino que es un don para la humanidad. Es un día para reflexionar sobre el profundo significado de la entrega, la consagración y la luz que Cristo trae constantemente a nuestras vidas y al mundo entero.
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