El Espíritu Santo derrama sus dones en la Vigilia de Pentecostés

Los movimientos y asociaciones de la Iglesia de Jaén se reunieron ayer, en la Santa Iglesia Catedral, para celebrar la Vigilia de Pentecostés, que este año se ha desarrollado bajo el lema: Sal, Camina y siembra de nuevo.

Presidida por el Obispo diocesano, Don Amadeo Rodríguez Magro y concelebrada por el Vicario General, D. Francisco Juan Martínez Rojas,  el Consiliario de Apostolado Seglar, D. Luis María Salazar y Prefecto de Liturgia, D. Manuel Carmona, y organizada por la Delegación diocesana de Apostolado Seglar, la celebración dio comienzo con la monición de entrada que leyó el director del Centro de Orientación Familiar, D. Juan José Gay: “Jesús quiere evangelizadores que anuncien la Buena Noticia no solo con palabras, sino sobre todo con una vida que se ha transfigurado en la presencia de Dios”.

Tras la procesión inicial de los ministros, el Obispo de Jaén asperjó a los presentes con agua bendita, para recordar su bautismo.

Las lecturas de la Eucaristía fueron proclamadas por el Delegado de Familia y Vida, D. Juan de Dios García Bonilla,  y otros representantes de movimientos y asociaciones eclesiales: Equipos de Nuestra Señora y Apostolado Seglar; y el Evangelio lo cantó el Consiliario de Apostolado Seglar.

Homilía
El Prelado jiennense inició su homilía diciendo, “hoy nos vemos enriquecidos por la presencia del Espíritu Santo”,  para continuar explicando que “los dones que el Espíritu Santo derrama sobre cada uno de los presentes son para ponerlos al servicio de la Iglesia”.

Don Amadeo manifestó que en esta Vigilia “no estamos sólo recordando un acontecimiento del pasado, Pentecostés se actualiza siempre, en  un pueblo que peregrina guiado fortalecido e iluminado por el Espíritu Santo”. Y prosiguió, «El Espíritu Santo viene a mover las entrañas del mundo. El Espíritu del Señor está actuando continuamente en nosotros. Está siempre en la vida de la Iglesia, desde el Antiguo Testamento hasta nuestros días. El Espíritu del Señor es aquel que nos hace ser lo que somos y vivir como hemos de vivir».

Durante sus palabras, el Pastor diocesano animó al Apostolado Seglar de la Diócesis  a no estar estáticos sino a estar en movimiento: “Debemos movernos por la geografía humana de los problemas de nuestros hermanos de la Diócesis porque es tiempo de sembrar siempre de nuevo. Con ánimo y una fuerza nueva que viene impulsado por el Espíritu. No olvidéis que sois los pies el corazón de la Iglesia en las periferias del  mundo porque tenemos mucho que dar con mucho amor y con mucha misericordia y mucha humildad”.

En la oración de los fieles, a cargo del grupo ACIT, de la Institución Teresiana, se pidió, entre otras, “Para que el Señor derrame sobre todos los laicos los dones de su Espíritu, que los convierta en discípulos según su corazón y los haga dóciles a sus inspiraciones, humildes a su voluntad y prontos a vivir la corresponsabilidad en la misión”.

Las ofrendas, el pan y el vino, junto cuando unas flores, las presentaron ante el altar los niños del movimiento Hogares Nuevos junto con una familia.  La Santa Misa contó con la música de Escucharte.

Al finalizar la Eucaristía, se expuso el Santísimo para su adoración. Además de unas lecturas, en torno al Espíritu Santo, hubo testimonios de personas que habían sido ayudadas por el Centro de Orientación Familiar. En concreto, una mujer maltratada contó su experiencia y la ayuda que desde este servicio diocesano se le había prestado a través del equipo de psicólogos, asesores y mediadores familiares.

En voz alta muchos quisieron pedir y dar las gracias al Señor en esta Vigilia de Pentecostés en la que el Espíritu Santo, renovado y eterno, derramó sus dones sobre los corazones de los fieles que esperaban su llegada.

Al finalizar, las Delegaciones de Apostolado Seglar y Familia y Vida entregaron, a las puertas del Templo, un pin conmemorativo y un ochío para compartir juntos esta jornada festiva.

Galería Fotográfica: «Vigilia de Pentecostés 2017»