Carta Pastoral XXXI Jornada Mundial del Enfermo 2023

30 enero de 2023

“No me rechaces ahora en la vejez;
me van faltando las fuerzas no me abandones” (Sal 71, 9)

“Déjate cautivar por su rostro”

Queridos fieles diocesanos.

Con el lema “Déjate cautivar por su rostro”, inspirado en el documento de la Subcomisión Episcopal para la Familia y Defensa de la Vida: “La ancianidad: riqueza de frutos y bendiciones”, celebramos la Jornada Mundial del Enfermo.

Los seres humanos estamos llamados a la alegría, pero, continuamente experimentamos múltiples formas de sufrimiento en nosotros mismos y en los demás. Son los enfermos, la expresión más frecuente y más común del sufrir humano. La sociedad y cultura modernas piensan que el dolor no tiene ningún sentido y, por eso, lo ocultan más o menos solapadamente. En estas circunstancias la Iglesia debe anunciar, con claridad y con confianza, el evangelio de la cruz y el misterio pascual de Jesucristo.

Entre los objetivos primordiales de la Iglesia, los enfermos ocupan un lugar preeminente. Siempre ha sido así. Y no podía dejar de serlo aún en tiempos en los que dominan la medicina la ciencia, la técnica y la socialización. Esta jornada anual nos recuerda verdades olvidadas. Nos hemos acostumbrado a ver en la atención a los enfermos sólo una obra de caridad personal. Sin duda, es así. Pero es bastante más.

Junto con el anuncio del Reino, curar enfermos es parte de la misión de Jesús. Es, igualmente, parte de la misión que de Jesús reciben sus discípulos. La Iglesia primitiva, junto al anuncio del Evangelio, tiene como tarea fundamental la curación de enfermos. La tradición evangélica pone muy de relieve la acción curativa de Jesús. El evangelista Mateo ve cumplida, en la atención de Jesús a los enfermos, la profecía de Isaías: “Tomo sobre sí nuestras debilidades y cargó con nuestras enfermedades”. (Mt 8, 16). La enfermedad humana conmueve a lo más íntimo de Jesús y su relación sanadora con el enfermo define una parte muy importante de su misión. Las curaciones de enfermos son las señales y uno de los primeros frutos de la cercanía del Reinado de Dios, que con Jesús está entrando. Son, por consiguiente, anticipaciones de la plenitud de la salvación que aun está por llegar y, así, abren a la esperanza a los enfermos.

Jesús, al mandar a sus discípulos a anunciar el Reino de Dios, les ordena curar a los enfermos. En la salud recuperada, la Fe percibirá la cercanía de la bondad operante de Dios y esperará de ella la salvación total.

Cuidar, aliviar y sanar enfermos está ligado al anuncio del Reino de Dios; y por tanto, íntimamente unido a nuestra misión. Como miembros de la Iglesia y al servicio de su misión, hemos de acercarnos al enfermo de tal modo que, en su alivio o recuperación, o simplemente en su cuidado, experimenten la bondad de Dios y así puedan abrirse a la esperanza.

La Iglesia diocesana de Jaén cuenta con la Pastoral de la Salud para anunciar la Buena Nueva, también, entre los enfermos y sus familias, así como entre los que se dedican profesionalmente al ámbito sanitario. Hombres y mujeres comprometidos con la Iglesia, a través de los que sufren a causa de la enfermedad. La Pastoral de la Salud realiza su misión en el encuentro con el enfermo y su familia (dimensión solidaria); con los profesionales y estructuras de salud (dimensión política-institucional); y con los sanos para potenciar una cultura más sensible frente al dolor, sufrimiento, discapacidad, agonía, muerte y duelo, propiciando la prevención y promoción de la salud y la defensa de la vida (dimensión comunitaria). Os animo a que conozcáis esta realidad eclesial diocesana y, si estáis llamados a este servicio, os unáis para trabajar en comunidad en este ámbito de actuación de nuestra Diócesis. Participando en el grupo de la Hospitalidad de Lourdes, en el PROSAC, como acompañantes en el duelo o en los grupos de visitadores de enfermos de las parroquias.

Pongamos el máximo interés en tratar con cariño al enfermo. Y hagámoslo todos. Pero, de una manera especial, aquellos que por la fe cristiana reconocemos en cada paciente a una persona digna de todo cuidado y en él descubrimos a Jesucristo, cuya presencia en el que sufre nos lo recordó Él mismo: Todo lo que hagáis a favor de ellos me lo hacéis a mí.

A todos os envío de corazón mi afecto y bendición,

+ Sebastián Chico Martínez
Obispo de Jaén

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