Carta Pastoral: XXIII Jornada Mundial del Enfermo

6 febrero de 2015
     Queridos fieles diocesanos:
     1. El próximo día 11 de febrero, memoria litúrgica de Nuestra Señora de Lourdes, celebramos esta Jornada Mundial, como inicio de un itinerario que culmina en la Pascua del Enfermo, el VI Domingo de Pascua.
     La preciosa parábola evangélica del Buen Samaritano, narrada por San Lucas (Lc 10, 25-37), contiene una serie de imágenes y exposiciones sacadas de la vida cotidiana con las que Jesús nos enseña: el amor profundo de Dios por todo ser humano, especialmente cuando experimenta la enfermedad y el dolor.

     Sobre todo en sus palabras finales de la parábola: “Anda y haz tú lo mismo”, el Señor nos señala cuál debe ser la actitud de sus discípulos hacia los demás, especialmente a favor de los que están necesitados de atención concreta, o heridas en su cuerpo o en su espíritu: vivir cada día como buenos samaritanos.
     2. El lema de la Jornada de este año es: “Una mirada distinta, con un corazón nuevo”. Sus palabras nos invitan a fijar nuestra mirada en la persona que sufre y nos animan a al compromiso de unir nuestro amor con el corazón de Dios Padre y del mismo Jesucristo a favor de los enfermos.
     Este es el amor de tantas personas que están junto a los enfermos que tienen necesidad de asistencia continuada, de una ayuda para levantarse, para vestirse, para alimentarse. Este servicio, especialmente cuando se prolonga en el tiempo, se puede volver fatigoso y pesado. Es relativamente fácil y enriquecedor servir a estos enfermos por algunos días, pero no lo es tanto cuidar de una persona durante meses, o incluso años, cuando ésta ya no es capaz ni poder de agradecer.
     Para sostener ese amor en el tiempo, se precisa la cercanía de Dios con el fin lograr ver en el hermano o hermana iconos del amor redentor de Jesucristo, porque, no lo dudemos, son sacramentos vivientes de la presencia de Jesús entre nosotros.
     3. A veces nuestro mundo se olvida del valor del tiempo que se pasa junto al enfermo. Es, sin dudarlo, un tiempo santo que nos identifica  y conforma con Jesús de Nazaret, quien nos dice también hoy: “No he venido a ser servido, sino a servir y a dar mi vida en rescate por muchos” (Mt 20, 28).
     Apremiados asimismo por las prisas y compromisos de mil clases incurrimos fácilmente en el olvido de una dimensión muy humana y profundamente cristiana: la gratuidad. Ocuparnos y hacernos cargo del que ya no puede leer, o no puede ver o moverse, no puede comer o levantarse, sin la ayuda de otros, o respirar el aire fresco, son los que Jesús llama “bienaventurados” por darles noticias, pasearles en su silla de ruedas, ayudarles a incorporarse…
     Es para meditar aquella frase del libro de Job (Jb 2, 13): “Después se sentaron con él en el suelo y estuvieron siete día, con sus noches, pero ninguno le decía nada, viendo lo atroz de su sufrimiento”. Estar al lado del enfermo sin juzgar, sin esperar nada, gratuitamente… es una chispa de amor divino.
     4. Una buena noticia en nuestra Iglesia diocesana: la hospitalidad de Lourdes da sus primeros pasos en apoyo y amor a los enfermos. Ha quedado aprobada recientemente y nace como semilla insignificante que irá creciendo hasta hacerse un árbol, si cuenta con nuestro apoyo.
     La hemos puesto bajo la tutela de Nuestra Señora de Lourdes y del Beato Manuel Lozano Garrido, primer hospitalario que, en su día, acudió a ponerse a los pies de aquella imagen milagrosa que nos recuerda y hace presente la aparición de la Inmaculada Virgen María a Bernardita Soubirous, en el año 1859.
     La hospitalidad tiene su sede en la Parroquia de Santa Bárbara, de Linares, calle de san Pedro, s/n. Su actual Presidente es el Párroco D. Manuel Francisco Valenzuela del que pueden solicitar información para su apoyo o inscripción en el correo odresnuevos97@gmail.com y en el teléfono 953693452.
     ¡Dános, Señor, la sabiduría del corazón para amar a nuestros enfermos!
     Con mi afecto en el Señor.
+ Ramón del Hoyo López
      Obispo de Jaén
 
 
 
 
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