Carta Pastoral Manos Unidas: «Frenar la desigualdad está en tus manos»
10 febrero de 2023Queridos fieles diocesanos:
La Campaña Contra el Hambre de Manos Unidas se nos va haciendo familiar. El hambre agrede la vida de más de 800 millones de personas en nuestro mundo, donde cada día mueren de desnutrición 18.000 niños de entre uno y cuatro años. Las cifras de la miseria nos abruman, primero, y terminan por dejarnos insensibles, después.
Las diferencias entre una parte de la Tierra, que acumula los bienes, y la mayor parte de ella, que carece de lo más necesario para poder subsistir, se van haciendo cada día mayores. Se acaparan bienes económicos, la inflación crece, se producen costosos armamentos en una carrera sin límite, se extienden ideologías que justifican la muerte; la guerra y el terrorismo son la contrapartida inhumana de todo ello. Gran parte de esas tierras donde impera el hambre son aquellas cuyos únicos recursos son la agricultura o la extracción de materias primas. Algo no va bien entre nosotros. Somos una única humanidad, dependemos tanto los unos de otros que la miseria de tantas gentes es nuestra miseria y nuestro fracaso, y no podemos sentirnos indiferentes ni desafectados ante ella.
Manos Unidas nos pide, un año más, ayuda para los hambrientos del mundo, para que se puedan poner en pie y empiecen a liberarse, por sí mismos, de su miseria mediante instrumentos de trabajo, escuelas, centros de asistencia sanitaria. La Campaña contra el Hambre no quiere repartir limosnas. Pretende poner en manos de muchas gentes instrumentos con los que los afectados por la miseria salgan por sí mismos de la pobreza extrema y así recobren su dignidad humana.
No hay duda de que esta ayuda resulta insuficiente y son necesarios cambios profundos en las relaciones económicas entre los pueblos y los mismos países afectados por tanta miseria. Pero sería inhumano que nos quedemos en puras ideas y posibles proyectos para un futuro y no escuchemos el lamento de tantos hombres y mujeres que nos solicitan una ayuda urgente, inaplazable y además real, y no solo buenos deseos.
Manos Unidas nos anima a ello, este año con el lema: “Frenar la desigualdad está en tus manos”. Esta realidad eclesial lucha desde 1960 contra la pobreza, el hambre y la desigualdad, como pasos imprescindibles para un desarrollo humano integral, inclusivo y sostenible, centrado en las personas y para todas las personas. Y trabaja para erradicar las causas estructurales que las producen.
En concreto, en nuestra Diócesis, Manos Unidas trabaja de manera entregada y evangélica por los últimos de la tierra, a través de proyectos que vienen a transformar la vida de comunidades enteras. Programas integrales en los que se hacen partícipes del proceso a los que más tarde, y ya con los objetivos alcanzados, también se beneficiarán de los mismos. En este 2023, entre algunos de sus proyectos, contemplan llevar hasta un pequeño barrio de Kinshasa en la República democrática de El Congo algo tan indispensable como el agua potable, una acción de la que se beneficiarán cerca de 10 mil personas. Para ello piden y cuentan con nuestra colaboración económica generosa. Para que otros tengan lo que a todos nos corresponde por justicia humanitaria.
Al cristiano le urge esta petición de tantos hombres y mujeres hambrientos y necesitados. Detrás de ellos está Jesús. Él lo ha afirmado. La causa de ellos es la causa de Jesús, por ello no nos debiera dejar tranquilos. No es ésta una consideración simplemente piadosa y sentimental. Jesús ha hecho suyo el destino de todos los miserables y desgraciados, y el juicio divino, último y definitivo, se decidirá según nos hayamos comportado con ellos (cf. Mt 25, 31-46).
Para todos, mi saludo fraterno y mi bendición.
+ Sebastián Chico Martínez
Obispo de Jaén