Carta Pastoral: Jornada de la Sagrada Familia
23 diciembre de 2014 1. Nunca nos cansamos de repetir que la familia, fundada en el matrimonio entre el hombre y la mujer, es la célula originaria de la sociedad. Que en la familia es donde los hijos aprenden valores humanos y cristianos que permiten una convivencia constructiva y pacífica. En la familia se aprende la acogida al otro, el respeto y perdón a los demás, se experimenta el afecto entre los padres y los hermanos, se descubre lo que es de verdad el amor, y se aprende a amar.
Es lógico que la Iglesia proteja y defienda a la familia como un bien, como proyecto querido por el Señor para el desarrollo de la persona y propagación de la especie humana. Así aparece en la Revelación de Dios (Cf. Gn. 2, 24). La propia Iglesia se edifica en base al conjunto de familias, “Iglesias domésticas”.
2. La historia nos enseña que el eclipse de Dios y la difusión de ideas contrarias a la familia y la misma degradación de la ética sexual, guardan una relación directa entre sí.
Otro tanto podemos afirmar de la relación que guarda la crisis de la familia con la evangelización. La familia, fundada sobre el sacramento del Matrimonio, es “comunidad salvada y salvadora, evangelizada y evangelizadora” .[1]
El Sínodo de los Obispos sobre la Nueva Evangelización, del año 2012, la Exhortación Apostólica sobre la Alegría del Evangelio, del Papa Francisco en el año 2013 y el Sínodo de este año y del próximo sobre la Familia, son acontecimientos que nos hablan por sí solos de la estrecha relación que aprecia la Iglesia entre familia y evangelización en el momento presente.
3. El lema de esta Jornada: “La alegría del evangelio de la familia” hace referencia a cómo evangelizar y cómo anunciar el evangelio de la familia, a cómo dar a conocer el amor verdadero y el origen de este amor, en el misterio de Dios, que luego se hace realidad en el amor esponsal.
En el Plan Diocesano de pastoral nos hemos propuesto, asimismo, contar con las familias en esta urgente tarea de evangelización. Incluso se ha elaborado y puesto a disposición de las familias un itinerario posible para ayudar a sus hijos de 0 a 6 años, en su despertar religioso. Pero no puede quedarse reducida únicamente a esas edades y delegar en adelante a sacerdotes y catequistas y maestros, como si educación cristiana perteneciera a especialistas.
La familia nunca pierde su protagonismo en la educación de la de fe de los hijos y tiene, además, una conciencia clara de que lo hace, como tarea eclesial, en nombre de la comunidad, pues es la Iglesia la que nos entrega la fe en que hemos de creer. El cristiano, en efecto, recibe la fe de Dios en la Iglesia y, con esta mirada eclesial, es como deben estructurarse las catequesis, con el fin de que la familia y parroquia caminen estrechamente unidas.
4. A lo largo de unos meses la Iglesia nos ofrecerá, para nuestra reflexión y propuestas las proposiciones que se someterán a estudio en el Sínodo ordinario sobre la familia, que se celebrará en Roma el próximo mes de octubre. Este trabajo nos enriquecerá a todos y ya adelanto mi invitación a Parroquias, grupos y asociaciones que recibirán próximamente.
Ruego, sobre todo, a los sacerdotes, la preparación y celebración de esta Jornada en el Domingo de la Sagrada Familia, al tiempo que agradecemos a la Delegación diocesana sus trabajos y apoyo a la familia.
Ponemos en manos de la Sagrada Familia de Nazaret estas propuestas y deseos para que nos animen y bendigan.
Con mi saludo agradecido en el Señor.
3. El lema de esta Jornada: “La alegría del evangelio de la familia” hace referencia a cómo evangelizar y cómo anunciar el evangelio de la familia, a cómo dar a conocer el amor verdadero y el origen de este amor, en el misterio de Dios, que luego se hace realidad en el amor esponsal.
En el Plan Diocesano de pastoral nos hemos propuesto, asimismo, contar con las familias en esta urgente tarea de evangelización. Incluso se ha elaborado y puesto a disposición de las familias un itinerario posible para ayudar a sus hijos de 0 a 6 años, en su despertar religioso. Pero no puede quedarse reducida únicamente a esas edades y delegar en adelante a sacerdotes y catequistas y maestros, como si educación cristiana perteneciera a especialistas.
La familia nunca pierde su protagonismo en la educación de la de fe de los hijos y tiene, además, una conciencia clara de que lo hace, como tarea eclesial, en nombre de la comunidad, pues es la Iglesia la que nos entrega la fe en que hemos de creer. El cristiano, en efecto, recibe la fe de Dios en la Iglesia y, con esta mirada eclesial, es como deben estructurarse las catequesis, con el fin de que la familia y parroquia caminen estrechamente unidas.
4. A lo largo de unos meses la Iglesia nos ofrecerá, para nuestra reflexión y propuestas las proposiciones que se someterán a estudio en el Sínodo ordinario sobre la familia, que se celebrará en Roma el próximo mes de octubre. Este trabajo nos enriquecerá a todos y ya adelanto mi invitación a Parroquias, grupos y asociaciones que recibirán próximamente.
Ruego, sobre todo, a los sacerdotes, la preparación y celebración de esta Jornada en el Domingo de la Sagrada Familia, al tiempo que agradecemos a la Delegación diocesana sus trabajos y apoyo a la familia.
Ponemos en manos de la Sagrada Familia de Nazaret estas propuestas y deseos para que nos animen y bendigan.
Con mi saludo agradecido en el Señor.
+Ramón del Hoyo López
Obispo de Jaén
[1] BENEDICTO XVI, Discurso a la plenaria del Consejo Pontificio para la Familia, día 1 de diciembre de 2011.