Carta Pastoral: “Hay mucha vida en cada vida”
17 marzo de 2015 Queridos fieles diocesanos:
1. El día 25 de este mes de marzo, Solemnidad de la Anunciación del Señor, celebramos las Diócesis de España la Jornada Pro-Vida, bajo el lema del título de esta carta.
Ciertamente la vida no es algo ocasional. Cada niño o niña que nace nos trae la sonrisa de Dios y reconocemos a esa nueva vida como “don suyo”, don que hemos de acoger siempre con amor y cuidar hasta su último instante, independientemente de cualquier circunstancia o condición.
Si no se tiene a Dios, como dijo Nietzsche la gran luz se ha apagado y se considera la vida como algo ocasional, hasta puede convertirse en un objeto de explotación o comercio o como medio para obtener una felicidad inmediata, una pieza más de la evolución y nada más. Sin embargo, cada vida es una bendición de Dios.
2. “Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios creó, varón y mujer los creó” (Gen 1, 27).
La nueva vida no es una casualidad. Dios ha querido esa vida desde la eternidad. Dios tiene un proyecto sobre cada uno y nos espera en la vida eterna. Vivir es un gran bien. HAY MUCHA VIDA EN CADA VIDA.
Sabemos que algunas personas vienen al mundo con alguna particular vulnerabilidad o discapacidad y, lamentablemente, alguien puede pensar que esas vidas no merecen la pena, como tampoco la de los enfermos terminales o dependientes en todo de los cuidados de otros.
Estos desconocen la grandeza de cualquier vida a los ojos de Dios. Ignoran su valor y de lo que en realidad son capaces. Se les puede preguntar: ¿dónde has dejado tu amor? Porque también esas vidas son una mezcla, como las demás, de indigencia y necesidad, pero también, las más de las veces, de riqueza y de grandeza.
3. Respetemos cualquier vida humana. Desde el momento de su concepción hasta la muerte natural toda vida pertenece a Dios y a nadie más. Esta es la convicción de una recta razón, avalada por la certeza de la fe.
Dice el Señor de la Vida: “A todos y a cada uno reclamaré el alma humana… porque a imagen de Dios hizo él al hombre” (Gen 9,5-6).
Job invita incluso a los seres irracionales a dar su testimonio en defensa de la vida humana, leemos en este sagrado libro: “Interroga a los animales, que te instruyan; a las aves del cielo que te informen. Te instruirán los reptiles de la tierra, te enseñarán los peces del mar. Pues, entre todos ellos, ¿quién ignora que la mano de Dios ha hecho esto? Él, que tiene en su mano el alma de todo ser viviente y el soplo de toda carne de hombre” (Jb 12, 7-10).
4. El sentido cristiano de la vida humana es caminar hacia la eternidad. La vida del discípulo de Jesucristo tiene este sentido de peregrinación continua y vigilante. Cada amanecer es un regalo para vivirlo y hacer lo que nos corresponde a cada uno, para amar a todos y sembrar el bien con la alegría que brota de la unión con Dios. “Vamos a la casa del Señor” (Cf. Salmo 122).
Vivamos esta jornada con sentido de agradecimiento a Dios por nuestra vida, y para orar a Dios, por quienes la defienden y la acogen; para reconocer la grandeza de quienes cuidan y asisten a las personas necesitadas, enfermos o con problemas para alumbrar una nueva vida, que acarician en su seno.
Que el “sí” de la Virgen María a la Encarnación del Verbo de Dios sea también nuestro “sí” a favor de la vida. Amémosla y disfrutémosla, no su destrucción o su muerte.
Con mi saludo en el Señor.
+ Ramón del Hoyo López
Obispo de Jaén