Carta Pastoral: Feliz Pascua 2012
10 abril de 2012 Muy queridos fieles diocesanos:
1. Resucitó al tercer día, como lo había dicho: ¡Venció la vida! La voz fue corriendo por Jerusalén: ¡Resucitó al Señor!, y el eco resonó por toda Galilea y Judea. Muy pronto llegó a Grecia, a Roma, a España, a Jaén.
Después de veinte siglos el hecho se conoce en los cinco continentes y, con la misma fuerza que en los primeros días, continúa resonando en nuestros templos, en nuestras casas y calles, en pueblos y ciudades.
Los cristianos siempre seremos, en cada época, los “hombres nuevos de la Pascua”. Por eso nos felicitamos con el regocijo y alegría que nos une y que brota del Señor Resucitado.
Conscientes de que somos herederos de incontables comunidades de cristianos que nos precedieron en la misma fe, recibimos el mensaje, siempre actual, de la Resurrección de Jesucristo que viviremos especialmente durante cincuenta días, transmitiéndole a las nuevas generaciones y no guardándonos su luz debajo del celemín.
2. Queremos felicitar, de forma especial en esta Pascua, como Iglesia diocesana: a los recién bautizados en la Vigilia y cincuentenario pascual. Compartimos la alegría de los niños y catecúmenos con sus padres y comunidades parroquiales.
Felicitamos y animamos a los padres de los primeros por solicitar el Bautismo para sus hijos al poco tiempo de su nacimiento y, a los segundos, por querer iniciar su vida de cristianos e incorporarse a la comunidad de la Iglesia para seguirle a Jesús como amigo y maestro.
3. Deseo manifestar mi preocupación ante todos los fieles diocesanos: sobre todo padres, sacerdotes y catequistas, porque aumenta el número, cada año, del porcentaje de niños y niñas sin bautizar en edad escolar y en otras edades.
En muchos casos son los propios niños los que piden a la Iglesia bautizarse, al ver que sus compañeros de colegio van a la catequesis parroquial y se preparan para la Primera Comunión. En otros, son los padres los que toman la iniciativa o, ya mayores, son ellos mismos los que solicitan incorporarse a la Iglesia por diversos motivos.
4. Todo ello debe llevarnos a esta pregunta: ¿qué espera Dios de nosotros?
Tenemos todos una importante responsabilidad. Los mismos niños y niñas, sus padres, sus sacerdotes, y toda la comunidad parroquial y diocesana.
Invito a todos como compromiso a adoptar una preocupación y respuesta activa y acogedora, sin esperar sólo en los despachos parroquiales. La Nueva Evangelización va mucho más lejos a favor de una acogida personal y organizada por parte de todos.
¡Con qué alegría se acercan los nuevos catecúmenos a las aguas bautismales! Son expresión viva de la nueva vida de resucitados. Nos alegraron con ellos y pedimos su perseverancia.
Feliz Pascua para ellos y para todos los diocesanos.
+RAMÓN DEL HOYO LÓPEZ, OBISPO DE JAÉN