Carta Pastoral: Corpus Christi. Día de la Caridad y Adoración Eucarística en el Año de la Fe
27 mayo de 2013 Queridos fieles diocesanos:
1. El primer domingo del próximo mes de junio, día 2, celebramos una de las fiestas más solemnes y más populares de los católicos: la solemnidad del Cuerpo y de la Sangre de Cristo, el Corpus Christi.
La Iglesia ha establecido esta fiesta para dar una solemnidad especial a este sagrado misterio y honrar al Señor, presente en la Eucaristía, en el interior de las iglesias, desde la Santa Misa y una Vigilia de oración, y en el exterior de nuestros templos, con la solemne procesión acostumbrada.
Necesitamos saborear juntos, los católicos, y comunicar a los demás el amor infinito de Dios que se nos manifiesta al quedarse realmente presente entre nosotros, bajo las especies del pan y del vino eucarísticos.
La Eucaristía es la fuente de la que mana ese amor de Dios manifestado por nosotros. Hace presente lo que Jesús le dijo a Nicodemo: “Tanto amó Dios al mundo que le entregó a su Hijo único” (Jn. 3, 16). Y en otro lugar, dice: “Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos” (Jn 15, 13). Jesucristo ha entregado su vida por todos. No cabe más amor.
2. Nuestra Diócesis de Jaén, junto a las demás Iglesias de España, celebra en esta fiesta el Día de la Caridad, porque el amor cristiano tiene su fuente en este misterio. Si Cristo nos ama hasta el extremo de dar su vida por nosotros, también nosotros debemos amar a los demás hasta la entrega de nuestras vidas. En esto consiste la caridad cristiana.
Participar en la Eucaristía es no sólo recibir el alimento para nuestra vida espiritual, sino la comunión en su amor y la aceptación de su mandato: “Amaos los unos a los otros como yo os he amado” (Jn. 15,12).
No podemos decir sinceramente que participamos de la Eucaristía, en la Comunión, y que asistamos con profunda devoción y recogimiento a la procesión del Corpus, si, al mismo tiempo, no practicamos el amor fraterno, especialmente con los más necesitados.
Por eso se nos invita, de forma muy especial en esta jornada, a abrir nuestros corazones y expresar nuestra caridad efectiva poniendo en manos de Cáritas diocesana nuestra aportación voluntaria, como expresión de amor agradecido, para que, desde su organización, puedan atender a los urgentes y numerosos servicios a favor de las personas necesitadas.
3. Buena ocasión, este día, y cuantas veces recibamos el Cuerpo de Cristo “para intensificar el testimonio de la caridad”. Así se nos propone en la Carta Apostólica Porta fidei, de Su Santidad Benedicto XVI. Recordemos sus palabras:
“La fe sin la caridad no da fruto, y la caridad sin fe sería un sentimiento constantemente a merced de la duda. La fe y el amor se necesitan mutuamente, de modo que una permite a la otra seguir su camino. En efecto, muchos cristianos dedican sus vidas con amor a quien está solo, marginado o excluido, como el primero a quien hay que atender y el más importante que socorrer, porque precisamente en él se refleja el rostro mismo de Cristo” (n. 14).
Desde la fe y la vivencia del amor de Dios, que encontramos y brota del sacramento eucarístico, reconoceremos, en quienes extienden sus manos para que les ayudemos, el rostro mismo de Cristo. Hasta ese punto llega la caridad cristiana.
4. En la agenda pastoral diocesana figura, de forma destacada, la celebración de una vigilia de oración en este día, en comunión con todas las Iglesias, como propuesto especial en este Año de la Fe. Según indicación de Su Santidad Francisco se haga todo lo posible sea de 17:00h. a 18:00h., simbolizando la catolicidad de la Iglesia Universal en el momento en que toda ella pone sus ojos en Cristo Eucaristía.
Desde el Secretariado para la promoción diocesana del Culto Eucarístico habrán recibido materiales para ello. Procuren, por tanto, Parroquias e Iglesias abiertas al culto público, seminarios, y en la medida de lo posible, otras asociaciones y movimientos, responder a esta llamada de Su Santidad el Papa.
No nos cansemos de invitar a todos y acercarnos juntos a esa hoguera de amor que es la Eucaristía, para ser luego luz que ayude a descubrir el rostro de Cristo a cuantas personas necesitadas y malheridas encontremos por las cunetas de la vida, y su invitación a ser santos como Dios es santo.
5. Nunca lograremos ponderar y agradecer lo suficiente la labor callada y sumamente eficaz de nuestras Cáritas, desde la diocesana hasta la más pequeña dentro del territorio diocesano. Me consta de la ilusión y empeño por parte de su organización para distribuir con rigor y transparencia lo que ponemos en sus manos. Sabemos que lo hacen viendo en tan diferentes rostros el de Cristo misericordioso. Que Dios se lo pague.
En la actual situación por la que atravesamos todos, lejos de sentirnos desbordados, urge aún más empeñarnos juntos en la cristiana intercomunicación de bienes, en lograr nuevos puestos de trabajo quien lo tenga a su alcance, en no dejar que caminen solos quienes carecen de lo más elemental para poder salir adelante.
Cáritas diocesana distribuyó el año pasado 4.716.565,25 euros, de los 4.445.840, 60 recibidos. Hemos de recuperar los 270.726,65 euros de su déficit. Prestaron asistencia sus servicios a 93.223 familias y a 160.537 personas. Tendríamos que sumar a estas cifras las correspondientes atenciones y ayudas de las Cáritas interparroquiales y parroquiales en comedores, roperos y otras atenciones no menos numerosas.
Además de tributar culto a Nuestro Señor y evangelizar, la Iglesia ha ejercitado, siempre con hechos, la virtud de la caridad, como distintivo propio del cristiano. Así ha venido haciéndolo desde sus primeras comunidades, hace ya veinte siglos, y ahora nos corresponde a esta generación.
Con mi saludo agradecido en el Señor.
+ RAMÓN DEL HOYO LÓPEZ, OBISPO DE JAÉN