Carta del Sr. Obispo a los sacerdotes en la Fiesta de San Juan María Vianney
3 agosto de 2009Jaén, 3 de agosto de 2009
Muy queridos hermanos y amigos:
Mañana, 4 de Agosto, hacemos memoria de San Juan María Vianney, el Santo cura de Ars, patrono de los párrocos.
En el ciento cincuenta aniversario de su muerte os invito, con ocasión del año sacerdotal que inauguramos el pasado 19 de junio, a considerar su catequesis, en el oficio de lectura, sobre la hermosa obligación de orar y amar.
El Santo Padre Benedicto XVI, en la preciosa carta que nos ha dirigido a los sacerdotes con ocasión de este año, manifiesta su deseo de que este acontecimiento contribuya a «promover el compromiso de renovación interior de todos los sacerdotes para que su testimonio evangélico en el mundo de hoy sea más intenso e incisivo». Pone de relieve también el Santo Padre la vida humilde y santa del cura de Ars, destaca su espiritualidad eucarística, su celo apostólico por la salvación de las almas y las largas horas que pasaba en el confesionario. Concluye el Papa en su carta que los sacerdotes estamos llamados a transformar la vida de las personas, dándoles a conocer el amor de Dios.
Mi felicitación agradecida especial para los párrocos y para todos los hermanos sacerdotes al recordar y encomendarnos como familia a esta singular figura de Pastor generoso, lleno del amor de Dios, que fue el Santo cura de Ars. Recemos juntos, unidos a Jesucristo Sacerdote, la oración del Papa para este año sacerdotal:
«Señor Jesús:
En San Juan María Vianney Tú has querido dar a la Iglesia la imagen viviente y una personificación de tu caridad pastoral.
Ayúdanos a bien vivir en su compañía, ayudados por su ejemplo en este Año Sacerdotal.
Haz que podamos aprender del Santo Cura de Ars delante de tu Eucaristía; aprender cómo es simple y diaria tu Palabra que nos instruye, cómo es tierno el amor con el cual acoges a los pecadores arrepentidos, cómo es consolador abandonarse confidencialmente a tu Madre Inmaculada, cómo es necesario luchar con fuerza contra el Maligno.
Haz, Señor Jesús, que, del ejemplo del Santo Cura de Ars, nuestros jóvenes sepan cuánto es necesario, humilde y generoso el ministerio sacerdotal, que quieres entregar a aquellos que escuchan tu llamada.
Haz también que en nuestras comunidades –como en aquel entonces la de Ars– sucedan aquellas maravillas de gracia, que tu haces que sobrevengan cuanto un sacerdote sabe 'poner amor en su parroquia'.
Haz que nuestras familias cristianas sepan descubrir en la Iglesia su casa –donde puedan encontrar siempre a tus ministros– y sepan convertir su casa así de bonita como una iglesia.
Haz que la caridad de nuestros Pastores anime y encienda la caridad de todos los fieles, en tal manera que todas las vocaciones y todos los carismas, infundidos por el Espíritu Santo, puedan ser acogidos y valorizados.
Pero sobre todo, Señor Jesús, concédenos el ardor y la verdad del corazón a fin de que podamos dirigirnos a tu Padre celestial, haciendo nuestras las mismas palabras, que usaba San Juan María Vianney:
'Te amo, mi Dios, y mi solo deseo
es amarte hasta el último respiro de mi vida.
Te amo, oh Dios infinitamente amable,
y prefiero morir amándote
antes que vivir un solo instante si amarte.
Te amo, Señor, y la única gracia que te pido
es aquella de amarte eternamente.
Dios mío, si mi lengua
no pudiera decir que te amo en cada instante,
quiero que mi corazón te lo repita
tantas veces cuantas respiro.
Te amo, oh mi Dios Salvador,
porque has sido crucificado por mí,
y me tienes acá crucificado por Ti.
Dios mío, dame la gracia de morir amándote
y sabiendo que te amo'. Amén.
Con todo afecto en el Señor,
+ RAMÓN DEL HOYO LÓPEZ
OBISPO DE JAÉN