Baeza de la mano de María al Jubileo de 2025

En este intenso mes de mayo, en el que en cada atardecer se elevan cantos a Santa María del Alcázar y se depositan flores en su camarín por parte de toda la sociedad baezana, quiso Nuestra Señora regalarte a todos sus hijos una jornada de oración, durante 24 horas, con la que los corazones se han preparado para vivir el Jubileo de 2025, en este Año de la Oración.

Sí, estas 24 horas con María han sido un regalo que la Virgen Santísima quiso hacerle a todos los baezanos y hermanos de la comarca de La Loma. Estas horas han sido una nueva oportunidad para acercarnos a Jesús a través de María, para así “Haced lo que Él os diga”.

La mañana del día 24 de mayo quedará para el recuerdo debido a la visita que los usuarios de la Residencia Municipal “Purísima Concepción” realizaron a la Parroquia de San Andrés. A su llegada a la Iglesia, Santa María del Alcázar los esperaba ya en las andas con las que sería trasladada en la tarde de ese mismo día. Los mayores de Baeza, contemplaron a María muy cerca. Allí, junto a Ella le rezaron, le piropearon, le ofrecieron flores y acariciaron su manto. Muchos de ellos hacía años que no veían a la Virgen del Alcázar, por lo que la emoción inundó los corazones de todos ellos.

Más tarde, los usuarios del Taller Ocupacional “Nuestra Señora de la Esperanza” también visitarían a la Excelsa Patrona de Baeza. De sus corazones brotaron oraciones sinceras y mucho amor a la Madre de Dios.

Como cada tarde de este mes de mayo, los baezanos acudieron fieles a su cita tras ser convocados por la Beltrana en repiques de alegría. Con el rezo del Santo Rosario y la celebración de la Santa Misa, presidida por D. Andrés Nájera Ceacero, párroco de San Andrés y capellán de la Archicofradía, comenzarían las 24 horas de oración con María.

Finalizada la Santa Misa, la Virgen del Alcázar en toda su hermosura atravesaría la plateresca puerta de San Andrés para encontrarse con sus hijos de la noble Baeza. En el atardecer del día de la que es Auxilio de los Cristianos, se rezó el Santo Rosario, mientras que la Virgen avanzaba rodeada por un mar de corazones.

En este camino, la Virgen detuvo en reiteradas ocasiones su paso para visitar a los enfermos e impedidos que se asomaban a sus ventanas y portales para verla. Muchas de esas rodillas cansadas ya no pueden subir a San Andrés, por ello, la visita de la Virgen a sus casas fue un bálsamo para sus heridas.

Las estrellas se asomarían al cielo baezano, para presenciar la llegada de la Virgen del Alcázar a la Iglesia de la Purísima Concepción. A las puertas de la casa de San Juan de la Cruz, el Rvdo. Padre. Fray Héctor Cáceres, acompañado de representantes del Carmelo Seglar, Renovación Carismática, Grupo de Oración y de la Cofradía de la Soledad recibirían a la que es Maestra de Oración.

Desde aquel momento, y hasta las 19:00 horas del sábado día 25 de mayo, multitud de baezanos y vecinos de los pueblos limítrofes visitarían a la Virgen del Alcázar para orar en la intimidad del templo. Nadie quiso desaprovechar esta oportunidad y por ello, grupos y movimientos de diferente índole, se postraron ante la Santísima Virgen.

Los jóvenes de la ciudad serían los primeros en cantarle y rezarle en compañía de Jesús Sacramentado. Hasta la llegada de la aurora, la Adoración Nocturna sería la encarga de hacer guardia ante Jesús Eucaristía y su Madre del Alcázar. Pero no solo estuvieron los adoradores, ya que durante toda la madrugada un “goteo” de baezanos quisieron orar durante unos minutos ante la Reina de Baeza.

Con la llegada de la mañana y hasta la tarde, multitud de baezanos anónimos detendrían su paso en la Iglesia de la Concepción para rezar y contemplar a María. Allí bajo la mirada de San Juan de la Cruz y Santa Teresa de Jesús, muchos recordaron oraciones de otros tiempos al ver a María.

Las puertas de la Iglesia de la Concepción se abrirían pasadas las 7 de la tarde, para que diera comienzo el traslado de regreso de la Santísima Virgen a la Parroquia de San Andrés. Nada más iniciar su camino, la Virgen pararía en el Ayuntamiento de Baeza, donde su alcalde, acompañado por miembros del Equipo de Gobierno saldrían a recibirla. El primer edil realizó una ofrenda a la Alcaldesa Perpetua, bajo los sones de la Rondalla de Baeza.

Continuó el Alcázar Bendito su camino entre ofrendas, oraciones y plegarias. El coro de la Hermandad de las Ánimas también saldría al encuentro de la Virgen para ofrecerle dos canciones.

Al llegar al Real de San Andrés, las campanas del templo anunciaban que la Virgen estaba de vuelta en su casa, mientras que una lluvia de pétalos la envolvía. También, el coro de la Parroquia de San Andrés ofrecería a la Santísima Virgen sus cantos a su llegada a casa.

“Lleno hasta la Beltrana” en el interior de la Parroquia de San Andrés, ya que nadie se quería perder la llegada de la Virgen al templo y la posterior celebración de la Santa Misa presidida por Don Sebastián Chico Martínez.

Todas las Cofradías y Hermandades patronales del arciprestazgo y de la hermana ciudad de Úbeda estuvieron presentes en esta celebración; toda la comarca unida bajo la protección de Santa María del Alcázar.

Fue una celebración piadosa que invitó a la oración y al recogimiento. Durante la homilía, Monseñor Chico Martínez profundizó en la figura de María como Madre de la Santísima Trinidad. “En María, vemos un reflejo perfecto de la Santísima Trinidad. Como Madre de Dios Hijo, Hija de Dios Padre y Esposa del Espíritu Santo, María nos muestra la belleza de una vida totalmente entregada a Dios. Al honrar a María, no solo reconocemos su papel único en la historia de la salvación, sino que, también, nos inspiramos a vivir con la misma fe, obediencia y amor que Ella demostró”.

Culminó estas intensas 24 horas de oración con María con el canto del himno a la Virgen del Alcázar y los espontáneos vivas a la Madre de Dios. La Santa Misa, que fue retransmitida en redifusión para enfermos e impedidos, contó con la participación de la Coral Polifónica de Baeza.

José García Checa
Baeza