Acogida de Mons. Sebastián Chico Martínez, Obispo electo de Jaén
31 octubre de 2021Sé que lo que ahora voy a decir a toda la Comunidad diocesana de Jaén es, más que una petición, una obviedad. Acojan con afecto y, sobre todo, con sentido eclesial al Pastor que a partir de ahora va a presidir y animar el camino de fe de este pueblo cristiano que tiene en la Diócesis de Jaén la misión de compartir el amor a Jesucristo y de llevarlo a quienes, quizás sin saberlo, tanto le necesitan.
Digo que lo que acabo de pedir es una obviedad, porque yo soy testigo de la calidez del pueblo jiennense, en la acogida que ahora pido para el que será mi sucesor Mons. Sebastián Chico Martínez. Lo que yo he experimentado y siento día a día, es lo que os pido para el Obispo que, el Santo Padre, acaba de regalarnos.
Llega desde la Diócesis de Cartagena, en la que ha sido Obispo Auxiliar. Es un obispo joven, tiene 53 años, y, por tanto, no tiene una fecha cercana de jubilación, cosa que no me sucedió a mí, que vine con 70 años.
Desde este momento le digo, querido Don Sebastián, que este pueblo cristiano, del Santo Reino de Jaén, es cálido en afecto y acoge con ilusión y esperanza a su Pastor. Sabe que su fuerza y su éxito pastoral, además de la confianza en el Espíritu y de la presencia santificadora del Señor en medio de los que compartimos fe y vida, está también en la cálida y activa comunión de la Iglesia. Por eso, la fuerza pastoral y misionera del Obispo será también la de todos nosotros.
El obispo no puede vivir su misión de pastor de la Iglesia sin que los laicos, mayoría del Pueblo de Dios, cristianos en la calle, que representan, cada cual en su ambiente, a la Iglesia en salida, le acompañen activamente en su ministerio. Tampoco lo podría hacer sin la variedad, riqueza y belleza de los carismas que muestran en su vida y en sus acciones los consagrados y consagradas, que tienen presencia entre nosotros.
El Presbiterio Diocesano, vinculado sacramentalmente al obispo diocesano, al que lo ordena y a sus sucesores, puedo asegurar que es especialmente fiel a la promesa que hicieron en su ordenación: su obediencia y respeto al obispo lo manifiestan, sobre todo, en el servicio pastoral que cada uno tiene encomendado, siempre orientado a ofrecer el amor y la misericordia de Dios, y al anuncio fuerte y apasionado de Jesucristo. Os pido que continuéis con Don Sebastián con el mismo talante de acogida cordial y fervorosa que habéis manifestado conmigo.
En este momento, en el que la Iglesia está en camino, el nuevo pastor se va a incorporar como nuestro guía en una Iglesia en “sinodalidad”. Este hecho, el de un cambio de pastor, nos hará ver mejor lo que es la Iglesia, como misterio de comunión, para la evangelización: un sucesor de los apóstoles sucede a otro y la Iglesia de Jaén sigue adelante en su camino, porque lo que importa es el servicio y no la persona.
El Obispo Sebastián será el centro de vuestra oración, el guía de vuestro ser Iglesia y el animador de vuestro caminar unidos como discípulos misioneros. Amadeo y Ramón quedaremos para vosotros como un eco de la sucesión apostólica, que esperamos sea evocado, de vez en cuando, en vuestro afecto y oración.
Seguid rezando por nosotros; pero no olvidéis nunca de que quien ha de focalizar vuestra oración, vuestra fidelidad, vuestro afecto, vuestra colaboración, es el que el Santo Padre nos ha enviado como vínculo de comunión, que no es otro que Mons. Sebastián Chico Martínez.
Que Santa María de la Cabeza, nuestra buena madre, a la que ya estoy seguro que amará filialmente, como la ama con la advocación de la Fuensanta, le acompañe en cada día de su vida giennense.
+ Amadeo Rodríguez Magro
Administrador Apostólico de Jaén