Una veintena de catequistas son enviados a evangelizar, en la parroquia de San Bartolomé de Torredelcampo
23 octubre de 2023Ayer, 22 de octubre, la Iglesia celebraba la Jornada Mundial de las Misiones (DOMUND). Así, durante la Eucaristía de las 12.30 horas, dedicada especialmente a los niños y sus familias, se realizaba, en la parroquia de San Bartolomé de Torredelcampo, el rito de envío de sus catequistas.
La celebración eucarística estuvo presidida por el Vicario parroquial, D. Joël Nsenkey Mokuba.
La monición de entrada, las lecturas, la oración de los fieles, así como las ofrendas, fueron participadas por los propios catequistas. El Evangelio de San Mateo fue proclamado por el Vicario Parroquial.
Asimismo, el acompañamiento musical corrió a cargo del coro infantil de la parroquia.
Durante su homilía, el Vicario Parroquial recordó que la Iglesia celebraba el DOMUND. “Hoy la Iglesia nos recuerda que todos los bautizados tenemos una misión: llevar el Evangelio hasta los confines de la tierra. Desde el bautismo todos tenemos la misión de anunciar a Cristo, acercarlo a los que no lo han conocido o suscitar la fe en los que se han alejado, por alguna razón”. En este sentido, explicó que en ese día se nos pide, además, rezar, de un modo especial, por los misioneros, “que han salido de su tierra, para anunciar la Buena Noticia del Evangelio”.
Del mismo modo, y haciendo referencia al lema elegido para la jornada de este año, «Corazones ardientes, pies en camino», D. Jöel, pidió a todos los fieles, y de manera particular a los catequistas, “abrir sus corazones, para que el Señor los encienda con su fuego, y, después, pongamos nuestros pies en camino y podamos ser reflejo, con nuestra vida, del rostro de Cristo”. Y culminaba pidiendo al Señor la gracia “para que seamos dignos de testimoniar a Cristo y que su Palabra llegue, especialmente, de los que están sufriendo”.
Posteriormente, el rito de envío comenzaba con la exhortación del sacerdote, en la que D. Jöel animó a los catequistas a ser instrumento de evangelización y llevar el mensaje de la Buena Noticia, que ilumina nuestras vidas, a todos los catecúmenos: niños, jóvenes y adultos.
Posteriormente, tuvo lugar la profesión de fe, en la que los catequistas renovaron su compromiso, para continuar con la bendición y, finalmente, la veneración de las Sagradas Escrituras.
La Santa Misa culminaba con una foto de familia.