Teilhard de Chardín IV. Síntesis de su pensamiento
29 diciembre de 2023El planteamiento de Teilhard se puede sintetizar en un esquema sencillo tal como él mismo lo propuso:
COSMOS= COSMOGÉNESIS>BIOGÉNESIS>NOOGÉNESIS>CRISTOGÉNESIS.
Para Teilhard el cosmos es cosmogénesis, toda la realidad está en continua evolución incluyendo al ser humano. La creación es evolutiva. Dios ha impreso en la materia una potencialidad, de ella surge la vida y de la vida emerge el hombre, o sea un ser pensante. Teilhard integra la vida y el hombre en la historia del cosmos. En este proceso ni la vida ni el surgimiento del hombre son anomalías inexplicables. Todo lo contrario, la aparición de la vida y del ser consciente y libre que es la persona humana están inscritas en el desarrollo de la propia materia. Teilhard sostiene que existe una ley, la ley de la complejidad –consciencia, por la que los sistemas materiales se van complejificando y en ese proceso emerge la consciencia.
La antropogénesis (el surgimiento del hombre) continúa la biogénesis (el surgimiento de la vida). Con el surgimiento del hombre entraríamos en la era de la autoevolución, momento en que la evolución, en alguna medida, se pone en manos del propio hombre. Con la aparición del hombre la evolución seguirá un camino en el que se irá gestando la sociedad. Poco a poco se irá formando lo que Teilhard denomina noosfera (capa pensante que envuelve la tierra, análoga a la capa viviente de la biosfera) que se iría conformando con la progresiva integración de las conciencias humanas y los productos técnicos y culturales que se desarrollan. Hoy día, por ejemplo, se observaría esto en la interrelación mayor de los seres humanos a través de internet y la interconexión económica, política o cultural. Mirado a escala cósmica apenas estaríamos en los comienzos del proceso de convergencia que supone la conformación de la noosfera, auténtica culminación del fenómeno biológico.
Pero ¿hacia dónde converge la humanidad y el universo? En este momento Teilhard postula un punto Omega en el que se fusionarán y consumarán todas las consciencias, se trata de un foco de atracción superconsciente y superespiritual hacia el que evoluciona toda la creación. Ese foco Omega aparece como marcando un umbral de maduración del proceso cósmico total y sería la cima consciente en el Universo. Todo el universo tiene un comienzo y tiende hacia ese final de la escala evolutiva, consumación irreversible del universo, final donde todo alcanzará la plenitud y el sentido de su existir.
Hasta ahora Teilhard se mueve en el campo de la búsqueda del significado que tiene la realidad tal como la describe la ciencia, sin embargo, él da un paso más. En el epílogo de El Fenómeno Humano nos presentará una interpretación cristiana de toda la evolución en la que el Punto Omega hacia el que todo converge se identifica con Cristo. Lo que hace Teilhard es comparar la cosmovisión a la que ha llegado en su reflexión sobre un universo evolutivo y lo que nos ofrece la revelación cristiana, observando entre ambas cosmovisiones una sorprendente coincidencia. Más que un Omega debemos hablar de dos Omegas. Uno deducido por la reflexión del devenir cósmico en el que él proyecta su pensamiento hacia el futuro, último momento de la evolución; otro necesario por construcción más allá del primero, externo a la evolución misma y preexistente. En esta interpretación la cosmogénesis de la evolución se transforma en cristogénesis. Todo procede de Dios (alfa) y en el proceso de creación, que no puede ser sino evolutiva , tiende hacia Él (omega).
Teilhard colocará a Cristo en el centro de la historia cósmica. Los Misterios de la Creación, la Encarnación y la Redención se integran orgánicamente para constituir algo así como la obra total de Dios en el tiempo. Los tres misterios fundamentales de Cristo se revelan como los tres rostros de un mismo misterio. Nada de Creación sin inmersión encarnadora. Nada de Encarnación sin compensación redentora. En la metafísica de la unión, los tres misterios fundamentales del cristianismo no aparecen ya sino como tres caras de un mismo misterio de misterios, el de la Pleromización (la consumación y plenitud de todo).
Para Teilhard el Cristo de la revelación no es sino el Omega de la evolución. El fin de la Encarnación no se reduce como en la teología tradicional a la redención del pecado original sino a la consumación en plenitud de toda la creación.
Juan Jesús Cañete Olmedo
Sacerdote diocesano y Profesor de Filosofía