Si el Señor te llama, no tengas miedo

Hola joven, que has vivido con entusiasmo la JMJ de Lisboa, ya sea participando directamente en ella o viviéndola desde la distancia, por los medios de comunicación y el testimonio de otros jóvenes. Habrás oído los mensajes del Papa, que te recordaba que eres llamado por tu nombre, por un Dios que te ama. Dios te ama y te llama. Dios te ama y te llama como eres y tiene un proyecto de vida propio para ti. Dios tiene un proyecto de vida propio para todos y cada uno. ¿Te has parado a pensar cuál es el tuyo?¿no sería interesante descubrir ese plan que el Señor ha pensado específicamente para ti, para que en él sientas toda la grandeza de su amor y el gozo inmenso que supone amar desde ese proyecto que Dios ha hecho para ti?

El proyecto de Dios para cada uno no es otra cosa que un proyecto de amor que para cada uno se plasma de una manera específica. Como decía el Papa en el viacrucis, el Señor, que te muestra en la cruz la belleza de su amor, «espera que le abras las puertas del alma para empujarte a abrazar el riesgo del amor, para que seas artesano de la gratuidad (amar sin esperar nada a cambio), llevando ese amor especialmente a los más pobres».¿Te has parado a pensar en esto y a descubrir esa presencia del Señor siempre a tu lado, amándote desde la cruz, pase lo que pase? ¿No te parece ilusionante abrazar el riesgo de vivir para amar gratuitamente, como el Señor te ama a ti? ¿conoces a alguien que haya sido infeliz por amar así?

María, descubrió esa felicidad de amar según el proyecto que Dios tenía para ella: ser la madre del que viene a traer la alegría del amor al mundo entero. Y como recordaba el Papa en la Vigilia de la JMJ de Lisboa, fue tal la alegría que llenó su corazón que «se levantó en seguida y se puso en camino» para llevar esa alegría a su prima Isabel. La alegría es misionera, decía Francisco, es para llevarla a otros y hacerlo por amor, corriendo y volando, y levantando con ella a los que, por cualquier razón han «tirado la toalla»y se han quedado caídos. ¿Te has parado a pensar que el Señor te quiere misionero o misionera de esa alegría, como María? ¿Te das cuenta de cuantos hermanos y hermanas caídos, cansados, desilusionados, aburridos, «jubilados de la vida», están esperándote para que con la alegría que Dios haenraizado en tu vida gracias a otros que fueron «rayos de luz para ti» los levantes tu ahora a ellos?

Si la JMJ de Lisboa ha sido para ti como la experiencia del Tabor, si has tenido en algún momento esa experiencia de sentir «Señor, ¡qué bien estamos aquí!» (Mt 17,4), con el Papa, yo te hago también la pregunta que él se hacía: ¿qué te traes para tu vida cotidiana? Él respondía con tres palabras, que centraron su homilía: «resplandecer, escuchar y no tener miedo». Resplandecer siendo luminososcon obras de amor, escuchar bien al Señor para no equivocarse y no tener miedo.

La JMJ ha sido un encuentro con la vocación. Y a veces la vocación puede asustar, sobre todo cuando sientes que el Señor te puede estar llamando a una entrega más especial, en la vida consagrada o en el sacerdocio. Esto asusta a algunos. Pero me gustaría terminar con el mismo mensaje insistente del Papa, que mirando a los jóvenes con los ojos de Jesús les decía: «no tengan miedo, no tengan miedo, anímense, no tengan miedo»

A ti, joven, que tal vez te planteas si Jesús te llama con una vocación especial y te debates entre la certeza y la incertidumbre, quizás gritando muchas veces al cielo: ¿por qué yo?, a ti simplemente te digo: «¡NO TENGAS MIEDO!»

Acércate a quienes te pueden ayudar a discernir esa llamada:

• Tu párroco, o algún religioso o religiosa o persona consagrada.
• El Seminario Diocesano, si tienes alguna sospecha de que el Señor te pueda estar llamando al sacerdocio. Puedes ponerte en contacto con el Seminario Diocesano de la Inmaculada y San Eufrasio de Jaén, C/ Juan Montilla 1, Tfno. 953230023, preguntando por los formadores. Consultando en la web: seminariojaen.es

Seminario diocesano de Jaén