Retiro espiritual de sacerdotes en el Carmelo de Beas
19 marzo de 2015 La localidad de Beas de Segura, lugar de la fundación por parte de Santa Teresa de Jesús de uno de sus Carmelos Descalzos, fue el lugar elegido para que los sacerdotes de la diócesis de Jaén celebran el tradicional retiro de cuaresma. Tras la acogida y la oración inicial, la plática espiritual corrió a cargo del P. Antonio Ángel Sánchez Cabezas OCD, del Convento de San Juan de la Cruz de Úbeda. El retiro tuvo lugar en el templo de las Madres Carmelitas. Tras la plática, en la que se profundizó sobre el estilo y los pasos de la oración en Santa Teresa de Jesús, hubo un largo tiempo de oración personal ante el Santísimo Sacramento. Durante su interesante ponencia, el P. Antonio utilizó diversas citas de escritos de Santa Teresa de Jesús, que posteriormente aportó para la reflexión personal.
La delegación del Clero, dirigida por el sacerdote D. Juan Arévalo, puso como objetivo que este espacio de retiro espiritual supusiera para los sacerdotes un estímulo para tener un corazón semejante al de Jesús, un corazón «fuerte y misericordioso, vigilante y generoso, que no se deje encerrar en sí mismo y no caiga en el vértigo de la globalización de la indiferencia», siguiendo las orientaciones de Mensaje del Papa Francisco para la esta cuaresma.
La jornada concluyó por la mañana con la celebración de la Santa Misa, que estuvo presidida por el Sr. Obispo de Jaén, D. Ramón del Hoyo, y concelebrada por el Sr. Obispo emérito de Cádiz- Ceuta, D. Antonio Ceballos, el vicario general, vicarios episcopales y los sacerdotes presentes. En su homilía, D. Ramón destacó algunos rasgos de la espiritualidad de Santa Teresa de Jesús: «el corazón de Santa Teresa fue sólo para Dios y desde ese fuego de amor brotaba en su vida todo lo demás, incluida la reforma del Carmelo. Experimentó ese amor en la soledad, como ella escribe: “Estar en soledad”, “a solas con Dios”. Disfrutaba en esta soledad y la buscaba. Era para ella una condición indispensable para entrar en la oración, para la contemplación, y así se lo enseñaba a sus monjas. Así arropado su espíritu, experimentó sobre todo ese amor de Dios, ante el Santísimo Sacramento, pero luego hacía de los demás ratos, hasta de los más sencillos, un canto continuado al Señor en su vida fraterna y de convivencia. Escribe en el Libro de las Moradas: “Entendemos, hijas mías, que la perfección verdadera es el amor de Dios y del prójimo y, mientras con mayor perfección, guardemos estos dos mandamientos, seremos más perfectas” (M 1.2, 17). Y, en Camino de Perfección escribe: “Aquí todas han de ser amigas, todas han de amar, todas han de querer, todas se han de ayudar” (C 4.7)».
Sobre el objetivo del retiro espiritual comentó que «el Señor nos ha reunido en esta jornada de oración sacerdotal, porque, en primer lugar, nos ama con especial predilección y para animarnos, de forma siempre nueva, a seguirle, hasta su cruz, muerte y resurrección. Camino de modelación de nuestros corazones y conversión nueva al Señor, rompiendo el muro de la indiferencia, como nos dice el Papa para esta Cuaresma, abriéndonos a su amor y al prójimo de par en par».
El Sr. Obispo también afirmó que la jornada diocesana de retiro espiritual era una buena ocasión «para ponernos por entero en las manos de Dios, como un día lo hizo Teresa de Jesús, para dejarle actuar en nuestro interior sin obstáculos. Buena ocasión también hoy para cantar con el salmista nuestro alegre agradecimiento porque nos ha librado, porque sacó nuestras vidas del abismo y nos ha hecho revivir. Porque ha cambiado nuestro luto en danzas y caminamos hacia la Pascua para renovar, hacer nuevos, nuestros compromisos bautismales y sacerdotales».
La jornada se prolongó, tras la comida fraternal, con la visita al Museo de Santa Teresa de Jesús y la subida a la «Cruz de los Trabajos» de la localidad de Beas.