Peregrinación de sacerdotes de Andalucía a Ars
28 abril de 2010 En el marco de este Año Sacerdotal, un grupo de sacerdotes de la Diócesis de Jaén se ha unido a la peregrinación sacerdotal andaluza a Ars (Francia) que ha tenido lugar la II semana de Pascua, y que ha reunido a más de 50 sacerdotes de las diócesis de Sevilla, Cádiz, Huelva, Jerez y Jaén.
Hemos visitado distintos lugares en un peregrinar espiritual, con una llamada a la renovación interior y al impulso de nuestro ministerio sacerdotal al estilo de Jesucristo-Sacerdote y animados por el ejemplo e intercesión de San Juan María Vianney y otros modelos sacerdotales. Este peregrinar ha contado con la guía, enseñanzas y orientaciones oportunas del Sr. Arzobispo de Sevilla y del Sr. Obispo de Huelva.
El primer día, nada más aterrizar en Ginebra (Suiza), celebramos la Eucaristía en una original iglesia, la de la Santísima Trinidad, que es de forma esférica, símbolo de la totalidad y perfección de Dios, construida sobre un pequeño estanque de agua, signo del nacimiento a la vida nueva por el Bautismo.
Rezamos Laudes en la iglesia del Santísimo Sacramento, en Lyon.
El día central de la peregrinación fue la visita a Ars, pequeño pueblo situado a 30 Km. de Lyon, donde pudimos seguir los pasos de San Juan María Vianney a lo largo de sus años como cura de esta Parroquia. La pequeña iglesia del siglo XII, fue reformada, mejorada y ampliada por el santo Cura. La Basílica actual (aunque él ya la tenía ideada), se construyó tras su muerte. En ella se conserva el cuerpo del Santo Cura en una bella urna, expuesto a la veneración de los fieles, que se acercan en gran número a este lugar. Este año es significativa la afluencia de sacerdotes de todo el mundo, como pudimos observar durante nuestra estancia.
También pudimos recorrer la casa del Santo, conservada en su estado original, mientras recordábamos aspectos significativos de su vida, que nos ayudaron para la reflexión y oración serena en la Basílica ante el Santísimo Sacramento. Tras la Adoración, y después del rezo del Rosario en la acogedora cripta de la iglesia, tuvo lugar la Celebración de la Eucaristía. Fue, sin duda, un día intenso.
Al día siguiente, visitamos las ruinas de la Abadía de Cluny fundada en el siglo X y que ejerció una notable influencia en la vida monástica y en la sociedad de toda Europa de los siglos posteriores. La localidad de Cluny, situada en el departamento de Saona y Loira, en la región de Borgoña, en el centro-este de Francia, creció alrededor de la antigua abadía.
Muy cerca se encuentra Taizè. El momento central del día fue la visita a la Comunidad ecuménica aquí fundada por el Hno. Roger y que tan buen fruto está dando en la Iglesia: una “parábola de Comunión”, una “primavera de la Iglesia”, como la definió el Papa Juan Pablo II en su histórica visita. Tras la acogida, oramos en la iglesia de la Reconciliación junto a más de 700 jóvenes, que esa semana se encontraban allí. Este número es pequeño si se compara con los 6.000 ó 7.000 que pueden llenar esta bella colina en Semana Santa o los meses de verano. Después de la comida, tuvimos un encuentro-diálogo con los hermanos de la Comunidad, y finalmente oramos en la antigua iglesia de Taizè, en cuyo jardín está enterrado el Hno. Roger.
Aún tuvimos tiempo de acercarnos a Paray-Le-Monial, encantador pueblecito de la Borgoña, que es símbolo de la devoción al Sagrado Corazón de Jesús por las apariciones de Jesús a la religiosa Santa Maragarita María de Alacoque (1647-1690) en el Convento de la Visitación. Allí Jesús le reveló el infinito amor de su Corazón. Muy cerca, también en Paray, visitamos la iglesia de San Claudio de la Colombiere (jesuita que fuera director espiritual de la santa), donde se veneran sus reliquias. Allí celebramos la Eucaristía. Visitamos también la antigua iglesia del Sagrado Corazón, que es como una pequeña reproducción de la gran iglesia de Cluny.
Otro día, en la ciudad de Lyon, donde nos alojábamos, visitamos, entre otras cosas, la Catedral y el Santuario de Nuestra Señora de Fourvière, un conjunto religioso que se encuentra en lo alto de una colina, visible desde cualquier punto de la ciudad. Aquí, desde el siglo XII, se venera a la Virgen como Patrona de la ciudad de Lyón. En la Capilla donde oró el Santo Cura de Ars y otros santos Celebramos la Eucaristía.
Antes de partir de nuevo hacia Ginebra, nos acercamos a la parroquia donde ejerció su ministerio pastoral el Padre Chevriér, fundador de “El Prado”, del que forman parte muchos sacerdotes en todo el mundo.
En el camino hacia el aeropuerto, ya en Suiza, peregrinamos al Santuario donde se encuentran los restos de San Francisco de Sales, en Annecy. Otro modelo sacerdotal e intercesor.
Han sido días de intensa experiencia de fe de profundización en el ministerio confiado por Dios y de fraternidad sacerdotal. Somos conscientes de que este ministerio «es un tesoro en vasijas de barro» (2 Cor 4, 7). En la homilía de la Misa Crismal de 2006, nos decía el Papa: «Ya no os llamo siervos, sino amigos: en estas palabras se podría ver incluso la institución del sacerdocio. El Señor nos hace sus amigos: nos encomienda todo; nos encomienda a sí mismo, de forma que podamos hablar con su “yo”, “in persona Christi capitis”. ¡Qué confianza! Verdaderamente se ha puesto en nuestras manos… Ya no os llamo siervos, sino amigos. Éste es el significado profundo del ser sacerdote: llegar a ser amigo de Jesucristo. Por esta amistad debemos comprometernos cada día de nuevo».
Decía el santo Cura de Ars: «Un buen pastor, un pastor según el Corazón de Dios, es el tesoro más grande que el buen Dios puede conceder a una parroquia, y uno de los dones más preciosos de la misericordia divina».
La peregrinación a Ars, como tantos otros acontecimientos de este Año Sacerdotal, nos ha podido ayudar a profundizar en el ser sacerdotal según el modelo de Cristo Sacerdote y Buen Pastor… Damos gracias a Dios.
Rogelio de Jesús Garrido Checa