Nuevas incorporaciones en el Máster de Pastoral Familiar
9 abril de 2014 Las cuatro familias de nuestra diócesis que están realizando la Especialidad Universitaria en Pastoras Familiar, organizado por el Pontificio Instituto Juan Pablo II, titulación otorgada por la Pontificia Universidad Lateranense (Roma), asistieron en Sevilla los pasados 4, 5 y 6 de Abril a la sesión trimestral de primavera de dicho Máster, con el gozo de completar su primer año de formación y con la incorporación de un nuevo matrimonio, Carlos y Mª Carmen, matrimonio de Martos que afianzan y profundizan en su amor conyugal en el Movimiento «Encuentro Matrimonial».
Cinco son las áreas de formación que conforman el Máster: Teológica, Filosófica, Psicopedagógica, Pastoral y Moral. Dentro de esta última, se impartió el modulo «Amor conyugal y vocación a la santidad» de la mano de D. Juan José Pérez-Soba, Doctor en Teología por el Pontificio Instituto Juan Pablo II, Vicedecano y Catedrático de Teología Moral en la Facultad de Teología San Dámaso de Madrid.
Don Juan José nos introdujo en el verdadero valor del Amor y su relación con la Santidad. «El amor no es un mero impulso o una actitud hacia otro, sino una luz que permite interpretar la propia vida en las circunstancias más diversas… pero esta interpretación desde el amor de Dios de nuestra vida es la que sin duda alguna se puede denominar santidad», señalaba. En estas jornadas de formación tratamos de especificar esa vocación general a la santidad, que está fundada en la vocación originaria del amor, en lo que corresponde a un tipo de amor específico: el amor conyugal. Profundizamos en sus características y peculiaridades y desarrollamos la dinámica del enamoramiento y sus etapas; desde la «inmutación», que es el momento de la aparición del objeto amado como fascinante (atrayente), pero que debe ser superado para no caer en una absolutización -considerándolo como el único momento afectivo- pues nos quedaríamos en un «amor romántico», en el que se sublima la experiencia. Las consecuencias de esta absolutización pasan por la dificultad de repetir la experiencia con la misma intensidad provocando frustraciones e insatisfacciones. La siguiente etapa debería ser la «inmutación», momento en que se supera la mera «impresión» para pasar al conocimiento afectivo. El dialogo afectivo que debe surgir tiene dos momentos la «coaptación», que es el descubrimiento de la armonía entre amos y la «complacencia» o aceptación y consentimiento del ser amado. También esta etapa puede presentar peligros si no es superada, quedarnos en un «amor cortés», que se denomina impropiamente «amor platónico», que se conjuga como un «amor idealizado». Y la etapa de la «intención» que engloba el resto de los actos y en la que se ha de realizar la entrega efectiva, libre y amorosa al otro, integrando el fin verdadero e incorporando los elementos básicos del amor conyugal de totalidad, corporalidad y fecundidad.
Como siempre mientras los matrimonios estábamos en las clases, nuestros hijos acompañados de sus monitores, disfrutaron de juegos, dinámicas y catequesis adaptadas a su edad. Y como no, el encuentro con los demás participantes en los momentos de oración y las tertulias fueron momentos propicios para compartir y enriquecernos con las distintas realidades pastorales de otras diócesis. En definitiva un gran gozo que vivimos como un don de Dios.
Ricardo Cobo