Las confirmaciones regresan a la Prisión Provincial
17 noviembre de 2022Desde el año 2010, y de forma ininterrumpida hasta la pandemia, la Prisión Provincial ha acogido, cada año, la celebración del Sacramento de la Confirmación. Después de dos años, este martes, el Obispo de Jaén volvía a administrar este sacramento de iniciación cristiana a 21 internos, además, otro de los presos recibía las aguas del bautismo.
La labor de acompañamiento de los voluntarios de la Pastoral Penitenciaria da sus frutos, y es que muchos de los internos conocen a Cristo a través de estas visitas, o se acercan de nuevo a la fe después de mucho tiempo, por la alegría contagiosa que transmiten estas personas enamoradas del Señor. Para recibir la efusión del Espíritu Santo, los 21 internos han sido preparados por estos voluntarios y los capellanes a través de distintas catequesis.
En la celebración, junto a los privados de libertad estuvieron los voluntarios de la pastoral, los capellanes y algunos seminaristas.
El Obispo mostró su alegría por poder participar en este sacramento. En su homilía, Monseñor Chico Martínez les habló a los internos de los tres sacramentos de la iniciación cristiana y lo que significan cada uno de ellos: la semilla de la fe que siembra en el bautismo; cómo la confirmación lleva a la acción en el mundo y cómo la vida en comunión con Dios y los hermanos es la fuente de la que bebe cada cristiano para afrontar su misión diaria.
Después de sus palabras, se llevaron a cabo los dos sacramentos: el del bautismo y la confirmación. Muchos de los voluntarios de la pastoral ejerecieron como padrinos de los internos.
Al terminar la celebración todos se acercaron a agradecer al Obispo su presencia y a despedirlo. Don Sebastián anunció que el próximo día 24 de diciembre, Nochebuena, participará con ellos en la fiesta de la Natividad de Nuestro Señor, con la tradicional bendición de los belenes. La fiesta de los padrinos y confirmados continuó hasta la hora de volver a los módulos.
Desde la pastoral penitenciaria dan gracias a Dios por el derroche de sus dones en este lugar periférico de la sociedad, pero que para Él y para la Iglesia de Jaén ocupa del centro del corazón.