Labor callada y eficaz de los misioneros en favor de Haití

23 enero de 2010

Haití     Desde que el pasado 12 de enero Haití sufriera un terrible terremoto que ha provocado un desastre humanitario de gran escala, son muchas las informaciones sobre el trabajo de los voluntarios, los soldados y los cooperantes de diferentes lugares. Más silenciosa hasta ahora ha sido la labor de los religiosos y religiosas en el país. Son muchas las congregaciones religiosas que llevan muchos años trabajando en la isla caribeña, y que permanecerán allí cuando los voluntarios y los periodistas se vayan de nuevo.
     Muchos religiosos han partido hacia Haití desde la República Dominicana para sumarse a las labores de rescate y atención de los damnificados, coordinadas todas ellas por la CONDOR – Conferencia Dominicana de Religiosos y Religiosas. Es el caso, entre otros, de un grupo de Religiosas Mercedarias de la Caridad, que ya han viajado a Puerto Príncipe para atender a las necesidades de los enfermos.
     La CONDOR ha hecho público un comunicado en el que informa sobre la situación de las comunidades religiosas en Haití. Además han confeccionado una lista de centros en los que se puede colaborar.
     A través del Servicio Misionero de Noticias y de la agencia Fides, hemos recibido nuevas comunicaciones sobre la situación de algunas de las Congregaciones.

     El padre jesuita Ramiro Pàmpols ha comunicado: “Estamos por el momento, sumidos en una especie de caos y de callejón sin salida. Veremos cómo nos vamos rehaciendo en los próximos días. El Señor ama especialmente a los pobres y estoy seguro que nos acompaña, aun en el misterio del mal y del dolor”.
     La Congregación del Espíritu Santo, por via e-mail, ha recibido noticias de que parte del colegio espiritano de San Marcial y la capilla han sido destruidos por el terremoto. “No sabemos si ha habido pérdidas de vidas humanas entre los espiritanos haitianos o de nuestros misioneros que allí trabajan”.
     También los franciscanos, a través del ministro provincial de Centroamérica comunican: “Todos ellos -16 hermanos distribuidos en 3 fraternidades-, están vivos. Una de las casas ha quedado muy dañada. Necesita ser reconstruida. Los hermanos necesitan de nuestra solidaridad para asegurar ayuda sanitaria a la población en el dispensario donde trabajan”.
     Sin embargo, un sacerdote argentino de la Orden Franciscana que trabajaba como misionero en Haití desde hace dos años se encuentra entre los desaparecidos por el terremoto, según informó su hermano a una televisión local. La familia de Antonio Mancuello, de 57 años, no ha sabido nada de él desde que se produjo el desastre, explicó su hermano Martín al canal de noticias argentino C5N.
     Los javerianos, que tienen varios centros en Haití, han informado que ninguno de sus hermanos ha fallecido en el terremoto. Se trata de religiosos norteamericanos, como los hermanos Harry Eccles y Michael McCarthy, que atendían un orfanato. Alguno de los edificios ha sufrido daños.
     Desde el monasterio benedictino de Morne Saint-Benoît, un hermano hizo llegar al secretariado de la Orden Benedictina subiacense un mensaje en el que informa que en el monasterio, que ha aguantado bien la sacudida, no hubo fallecidos.
     El sacerdote salesiano Attilio Stra, uno de los supervivientes, señaló por correo electrónico que los más de 200 alumnos (algunas fuentes hablan de 500) del destruido colegio de Don Bosco en Puerto Príncipe “se deben considerar como muertos junto con algunos del personal laico”. La oficina de prensa de los salesianos señaló que el padre Stra afirmó que el terremoto acabó con “la obra San Juan Bosco de Puerto Príncipe y las pequeñas escuelas de Padre Bonhem confiadas a los salesianos”.
     Así mismo, se informó que durante el seísmo el también sacerdote salesiano, padre Olibrice Zucchi, logró salvarse al lanzarse “por una ventana de la oficina en la cual estaba trabajando”. El 15 de enero se celebraron los funerales de dos estudiantes post novicios de filosofía, Atsime Wilfrid y Vibrun Valsaint, muertos con la destrucción del Instituto “San Francisco de Sales” en Fleuriot-Tabarre, Puerto Príncipe.
     También se ha conocido que “los cinco seminaristas camilianos han regresado a nuestra casa, están bien y ya están trabajando en nuestro hospital”, según comunicó el superior de la comunidad camiliana de Puerto Príncipe, padre Crescenzo Mazzella, al padre Antonio Menegon de la Secretaría Misiones Camilianas de Torino. “Nuestro hospital está en un discreto estado y funciona a pleno ritmo: ya han sido curados y dados de alta más de 500 heridos; al momento hay unos cien, que ocupan todo espacio posible -cuenta el padre Menegon-. Llegan continuamente heridos, con fracturas, hemorragias, traumas internos. Actualmente, acomodados bajo los pórticos, en los patios del hospital, hay cientos de enfermos. Aquí trabajan día y noche solo 3 médicos y 5 enfermeros, además de todos los miembros de la comunidad”.
     Según afirma otro religioso, el padre Joaquín Paulo Cipriano, todos los niños que frecuentan la escuela camiliana están vivos, y la estructura ha resistido los movimientos, los edificios del hospital han sido ligeramente dañados, sólo el depósito de agua corre peligro. El hospital trabaja a ritmo pleno, llegan heridos y moribundos que son tratados sin el auxilio de anestésicos pues estos se han acabado, afirma el padre Cipriano.
     La Curia general de los Jesuitas ha enviado la carta del padre François Kawas, delegado del padre provincial. En conjunto las casas y las obras de los Jesuitas han sido afectadas menos que las demás, y todos los Jesuitas han sobrevivido el sismo y están sanos y salvos, menos el padre Dérino Sainfariste, S.J. (Nonó), herido durante el derrumbe de un edificio.
     Los Misioneros Oblatos de María Inmaculada cuentan con unos 130 miembros, de los cuales dos obispos, la mayor parte haitianos. El terremoto ha dañado seriamente la sede de la casa provincial mientras la nueva construcción, que estaba junto a ésta, se derrumbó. El superior provincial, Gaspar Joint, comunicó que también el teologado ha sido destruido. Felizmente los formadores y los estudiantes que se encontraban en ese momento en el edificio se salvaron. Los otros estudiantes OMI estaban en el Centro de estudio para religiosos, Cifor, participando en una conferencia, el edificio se derrumbó y uno de los estudiantes oblatos falleció, se trata de Weedy Alexis, 28 años.
     La Congregación de las Misioneras de la Inmaculada Concepción (MIC), presentes en Haití con 49 religiosas, ha sufrido mucho. Sor Louise Denis, superiora general, declaró a Fides: “Logré hablar con nuestras hermanas un día después del terremoto y, gracias a Dios, están todas bien. Lamentablemente los daños a los edificios son enormes. Las hermanas están acampando fuera por temor a un derrumbe. Estamos profundamente conmovidas con todo lo que está sucediendo… Rezamos al Señor para que acompañe a las víctimas, y para que la ayuda que está llegando pueda de algún modo aliviar el sufrimiento de las víctimas”.
     En Puerto Príncipe, las Hijas de María Auxiliadora (FMA) cuentan con seis comunidades. En algunas comunidades se han producido daños considerables. Una joven religiosa se encuentra herida en un hospital.
     “Es la hora de las lágrimas, hay desolación por todas partes”, escribe el padre Maurice, sacerdote monfortiano. La congregación tiene en Haití una docena de comunidades en las que trabajan unos 50 sacerdotes religiosos. A ellos se agregan unos 20 estudiantes.
Según las informaciones enviadas por el padre Alfio, de la Secretaría provincial de los Misioneros Montfortianos, nueve seminaristas han muerto y se teme la suerte de un sacerdote, el padre Jean Baptiste. Probablemente fue aplastado por los bloques de cemento de la casa de acogida de Baussan, que se desmoronó cuando el sacerdote trataba de salir.
     Los nueve seminaristas, ocho teólogos y otro seminarista recientemente llegado del Perú, estaban participando en una conferencia en el Cifor (Instituto de estudios para los religiosos y las religiosas), cuando la estructura se desmoronó sobre el autobús que ocupaban mientras se aprestaban a dejar el lugar: fueron así aplastados por las placas de cemento y fue imposible intervenir.
     Tres religiosas de la Congregación de las Hijas de la Sabiduría, de la familia Montfortiana, fallecieron en la casa de acogida en Carrefour, que se derrumbó por el terremoto: sor Marie-Flore de St Cyrille, sor Marguerite du Calvaire y sor Christine-Marie de Montfort (francesas, en misión desde hace más de 40 años). Las tres fueron enterradas el 15 de enero. Otras tres religiosas permanecen aún bajo los escombros de la misma casa y hay pocas posibilidades de encontrarlas aún con vida.
     Según las informaciones del padre Mario Boies, superior provincial de los Redentoristas, “ningún redentorista ha muerto por el terremoto. Todos están vivos. Un redentorista ha quedado levemente herido. Otro ha perdido a su madre y a su hermana. La iglesia de San Gerardo de Puerto Príncipe ha sido reducida a escombros. La parte nueva de la casa de los estudiantes ha sido destruida y los estudiantes viven ahora en el jardín. La reconstrucción costará alrededor de dos millones de dólares”.
     El secretario general de los Padres Dominicos, refirió a Fides una reciente comunicación con el padre Manuel Rivero, vicario de Haití. En Haití trabajan siete dominicos, y todos están vivos. La Familia Dominica cuenta también con la presencia de las Hermanas de la Caridad Dominicas de la Presentación de la Santísima Virgen, que tienen dos casas en Haití. Una de las hermanas ha quedado herida y las demás han sido salvadas del terremoto que destruyó completamente una de sus casas.
     El padre Manuel Rivero refirió que el día 15 lograron extraer de los escombros el cuerpo de uno de los estudiantes de la escuela administrada por los dominicos, y a transportar el cuerpo a pie, porque las calles están completamente bloqueadas. Muchos otros supervivientes han sido acogidos en la casa de las Hermanas de Cluny, que ha resistido el terremoto.
     Desde la CONFER, queremos agradecer a todas las Congregaciones, sus aportaciones a la cuenta abierta para colaborar con Haití. Las necesidades aumentan por días y la solidaridad continúa siendo muy importante.

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