“La noche de los testigos” muestra la situación de martirio que viven los cristianos en el Próximo Oriente
5 mayo de 2016Organizado por Ayuda a la Iglesia Necesitada, la parroquia de Cristo Rey acogió en la tarde de ayer “La noche de los testigos”, un acto, que hizo reflexionar a los presentes con el testimonio de un sacerdote que durante una década ha estado destinado a distintos lugares del Próximo Oriente, y en el que narró de primera mano, la grave situación que en la actualidad viven los cristianos en estos países de mayoría musulmana.
El Padre, Rodrigo Miranda, sacerdote chileno fue el encargado de dar su testimonio como misionero en lugares como Jordania, Belén, la Franja de Gaza, Tierra Santa, y Alepo, la ciudad Siria en el que permaneció como párroco hasta hace pocas fechas. De allí contó como los cristianos son masacrados sistemáticamente por el hecho de hacer pública su fe.
El testimonio desgarrador del Padre Miranda conmovió a un auditorio repleto de público, que quería conocer cómo viven los cristianos allí donde nació nuestra religión. Según narró el sacerdote misionero, los cristianos de estas zonas, que son en torno a un 10 por ciento de la población, viven perseguidos a causa de su fe. Son los mártires del siglo XXI, ya que en lugares como la ciudad siria de Alepo, asesinar a cristianos, en la mayoría de las ocasiones de forma cruenta, puede recordar a los primeros siglos del cristianismo.
A pesar de la situación de guerra y de ataque constante que sufren las minorías cristianas, Miranda explicó que para los cristianos perseguidos, esa persecución es una bendición, ya que con su testimonio y con su martirio hacen vida las palabras del Evangelio, “Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el Reino de los cielos. Bienaventurados seréis cuando os injurien, os persigan y digan con mentira toda clase de mal contra vosotros por mi causa. Alegraos y regocijaos porque vuestra recompensa será grande en los cielos”. (Mateo 5, 10-12)
El Padre Rodrigo Miranda aseguró en su testimonio que, “los cristianos de Alepo pierden todo, menos su fe”, a la vez que añadió, “los cristianos de estas zonas tienen los mismas preocupaciones que nosotros pero con los ojos puestos en el cielo”.
En su conferencia, Miranda explicó, que “el sacerdote, por serlo, es un blanco particular de las persecuciones religiosas”, y recordó a muchos compañeros suyos que perdieron la vida por defender su fe en Cristo, con estas palabras, “Un misionero esta tan convencido de que la fuerza de estos cristianos está en Jesucristo y que dan testimonio de su fe hasta la muerte”.
“La noche de los testigos” y el testimonio del Padre Miranda fue para gran parte del público presente una conmoción, al comprobar, que lo que muestran los medios de comunicación es una ínfima parte del verdadero calvario que estas familias viven. Rodrigo Miranda narró cómo mientras él oficiaba misa en la Catedral de Alepo, las bombas estallaban a pocos metros. Familias enteras asesinadas, niños, mujeres, hombres… a los que él veía en la Iglesia. Detalló distintos casos de hombres y mujeres martirizados de formas atroces por no renegar de Jesucristo, a pesar de saber que eso les costaría la vida. “A quien me niegue ante los hombres, lo negaré yo también ante mi Padre, que está en los cielos” (Mt 10, 32). También explicó cómo los niños de allí antes jugaban con balones y ahora juegan “a hacer la guerra”, con balas reales que se encuentran en las calles. Pero a la vez, dio un testimonio de esperanza.
Hay que “vencer el mal a fuerza de bien, dando gracias a Dios”, afirmó, y quiso ir más allá, “Hay que dar las gracias a Dios haciéndonos fructificar en los que más los necesitan: El bien que hacemos aquí fructifica allí y la sangre de los mártires de allí nos redime en esta parte del mundo. Hagamos el bien y vivamos cómo cristianos”.
Para concluir su intervención, el Padre Miranda pidió a los asistentes rezar mucho y bien, difundir lo que está ocurriendo a los cristianos en el Próximo Oriente, ayudarlos materialmente, y “Ante las preocupaciones, no miren el suelo, miren el cielo”, como hacen los cristianos perseguidos, de los que dijo nunca están tristes, sino que siempre hay una sonrisa en sus labios.