La Iglesia jiennense implora la lluvia con Jesús de los Descalzos

2 mayo de 2023

Jornada histórica la vivida, este primero de mayo, en Jaén. Millares de personas, llegadas desde todos los puntos de la provincia, quisieron participar en la procesión de rogativa y posterior Eucaristía para pedir la lluvia.

Desde primera hora de la tarde, miles de jiennenses buscaban un lugar para poder ver el paso de Nuestro Padre Jesús Nazareno, “el Abuelo de Jaén”, que como ha ocurrido a lo largo de la historia, ha salido en procesión para ser intercesor ante las pestes, las catástrofes, o la falta de agua, como era en esta ocasión.

Cuenta el acta notarial del Descenso de la Virgen a la ciudad de Jaén, que en ese cortejo celestial que recorrió el arrabal de San Ildefonso en la gloriosa noche del 10 al 11 de junio de 1430, que la Señora iba precedida por lo que parecían las cruces parroquiales de la ciudad. Esa imagen, se repitió en la tarde de ayer cuando las cruces parroquiales de la ciudad de Jaén y de muchas parroquias de la provincia abrían el cortejo procesional que desde el Camarín de Jesús condujo al Nazareno de Jaén por las calles del casco histórico para encontrarse con miles de y ser seguido por millares de fieles unidos en piadosa oración.

 La última procesión de rogativas, también pidiendo la lluvia, tuvo lugar el 8 de marzo de 1949. Ayer se volvió a hacer historia en Jaén; Jesús de los descalzos salía de su casa y lo hacía siendo llevado a hombros por mujeres, por primera vez en su historia. Eran las costaleras de la Verónica que, con gran emoción, con lágrimas en los ojos portaban la imagen más querida y venerada de Jaén.

Procesión

A las puertas del Camarín, las voces blancas de la Escolanía de la Catedral entonaban cantos para recibir al Señor y fueron esas dulces voces las que acompañaron todo el recorrido de la rogativa.

El Obispo, Don Sebastián Chico Martínez, comenzó su oración explicando el sentido de la procesión de rogativa. La escasez de lluvia y la alarmante sequía, que afecta de manera particular a esta tierra, cuya gran riqueza está en el cultivo del olivar.

Después de incensar la imagen de Nuestro Padre Jesús, comenzó la procesión, que iba a tener cinco paradas de oración, en las que un grupo de fieles fueron leyendo la Palabra de Dios e hicieron una plegaria, que concluía el Obispo de Jaén. Tras las cruces parroquiales, la Escolanía, después, la imagen venerada de Jesús Nazareno. Tras ella, el Obispo y sacerdotes y cerraba el cortejo el pueblo fiel: millares de jiennenses que quisieron seguir, en profundo recogimiento, el cortejo hasta la Catedral.

Las Hermanas Carmelitas aguardaban a “el Abuelo” a las puertas de su convento. Religiosas de vida contemplativa, que de manera extraordinaria salían de su retiro para rezar ante la imagen de Jesús y pedir, ellas también, la lluvia. Después, la parada con los mayores en la residencia de los Condes de Corbull. Más tarde, la puerta de las Hermanas Eucarísticas de Nazaret, a la que siguió una alto a las puertas de la Basílica de San Ildefonso, otra en la Plaza de San Francisco y otra final a la puerta del primer Templo diocesano. En el recorrido, millares de personas. Profundo respeto, fervor y oración. La gente sencilla entonaba “Viva el Abuelo”, “Viva Nuestro Padre Jesús”, ante una estampa inédita que nadie había contemplado: que, al inicio del mes de mayo, Nuestro Padre Jesús Nazareno recorriera las calles de su Jaén, un Jaén sediente de agua que calme la sed de los campos, limpie el ambiente y dé esperanza a los que se dedican a la agricultura.

Eucaristía

Con media hora de retraso daba comienzo la celebración eucarística. La Catedral, abarrotada, aguardaba una estampa singular, ver entrar, en la que fue su casa por décadas, al Señor de Jaén. El órgano entonaba el himno del Maestro Cebrián ante el alma empañada de miles de cristianos que aguardaban la llegada del Nazareno.

Una vez colocado en el altar, dio comienzo la Santa Misa. El Hermano Mayor de la Cofradía de Nuestro Padre Jesús, junto con otros miembros de su Junta de Gobierno se encargaron de las lecturas. El diácono permanente, D. Jesús Beltrán, proclamó el Evangelio.

Autoridades, como miembros de la Corporación Municipal, el delegado de Justicia de la Junta de Andalucía, Javier Carazo o la secretaria general de Salud, María Luisa del Moral, se hicieron presentes en la celebración, así como el presidente de la Agrupación de Cofradías, Francisco Sierra y miembros de otras Hermandades y Cofradías de la ciudad y de la Diócesis.

Homilía

Monseñor Chico Martínez comenzó su predicación explicando el porqué de la rogativa. “Desde hace más de un año, incluso podríamos decir que, desde los últimos años, estamos viviendo una grave sequía en nuestra tierra, en nuestra Comunidad andaluza y, también, en la mayoría de las regiones españolas. Realidad que está afectando gravemente a nuestra agricultura, a los 66 millones de olivos que constituyen el motor principal de nuestra economía, de donde se sostiene, principalmente, nuestra sociedad, nuestras familias; que está afectando a nuestra ganadería, a la industria, a los servicios y al consumo humano. La falta de lluvia nos afecta a todos y a todo. Pensemos en nuestros pantanos, acuíferos y fuentes, en nuestras sierras, en nuestros cuatro Parques Naturales, en todo nuestro ecosistema que es tan rico en toda nuestra provincia”.

A continuación, quiso reflexionar sobre el poder de la oración y de la fe de los que creen: “Jesús en el Evangelio nos dice: “Pedid y se os dará, buscad y encontraréis, llamad y se os abrirá; porque todo el que pide recibe, quien busca encuentra y al que llama se le abra” (Mt 7,7). Con esta oración humilde y confianza, nos ponemos ante Dios, en este día, toda nuestra Iglesia de Jaén, como un único pueblo, con un solo corazón, unidos en una misma petición: ¡Señor, necesitamos la lluvia que riegue nuestros campos! La oración es la actitud propia del cristiano ante Dios, es fundamental en la vida del cristiano. Quien no ora va viendo cómo Dios va muriendo progresivamente en su corazón hasta llegar un día en que Dios ya no es nada en él. Pero la oración es una gran fuerza espiritual que desencadena una enorme fuerza, energía, que nos hace lograr lo que por otros medios es imposible, y que solemos llamar milagros. Seamos insistentes, constantes, en nuestra oración”.

De igual modo, quiso aprovechar la fiesta de San José obrero, la fiesta del trabajo, para reivindicar un trabajo digno para todos. “No quiero terminar mis palabras sin tener presente la realidad que en día estamos celebrando, coincidiendo con San José Obrero, el día internacional de todos los trabajadores, recordando una cita de la encíclica de San Juan Pablo Evangelium Vitae (n 79): «El compromiso al servicio de la vida obliga a todos y cada uno. Es una responsabilidad eclesial, que exige la acción concertada y generosa de todos los miembros y de todas las estructuras de la comunidad cristiana». Pidamos para que no falte el trabajo digno en nuestra tierra y para que se creen estructuras que posibiliten el ámbito laboral adecuado para todas nuestras gentes y las generaciones venideras”.

El Prelado del Santo Reino concluyó sus palabras animando a confiar en los milagros, en los grandes y en los pequeños de cada día. “Confiemos en que nuestra oración sincera, confiada y perseverante puede alcanzar la tan deseada agua para nuestra tierra”. El silencio propio de la celebración se rompió con un ovacionado aplauso al concluir sus palabras.

Al finalizar la Santa Misa, Don Sebastián bendijo con el Santo Rostro a Jaén y a sus campos desde los cuatro puntos cardinales, en los balcones de la Catedral bajo la atenta mirada de miles de jiennenses. Después salía, con dirección al Camarín la imagen de Jesús, acompañado, hasta llegar a su casa, por miles de jiennenses que rogaban a Dios por la tan preciada y necesaria lluvia.

Galería fotográfica: «Procesión de rogativas con Nuestro Padre Jesús Nazareno»

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