La Diócesis celebra, con una Eucaristía, la beatificación del Padre Torres
16 diciembre de 2024Este domingo de la Alegría, tercero del tiempo de Adviento, la Diócesis se reunió, en torno a su Obispo, Monseñor Chico Martínez, para dar gracias a Dios por la reciente beatificación del Padre Torres, cofundador de las Hermanas de la Cruz.
Fue el pasado 9 de noviembre cuando este sacerdote, natural de la isla de la Gomera, fue elevado a la categoría de beato, en Sevilla. Fue durante una multitudinaria celebración, que contó con la presencia del prefecto de la Causa de los Santos, el cardenal Marcello Semeraro y en el que además del Arzobispo de Sevilla, y otros obispos y arzobispo acudió el de Jaén, Don Sebastián Chico Martínez.
Una imagen insólita la de ayer en el primer Templo de la Diócesis, la de la presencia de las Hermanas de la Cruz, de las tres comunidades que hay en Linares, Torreperogil y Villacarrillo. Y es que estas contemplativas, que viven en una semiclausura, de la que solo salen para atender a pobres, enfermos y moribundos, acudieron este domingo de Gaudete hasta la Catedral para dar gracias a Dios por este regalo para su congregación.
Junto con el Prelado jiennense concelebraron una decena de presbíteros de la Diócesis, bien por su relación personal con las distintas comunidades de Religiosas de la Congregación fundada por Sor Ángela de la Cruz y el Padre Torres o bien porque son párrocos de las localidades a las que pertenecen estas comunidades.
Las lecturas, al igual que el acompañamiento musical, estuvieron participadas por las Hermanas de la Cruz y el Evangelio proclamado por D. Juan Antonio Marín, delegado para la Vida Eremítica y las Vírgenes consagradas, además de párroco de Ibros.
En el presbiterio, junto a un cuadro del Padre Torres, las Hermanas de la Cruz colocaron un relicario del beato.
Homilía
El Obispo de Jaén inició su homilía felicitando a las Hermanas de la Cruz, a la vez que agradecía su presencia en la Eucaristía de acción de gracias por la beatificación del Padre Torres. “Hoy, nos alegramos y damos gracias a Dios, por el Beato José Torres Padilla, mensajero del amor a Dios y al prójimo, que se ha convertido en la tercera persona vinculada con la Compañía de la Cruz que ha subido a los altares, después de santa Ángela de la Cruz y santa María de la Purísima. Verdaderamente es una gracia de Dios que, en tan poco tiempo, cuente esta querida familia de religiosas con tres grandes intercesores”, expresó el Obispo.
Después, quiso incidir en la figura de este sacerdote, en su proceso vital y en su necesario apoyo a Sor Ángela de la Cruz para lograr aquello para lo que se sintió llamada: “Conocido en la Sevilla del siglo XIX como “el Santero” por su contagiosa santidad, se involucraba activamente en la ayuda a los más desfavorecidos, incluso realizando tareas humildes en las casas de los pobres. Los testigos decían que, recorría incansablemente los barrios de la ciudad, especialmente Triana y otras zonas marginales, para atender a los pobres e indigentes. Entre aquellos que se beneficiaron de su guía espiritual estuvo Santa Ángela de la Cruz, a quien apoyó en la misión de fundar el Instituto de las Hermanas de la Cruz, obra excelente de caridad, que muchos fieles aman y admiran. Ante las muchas dificultades que tuvo que afrontar junto a Santa Ángela, él le solía repetir: “Tú, quédate en tu nada que Dios lo hará todo”. El beato confiaba plenamente en Dios y en su providencia. Cristo era su roca, el cimiento sólido que le daba consistencia y firmeza”.
Del mismo modo, Don Sebastián quiso recordar a los fieles congregados el carisma de esta congregación de mujeres que viven entregadas a Dios a través de los “últimos”: “Queridos hermanos, damos gracias a Dios por la vida y el ejemplo del Beato Torres Padilla y por su obra que sigue visible en medio de nosotros, en estas mujeres consagradas que cada día desean escalar la cumbre de la santidad subiendo peldaños de amor y fidelidad a la voluntad de Dios y al carisma fundacional.
Una Hermana de la Cruz, con su vida de entrega y sacrificio, su alegría y fe recia, su silencio casi permanente, su pobreza vivida con el más radical espíritu franciscano, su vida sin buscar la gloria ni el reconocimiento… nos ha hecho pensar en más de una ocasión, y nos ha ayudado a salir de nuestro egoísmo, de nuestra apatía y de la tentación de la indiferencia”.
Para concluir, el Obispo quiso pedir al Señor más vocaciones para la vida contemplativa, a la vez que nazca del corazón un agradecimiento por su entrega plena y fructífera: “Desde la humildad de sentirnos enriquecidos por Su Gracia, en todas estas mujeres, démosle gracias a Dios por estas vocaciones y por su mirada de amor que en ellas da a nuestra tierra jienense. Queridos hermanos, invoquemos la intercesión del Beato José Torres Padilla sobre cada uno de nosotros; su testimonio nos impulsa a vivir con alegría y fidelidad nuestra fe, para gloria de Dios y bien de nuestros hermanos. Y pidamos que sostenga a las hijas de la Compañía de las Hermanas de la Cruz en el carisma fundacional, nazcan nuevas vocaciones y nos ayude a todos nosotros a responder a la vocación bautismal y a la vocación específica, a la que cada día el Señor nos llama”.
Para finalizar la celebración eucarística, el Obispo impartió la bendición con el Santo Rostro, que fue, después venerado por las religiosas de la compañía de la Cruz.
Ya en la Sacristía, el Obispo mantuvo un breve encuentro con ellas y besó el relicario del beato Torres Padilla que las hermanas llevaron para la celebración.
Galería fotográfica: «Misa de acción de gracias por la beatificación del Padre Torres Padilla»