Jaén presente en las XXX Jornadas nacionales de Pastoral del Trabajo
4 diciembre de 2024Los días 23 y 24 de noviembre, la Delegación Episcopal de la Pastoral del Trabajo de Jaén ha asistido a las XXX Jornadas de Pastoral del Trabajo, que se han celebrado en Ávila, y en las que han participamos 185 personas de todas las Diócesis de España.
Bajo el lema «El gran tema es el trabajo», extraído de la encíclica Fratelli tutti, deL Papa Francisco, La Comisión Episcopal para la Pastoral Social y Promoción Humana de la Conferencia Episcopal ha convocado estas jornadas al cumplirse 30 años de la aprobación del documento La pastoral obrera de toda la Iglesia (POTI), emanado en la LXII Asamblea Plenaria del episcopado español, en las que ha participado la Pastoral del Trabajo de la diócesis de Jaén, con el delegado Episcopal de la Pastoral de trabajo D. Bartolomé Mateos al frente, su consiliario D. Pedro Montesinos y otros miembros del equipo de la Pastoral.
En el acto de inauguración, tras un momento de oración, tomó la palabra en su calidad de anfitrión el obispo de Ávila, monseñor D. Jesús Rico García. Además de dar la bienvenida a las personas asistentes a esa «tierra de santos y cantos», los animó a valorar «hasta qué punto se ha asumido la riqueza de este documento» [el POTI] en el conjunto en el conjunto de la Iglesia y a identificar «qué ha cambiado en estas décadas respecto a la cuestión del trabajo». El obispo confesó su sensación «de que la cuestión obrera es una gran ausente en la vida cotidiana de muchas comunidades cristianas» y se mostró preocupado por «el avance de una supuesta espiritualidad intimista y sentimentalista separada de la vida, eso que el papa llama “neognosticismo”, en contraposición a la auténtica espiritualidad evangélica».
A continuación, el obispo de Osma-Soria y responsable de la Pastoral del Trabajo, Mons. D. Abilio Martínez Varea, ha querido hacer «memoria agradecida» del recorrido realizado, subrayando que, aunque nunca se hace lo suficiente, en realidad «no venimos de tan lejos», en referencia a la creación de esta pastoral concreta en el seno de la Conferencia Episcopal Española, surgida como las restantes, a partir del Concilio Vaticano; especificando que estos dos días de encuentro servirán para seguir impulsando, renovando y reorganizando la pastoral obrera en las diócesis, parroquias y comunidades para atender especialmente el drama de la siniestralidad laboral, la precarización de las condiciones de trabajo que afectan especialmente a la población migrante y contribuyendo, en línea con el llamamiento del papa Francisco, a humanizar el trabajo, ante el avance de la tecnología y el economicismo.
Durante los dos días de trabajo fueron presentadas tres ponencias destacadas. La primera, bajo el título de «La pastoral del trabajo en la pastoral general de la iglesia» fue desarrollada por la Hna. Alessandra Smerille, fma, Secretaria del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral de la Santa Sede. En su ponencia, doctora economista salesiana instó a los participantes a que «como Iglesia podamos seguir denunciando, vislumbrando nuevas perspectiva y acompañando procesos» en favor de los «trabajadores descartados» por el sistema. Incluyendo en esta categoría amplia y heterogénea a quienes tienen escasa cualificación profesional o competencias obsoletas, a los temporales, migrantes, a quienes trabajan «en negro» y son explotados… y recordó que el papa Francisco «nos insta a elegir la fraternidad frente al individualismo y a escuchar la voz de los marginados de la sociedad, para llevarlos al centro del proceso de cambio» Destacó así mismo que «el trabajo no es sólo para ganarse la vida, sino que imagina y construye un mundo renovado, atento a la centralidad de la persona: “el trabajo es una dimensión indispensable de la vida social, porque no es sólo un modo de ganarse el pan, sino también un medio para el crecimiento personal, para establecer relaciones sanas, para expresarse, para compartir dones, para sentirse corresponsable en la mejora del mundo y, en definitiva, para vivir como pueblo” (FT 162)».
En la segunda ponencia, «El trabajo en el pontificado de Francisco» a cargo de Dra. Dª Emilce Culda, Secretaria de la Pontificia Comisión para América Latina defendió que «desde la pastoral del trabajo tenemos entonces un gran desafío pero lo debemos enfrentar con esperanza». Así, expuso cómo hoy por hoy «no estamos asistiendo al fin del trabajo, sino al fin de un modo de trabajo como empleo asalariado, en condiciones más o menos decentes y con garantías sociales, gracias a la organización de los trabajadores durante el siglo XIX y XX». Se refirió así a la realidad de la economía sumergida que requiere de un compromiso eclesial. «Si el trabajo es el principal organizador social, el desempleo es el principal desestabilizador. Hoy, más de la mitad de la población mundial activa trabaja desorganizadamente», reflexionó en voz alta la secretaria de la Pontificia Comisión para América Latina. Y no sé quedó ahí: «hay futuro, pero solo si se reconoce que “el trabajo es cuidado y el cuidado es trabajo”. Esta consigna es impulsada a partir del magisterio social del papa Francisco».
En la tarde-noche del sábado se celebró la Eucaristía, presidida por Mons. Martínez Varea, acompañado por una docena de sacerdotes, entre los que se encontraba D. Pedro Montesinos. Y la jornada finalizó con un brillante y a la vez sentido recital de poesía y música en el que fueron aflorando asuntos dolorosos relacionados con el mundo del trabajo.
En la mañana del domingo se desarrolló la tercera ponencia: «Una mirada agradecida a la pastoral obrera y del trabajo. ¿hacia dónde continuar caminando?», a cargo de D. Fernando Carlos Díaz Abajo, exdirector del Departamento de Pastoral Obrera de la CEE y consiliario General de la HOAC. Partió de la memoria de estas tres últimas décadas de pastoral obrera para abordarla con una «mirada contemplativa». Relató el sacerdote que, como Jesús, «hacemos opción preferencial por los empobrecidos del mundo obrero». Con este anclaje en las raíces, su meditación en voz alta le llevó a asegurar que «necesitamos reconfigurar la relación entre parroquias y movimientos apostólicos, descubrir el rostro que hoy ha de configurar nuestras comunidades parroquiales para servir, aquí y ahora, a aquellos con quienes caminamos».
Después de varias intervenciones, en la reflexión final se destacó la conveniencia de generalizar en la Iglesia Universal el acompañamiento y preocupación, de modo organizado, de las personas y familias trabajadoras, independientemente de su inclusión o no en la economía formal, así como la atención a la evolución de las relaciones laborales.
Entre las conclusiones más relevantes de las Jornadas se ha constatado la vulneración sistémica de la persona y el no reconocimiento de sus derechos, la marginalidad en l que viven los inmigrantes y la denostación del trabajo de cuidados. Sigue siendo un reto permanente la defensa de la centralidad de la persona humana. Una tarea en la que nos vemos tendiendo puentes con otras organizaciones sociales, obreras y eclesiales. Estas jornadas suponen un nuevo impulso para un ejercicio renovador del mensaje de la Iglesia con respecto al trabajo.
Delegación para la Pastoral del Trabajo