El último Círculo de Silencio del año propone Hospitalidad ante la Hostilidad hacia los refugiados
21 diciembre de 2016A las puertas del Albergue Municipal se dieron cita Red Jaén ciudad Abierta, Cáritas, el Secretariado de Migraciones de la Diócesis, entre otros colectivos, para celebrar el último Círculo de Silencio de este 2016. Este enclave fue elegido, como en años anteriores, como símbolo de los cientos de inmigrantes que recalan en la provincia de Jaén en busca de un trabajo durante la campaña de la recogida de la aceituna, y que en muchos casos no encuentran.
«Hospitalidad» frente a la «Hostilidad» es la propuesta de este Círculo de Silencio, en el que se han ido recordando todos los sucesos que han marcado la dura realidad de los migrantes y refugiados durante este 2016. Un año en el que las personas que huyen de su tierra de origen en busca de un futuro más digno para ellos y sus familias han tenido que sufrir en su propia piel como Europa cierra sus fronteras, mientras que en el Mediterráneo han desaparecido 10.000 menores, y 26.000 llegaron a nuestro continente sin ningún tipo de acompañamiento; o como la situación de los sirios en Lesbos es alarmante y los cientos de refugiados que se encuentran allí sin ninguna vía de escape ni poder seguir su camino; o los cerca de 4.000 inmigrantes que viven hacinados en cortijos abandonados en Almería. Son los jornaleros que trabajan en los invernaderos recogiendo frutas y verduras 14 horas por 30 euros al día y sin derecho a una vivienda digna…
Con la lectura de cada uno de los temas sobre los que se han reflexionado en los Círculos de todos los meses, los asistentes iban cogiendo una cuerda, como signo de frontera, hasta quedar los doce meses unidos por esa frontera simbólica. A continuación, se leyeron doce propuestas de Hospitalidad para los refugiados y migrantes que buscan, dentro de nuestras fronteras, una vida más humana que la que dejan tras de sí: Dignidad y derechos, reubicar y reasentar a las personas prometidas, reforzar las vías de acceso legal a Europa, hacer de la nuestra una sociedad una sociedad que quiera incluir. Entre las doce proposiciones de Hospitalidad se recordó que «las personas migrantes son portadoras de esperanza. Esperanza de un mundo en paz, de que es posible una vida mejor».
Uno a uno, los que habían quedado encerrados dentro de la cuerda, fueron soltándola y cogiendo una vela como símbolo de luz, de esperanza en un mundo más justo y humano; todo ello con la música en directo de voluntarios, que creó un clima propicio para la reflexión y la oración. Finalmente, en el Círculo quedó iluminada una posada que muestra la acogida a los hermanos migrantes.
Como es habitual, hubo también tiempo para la participación de los asistentes, quienes aportaron, con sus reflexiones en voz alta, su visión sobre la realidad que viven estos hermanos nuestros. El acto culminó con la canción de Dani Martín, «Caminar», como ejemplo de esperanza, de un futuro mejor para todos los que viven en su piel el drama de la inmigración y la hostilidad de no ser acogidos por los países más desarrollados.