El Sr. Obispo celebra confirmaciones en el Centro Penitenciario de Jaén

22 julio de 2010

Confirmaciones en la prisión     Por primera vez, el Sr. Obispo D. Ramón del Hoyo López ha administrado el sacramento de la Confirmación a un grupo de reclusos del centro penitenciario de  Jaén. En la celebración de la eucaristía, que tuvo lugar en la capilla del centro penitenciario, nos  reunimos los padrinos (entre ellos varios voluntarios del equipo de esta Delegación y funcionarios del módulo 7), los confirmandos (13 internos y una voluntaria del equipo), internos del módulo 7 invitados por los compañeros que se confirmaban, el resto de voluntarios de Pastoral; los familiares no fueron autorizados para ese momento.
     Previamente el viernes anterior habíamos celebrado el sacramento de la Penitencia y el ensayo de la ceremonia. Como Cornelio con su familia llamó a Pedro para que viniera a su casa, igualmente nosotros habíamos llamado a nuestro Pastor para que viniera a imponer las manos a estos fieles suyos e invocara sobre ellos la plenitud del Espíritu. Iniciamos la celebración con un canto pidiendo a Dios que abriera los cielos sobre nosotros, su pueblo; en el acto penitencial pedimos perdón a Dios.

     Si hacía calor en la capilla por la temperatura que de esa mañana de julio, más fuego aun ardía en los corazones de todos cuando el Sr. Obispo fue imponiendo las manos y crismando con la señal de la cruz a cada uno de nuestros hermanos. Entre las preces de los fieles, además de las indicadas por el ritual, se escucharon otras escritas por  los internos
     En el momento de las ofrendas, los internos fueron presentado el pan, el cáliz, las flores, la concesión de un primer permiso, uno de los diplomas entregados por Pastoral al terminar los cursos, unas fotos de la convivencia que Pastoral organizó en el Santuario de Guadalupe con alumnos de la SAFA de Úbeda, las cadenas rotas que la imagen de Ntra. Sra. de la Merced tiene en sus manos, y , por último, un interno del módulo 7 entregó un crucifijo hecho de marquetería, que después fue regalado al Sr. Obispo como recuerdo de esta celebración.
     Llegó el momento de compartir la paz que cada uno habíamos recibido en nuestros corazones; todos intercambiamos los abrazos: funcionarios, internos, laicos, sacerdotes, Obispo. Realmente Jesús es el Cordero que quita el pecado que divide a los hombres.
     La seguridad de que nada es imposible para el Dios que nos fortalecía en la comunión nos quitaba el miedo, las dudas ante el futuro. Es verdad que una foto no puede expresar tanta emoción y gracia vividas esa mañana, pero la foto nos serviría como testigo de ese acontecimiento que había sucedido dentro de la prisión; así lo pidió el Sr. Obispo y así fue. Todos juntos en una foto de familia de Dios.
     El canto final fue una afirmación: El Sr. Obispo, la Iglesia, Dios puede contar con nosotros, los que vivimos por el tiempo de la condena en la cárcel de Jaén, los que trabajamos en ella como funcionarios y los que evangelizamos en ese lugar, enviados y en nombre de la Iglesia.
     Por último, el Sr. Obispo les regaló a los confirmados el Evangelio de Marcos, un libro sobre la vida del nuevo beato Manuel Lozano Garrido “Lolo” y nos invitó a todos a unos refrescos y aperitivos, tomados del economato, aunque él no pudo acompañarnos porque se iba a visitar al padre enfermo de un sacerdote.
La alegría y los cantos duraron hasta el momento en que había que volver al módulo. Gracias al Espíritu Santo y a todos los hombres que han hecho posible esta celebración del sacramento de la Confirmación en este centro penitenciario de Jaén.

     José Luís Cejudo, Delegado pastoral penitenciaria

     Fotos del acto

Con estas palabras explican los confirmados la experiencia de aquella mañana de la CONFIRMACION

 “Cuando iba para la Capilla estaba tranquilo, pero cuando comenzó la ceremonia me fui emocionando hasta el punto que tuve que controlarme para no llorar y así estuve hasta el final.”
 “Lo viví muy intensamente y pude ver lo mejor de las personas, porque ese día no hubo Obispo, ni curas, ni funcionarios, ni voluntarios, ni presos, ahí estaba un grupo de Personas, de Buenas Personas, un grupo de Cristianos.”
 “Recibí el calor y el amor de cada uno de los allí presentes, ese día recibí una inyección de vida, una inyección de Fe, fue tanto lo que recibí que no tengo palabras para expresarlo; Sólo Dios sabe lo que recibí, y a El le estoy agradecido porque sé que está  conmigo y que nunca me va a dejar.”
 “Ayer recibí el Espíritu Santo y me siento muy contento de haber encontrado a Dios y, aunque en algún momento eché en falta a mi familia, al momento me dí cuenta de que no estaba sólo y que mi familia estaba allí y, al momento, me puse contento y agradecido de pertenecer a la Familia de los Cristianos. Para mí ha sido el momento más importante de mi vida como cristiano y quiero agradecer a todos los que han hecho eso posible, porque para mí son un ejemplo a seguir y siempre ocuparán un lugar privilegiado en mi corazón durante el resto de mi vida”… “De verdad que os quiero con todo mi corazón, con mucho cariño”. M.M.

“Me ha parecido una experiencia extraña y, al mismo tiempo, agradable. Nervios y mucha alegría son las sensaciones que más he sentido y ahora me siento diferente”. J.F.R.

 “Para mí fue una cosa muy bonita y única, una experiencia inexplicable y aunque se echa mucho de menos a la familia, gracias a la Pastoral y Funcionarios que nos acompañaron, lo hicieron más llevadero. Para mí una cosa muy bonita e inolvidable. Gracias por todo a la Pastoral y a todos los que nos acompañaron”. J.G.C.

 “Ha sido profundamente emocionante, en ciertos momentos me sentí libre y muy cercano a Dios y a todas las personas allí reunidas.”
 “Es cierto que hubo un momento de soledad, pues sentí nostalgia de mi familia, sobre todo de mis hijos y mi querida mujer. Pero gracias a mis padrinos D. Manuel y Mª José (ellos fueron mi familia en ese momento), a Lerma que fue mi acompañante y al resto de compañeros, Pastoral Penitenciaria y al Sr. Obispo, me sentí querido y en paz con Dios y con el mundo”. A.C.G.

 “Una frase que nunca se me olvidará fue la de mi madrina Dña. Antonia, dijo: “…he sentido más nervios que en la confirmación de mi hijo…”. Esa frase  me llegó a lo más profundo de mi corazón”. Haciendo una reflexión, pienso cómo una persona que apenas nos conoce, que sólo nos ve como personas, que no le importa lo que hemos hecho, puede sentir eso por mí.”
 “ Ahí es cuando confirmo que Dios es grande y se manifiesta con su amor a través de las personas y nos hace sentir que El nos perdona y nos lo hace llegar por medio de sus hijos, nuestros hermanos que en este caso son Dña. Antonia, D. Jesús, Dña. Carmen, D. José Luis, Dña. María Luisa, Dña. María José, Dña. Emilia, D. Manuel, D. José Luis Domínguez, Dña Luisa, en fin, todas las personas de la Pastoral, Funcionarios, que en un día tan especial para nosotros, están a nuestro lado; dejan sus quehaceres, sus familias, su tiempo, para estar con nosotros ya que desgraciadamente nuestra familia no puede hacerlo. Ahí están ellos, que al fin y al cabo también son nuestra familia”.
 “¿Quién hace esto posible?. Dios, Jesús que su amor, su pasión por nosotros es tan grande que con estos gestos lo pone de manifiesto diariamente”. A.G.R.

 …”y con una tremenda emoción al sentirme con todas y cada una de las personas que estuvieron allí presentes. Tan querido y acompañado como si me hubiesen acompañado las personas más queridas de mi propia o verdadera familia…”. J.M.G.

 “Para mí fue un momento muy esperado. Sentí como las palabras que decía el Sr. Obispo me llenaban de paz y felicidad a la vez que mi corazón se abría a Dios Padre:”
 “En el momento en que el Obispo nos transmitió la bajada del Espíritu Santo, sentí una felicidad y se me llenó el corazón de espíritu libre y las ganas de hacer el bien a todas las personas que lo necesiten.”
 “Hubo un momento en que me eché a llorar y eso para mí significa que Dios me tocó con su mano y me dijo: Ponte en camino, y eso es lo que voy a hacer: extender la palabra de Dios”. J.J.

 “Todo comenzó cuando D. José Luis nos invitó a apuntarnos al taller de CAT. Al principio no sabíamos lo que íbamos a hacer en ese taller, pero cuando D. Juan Cózar y Dña. María Luisa empezaron a dar el taller y empezamos a ir y a encontrarnos todos los lunes por la tarde y compartir en una fría habitación un rato con Jesucristo y cuando salíamos, nos encontramos con una ganas de seguir luchando mucho mayor. A mí, personalmente, me revolucionó el alma.
 Durante el año hemos ido conociendo la vida de Jesús y cada semana con más ganas, hasta que un día nos dijo D. Juan que nos íbamos a confirmar. Nos explicó en qué consistía y para mí, cuando llegó el sábado, estaba supernervioso y cuando llegamos a la Capilla y habló nuestro Obispo D. Ramón y los sacerdotes y todos los allí presentes y ni la gran alegría que allí había, me parece que ha sido uno de los días más felices de muchos tiempos.
 Ha llegado a mi vida la paz y la felicidad que necesitaba mi alma y así poder seguir a Jesús.” R.E.A.

 Ha sido una gran experiencia que volvería a repetir cuantas veces fuese posible. Ya desde la tarde anterior en la que fui invitado para un ensayo, fue maravilloso. Al día siguiente, sábado, el día en que me confirmaba, la espera me desesperaba. Yo estaba preparado (aseado) desde las ocho de la mañana. Me sentía algo nervioso y con ganas de que nos llamasen para ir a Capellanía.”
 “Una vez, según entraba y bajaba las escaleras para la entrada a la Capellanía fue todo una fiesta en mi corazón una emoción venía, un sentimiento… y es que hay tantas personas buenas en el universo. Se me acercaban todas las personas conocidas para abrazarme, saludarme, darme un beso y amor, cariño”.
 “No recuerdo haber tenido un recibimiento de este tipo jamás en la vida. Intenté estar tranquilo en cada acontecimiento puesto que no existía motivo alguno para no estarlo. El señor Obispo, una persona muy simpática, muy agradable, nos contaba anécdotas que nos hacían reir. Por parte de los dos sacerdotes fue una misa en armonía, sus mensajes me llenaron bastante. Terminada la celebración comenzó otra nueva fiesta de fotos, abrazos y un gran banquete para refrescarme la boca y degustar unos variados entremeses. Una maravilla”. P.E.

 “Para mí ha sido uno de los momentos más agradables de mi vida. Me he emocionado mucho por cómo se dirigía el Obispo con tanta paz y amor que transmitía cuando hablaba. Me emocioné mucho y me encontraba lleno de alegría y de paz”. E.B.M.

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