El sacerdote D. Antonio Aranda publica un libro sobre los mártires del Clero Catedralicio en España
3 octubre de 2013 El canónigo de la Catedral de Jaén, D. Antonio Aranda Calvo, acaba de publicar el libro «Testimonio martirial del clero catedralicio en España a casusa de la persecución religiosa en el siglo XX», un valioso estudio de testimonio martirial de los canónigos españoles durante la persecución religiosa ocurrida entre 1936 y 1939.
Como asegura D. Pere Saborit, deán de la Catedral de Segorbe-Castellón y presidente de la Confederación de Cabildos Catedrales y Colegios de España, en la presentación del libro, D. Antonio Aranda “publica el mapa martirial español por regiones y en los distintos cabildos. Algunos capitulares de ciudades dónde no hubo persecución, son apresados y martirizados, en otras dónde ejercían ministerio de enseñanza o apostolado, o sencillamente habían ido de vacaciones, pues los acontecimientos se desataron en plena canícula. El listado tanto por nombres como de personas y ciudades nos ayudará a localizar rápidamente cualquier información que deseemos hallar. La obra presenta una extensa bibliografía, citando los manuscritos y fuentes orales”.
Saborit asegura, además, que “en sus reflexiones destaca la pérdida cualitativa de la Iglesia, al ser los biografiados hombres de cultura por sus titulaciones, por los cargos desempeñados, tanto en las catedrales y curias como en seminarios y universidades, archivos y patrimonio de la Iglesia”.
Por su parte, el autor de la obra asegura que “los testimonios de fe y fidelidad dados en la persecución del 1936-39, principalmente a través del martirio de tantos hermanos y hermanas, es muestra de la santidad de la Iglesia y en concreto de la Iglesia española; por ello debemos acogerlos con gozo y como una llama para la mayor entrega al Cordero Inmaculado que mereció la abundante sangre derramada de los hermanos sacerdotes que no precedieron. Ellos respondieron al Amor infinito de Cristo inmolado en la Cruz”.
“Dar a conocer tantas pruebas de amor y fidelidad al Señor es un deber de servicio a la verdad, de justicia a quienes las dieron, de reconocimiento a la fecundidad de la Santa Madre Iglesia, cuyo rostro, tantas veces afectado por nuestros pecados, sigue resplandeciente por la Santidad de su Fundador y de muchos hijos e hijas que se entregaron y siguen entregándose a Él hasta dar la propia vida”, explica Aranda.